Se enfrían las relaciones entre Berlusconi y la Santa Sede

Fracasa la oportunidad de aclarar las discrepancias al cancelarse una cena entre el primer ministro y Bertone



Berlusconi-frente-a-Bertone(Antonio Pelayo– Roma) Benedicto XVI recupera el movimiento de su mano derecha con cierta lentitud, a pesar de los programas de rehabilitación que le han ordenado los médicos que le atendieron después de la rotura de la muñeca de su mano derecha en Les Combes-Introd (Valle de Aosta), a mediados de julio. El Papa proseguirá su estancia en la residencia de Castelgandolfo hasta una fecha aún no determinada del mes de septiembre, en todo caso, hasta finales de mes. Su médico personal, el doctor Patrizio Polisca, controla la evolución del proceso y se muestra moderadamente satisfecho de la recuperación.

El Santo Padre, sin embargo, no parece manifestar preocupación alguna, pero desearía poder volver a escribir de su puño y letra cuanto antes. La vida transcurre, mientras tanto, con la brisa del lago Albano que alivia los tórridos calores, con su ritmo tranquilo: lecturas, paseos, música, pocas visitas.

El miércoles 26 de agosto, Benedicto XVI dedicó su catequesis de la audiencia general a la salvaguardia de la creación. Al ser más numerosos de lo habitual, los peregrinos fueron recibidos en dos tandas sucesivas en el patio del Palacio Apostólico; la segunda fue reservada a los de lengua alemana.

Bosque-quemado-en-Kenia“La Iglesia –dijo– considera los problemas ligados al medio ambiente y a su salvaguardia íntimamente conectados con el tema del desarrollo humano integral”. A este propósito, hizo varias citas de su encíclica Caritas in veritate, donde aborda esta problemática. “Advirtiendo –añadió después– la responsabilidad común por lo creado, la Iglesia no sólo se siente comprometida a promover la defensa de la tierra, del agua y del aire, dados por Dios a todos, si no que sobre todo trabaja para proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo. De hecho, cuando la ‘ecología humana’ es respetada dentro de la sociedad, también la ecología del medio ambiente se beneficia”.

Desde una perspectiva más global, el Pontífice recordó que “los gastos económicos y sociales derivados del uso de los recursos del medio ambiente comunes, reconocidos de modo transparente, ­sean soportados por los que se aprovechan de ellos y no por otras poblaciones o por las generaciones futuras. La protección del medio ambiente, la tutela de los recursos y del clima requieren que los responsables internacionales actúen conjuntamente respetando la ley y la solidaridad, sobre todo frente a las regiones más débiles de la tierra”.

Lo que ha sufrido una no ligera contaminación estos días han sido las relaciones entre la Iglesia y el Estado italiano, o más bien, entre el presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, y las autoridades de la Santa Sede. Un episodio que tal vez sólo pueda producirse en Italia, donde todas las fuerzas políticas intentan arrastrar a la Iglesia católica hacia el propio campo para hacer olvidar sus vergüenzas y sus trapos sucios. Episodio que, por todas las trazas, no empañará las habitualmente bonancibles relaciones entre la Santa Sede y los gobernantes italianos de todos los colores políticos, con algunos más que con otros, como es natural.

Vengamos a los hechos. Se había hecho público que el viernes 28 de agosto Silvio Berlusconi cenaría con el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, al finalizar la ceremonia de la perdonanza que se celebra todos los años en la ciudad de l’Aquila desde los tiempos del papa Celestino V, la última semana de agosto –el 29 de agosto de 1294, el monje-pontífice que luego renunciaría a la silla de Pedro hizo pública una bula gracias a la cual se concedía la indulgencia plenaria a quienes previamente confesasen sus pecados y recibiesen la comunión–. A la cena, organizada por el arzobispo Giuseppe Molinari, asistirían también varios ministros y el secretario de la Presidencia, Gianni Letta, hombre puente entre el Vaticano e il Cavaliere.

La acusación de ‘Il Giornale’

A ambas partes les parecía una ocasión propicia para restaurar el habitual buen clima en las relaciones Iglesia-Estado, después de las abiertas discrepancias sobre el tema de la emigración (Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, había llegado incluso a pedir la denuncia del Concordato) y después del enfriamiento causado por las noticias relativas a la licenciosa vida privada de Berlusconi.

El-Papa-ante-el-atrilYa en su día, no obstante, algún prelado (monseñor Domenico Mogavero, obispo de Mazara del Vallo) había mostrado sus reservas ante una “cumbre” que podría ser manipulada para demostrar que “aquí no ha pasado nada”. Sin embargo, ese mismo viernes el diario Il Giornale, propiedad de Paolo Berlusconi –hermano del jefe del Gobierno– soltó una andanada polémica, revelando la presunta homosexualidad de Dino Boffo, director del Avvenire, periódico de la Conferencia Episcopal Italiana. El director del periódico berlusconiano, Vittorio Feltri, acusaba al “supermoralista” de haber sido condenado por molestias de índole sexual, poniendo en evidencia su hipocresía.

La noticia hizo desencadenar, primero, las consultas, y después las reacciones. A mediodía del viernes 28, el subdirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Ciro Benedettini, anuncia que “se ha preferido cancelar la cena, cuyo costo será entregado a las víctimas del terremoto”. Por su parte, Berlusconi hace saber que “no comparte en absoluto lo que publica Il Giornale sobre el director del Avvenire, y “me disocio”, añadiendo que, “para evitar instrumentalizaciones”, no irá a l’Aquila como tenía previsto.

La noticia está al día siguiente en las primeras páginas de todos los periódicos italianos, que titulan “Tensión Berlusconi-Vaticano” (Corriere della Sera) o “Berlusconi, desencuentro con los Obispos” (La Repubblica). Obviamente, Il Giornale persiste en sus acusaciones. El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Angelo Bagnasco, por su parte, declara desde el santuario genovés de Nuestra Señora de la Guardia que el ataque al periodista católico “es de mal gusto y grave”, confirmando a renglón seguido su confianza en Dino Boffo (de 57 años de edad y durante los últimos quince, director del diario, que ha ganado en estima y valoración ante todos sus colegas).

Una interpretación equilibrada de todo este barullo la ha hecho, en unas declaraciones al Corriere della Sera, el director de L’Osservatore Romano, Gian Maria Vian. “La renuncia del presidente del Consejo –afirma– ha sido un gesto concordado, de responsabilidad institucional por ambas partes. Mucho más si tenemos en cuenta que las relaciones entre las dos orillas del Tíber son excelentes, como se ha confirmado en diversas ocasiones”. Visto con nuestros propios ojos, lo que más resalta en este incidente es que por ambas partes haya “halcones” y “palomas” que intentan imponer sus puntos de vista y sus estrategias a corto plazo en un terreno tan delicado como son las relaciones entre la Santa Sede e Italia. De momento tampoco nadie ha desmentido el consejo que su portavoz, Paolo Bonaiutti, le ha dado a Berlusconi: “Los gobiernos que se enfrentan con la Iglesia no duran mucho tiempo”.

Tal vez piense lo mismo el líder leguista y ministro del Gobierno, quien ha manifestado su disposición a visitar el Vaticano para explicar su política sobre las migraciones y para reivindicar las raíces cristianas de su partido. “Con la Iglesia –ha dicho Umberto Bossi– es necesaria una aclaración. Al Vaticano iremos yo y [el ministro] Calderoli”. Será bienvenida cualquier explicación por parte de quien había dicho no hace tanto: “El Vaticano es el verdadero enemigo a quien las camisas verdes ahogarán en el váter de la historia”.

¿TRAMPA A CAÑIZARES?

El padre Ciro Benedettini, subdirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede, ha desmentido que esté en marcha una “actualización” de la reforma litúrgica decidida y votada por los padres del Concilio Vaticano II. Según algunas fuentes, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal español Antonio Cañizares, habría presentado al Papa un borrador de disposiciones muy en línea conservadora (para entendernos), que daría al traste con la llamada “liturgia posconciliar”. Alguna fuente autorizada ha aconsejado a este periodista que escribe leer la noticia como una “primera trampa, que no será la última, tendida contra el cardenal Antonio Cañizares”.

Se habló de esto y de otras cosas en el curso de la LX Semana Litúrgica Nacional Italiana (que tuvo lugar del 24 al 28 de agosto en la localidad de Barletta), a la que el Papa ha enviado un mensaje de aliento para seguir adelante con la renovación del culto litúrgico.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.673 de Vida Nueva.

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