Sólo la voz

Disco-Sólo-la-voz(Maite López Martínez) Sólo la voz no es un disco al uso. Es casi un “experimento” sonoro, musical y espiritual. Como su propio título indica, las canciones están interpretadas a sólo dos cuerdas: las vocales. Ciertamente, Beatriz Grifol (autora, productora y solista del disco) destaca (y mucho) dentro del panorama músical cristiano por cualidades tan significativas como la profundidad y la calidez, en un timbre (y estilo) que se acerca al de la cantautora canaria Rosana.

El disco está pensado para generar momentos de oración o, mejor, para entrar en dicho estado. Varios son los elementos que hacen que esta producción destaque sobre otras con el mismo fin. El primero es que, junto con la melodía (desnuda y en primerísimo plano), los efectos sonoros (particularmente, la lluvia) están presentes en todos los temas. Se presentan como introducciones que preparan la escucha atenta del texto, pero también como parte esencial del encuentro con Dios. Brotan de la experiencia y el compromiso de la autora con pueblos y gentes asiáticos y pueden considerarse la expresión nítida de uno de los objetivos del disco: “Si no se entiende la utilidad de lo inútil y la inutilidad de lo útil, no puede entenderse el arte, ni a las artesanas de la Oración, no puede comprenderse el arte de sanar, el arte de la contemplación, la vida de mis hermanas (las Clarisas del monasterio de Nuestra Señora del Espino de Vivar del Cid, Burgos), la mía, ni este CD”. Son frases de la introducción del disco y toda una declaración de intenciones.

La selección del repertorio (himnos de la Liturgia de las Horas) es también significativa, cuidada y selecta. Una excelente fusión entre naturaleza (antropología), tradición (liturgia), arte (música) y fe (interpretación). Un disco muy original al que Beatriz ya ha anunciado continuidad.

mtlopez@vidanueva.es

En el nº 2.672 de Vida Nueva.

Compartir