Pino Jiménez: “Con la crisis, el mensaje de Jesús cobra actualidad”

Presidenta de la HOAC

Pino-Jiménez(Texto y foto: José Luis Palacios) Pino Jiménez (Las Palmas de Gran Canaria, 1964) ha sido elegida presidenta de la Comisión Permanente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Es soltera, maestra diplo- mada y psicopedagoga. Deja la dirección del Colegio Público “Las Vegas” de Vasequillo, en Gran Canaria, para trasladarse a Madrid. Ha sido delegada sindical por el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Canarias (STEC) y participa en la Asociación Canaria de Economía Alternativa. Como cristiana, siempre ha estado vinculada a la comunidad parroquial de La Sagrada Familia, en el barrio de las Alcaravaneras de Las Palmas.

¿Cómo afronta su nueva responsabilidad al frente de la HOAC?

Siempre intento realizar un discernimiento para valorar lo que se ajusta al Plan de Dios en cada momento. Asumo los retos con agradecimiento e ilusión, pero siempre con dosis de susto e inquietud por no saber, tal vez, estar a la altura de lo que se me pide. En estos momentos vuelve a aparecer esta mezcla de sensaciones. Experimento un sentimiento de gratitud que me lleva a afrontar la nueva responsabilidad con gran ilusión, pero no dejo de estar asustada.

¿Por qué ha aceptado esta nueva responsabilidad?

Mis circunstancias personales podían permitirme estar disponible para desarrollar el servicio, como llamada de Dios, que en estos momentos se me pedía. Los y las militantes han considerado que yo era la persona que querían para asumir la presidencia general y, con el desgarro que supone separarme temporalmente de mi familia, amigos, trabajo, lugar…, acepto, humildemente, la responsabilidad confiada en el Padre; me pongo en sus manos, porque experimento que Él me proporciona la fuerza en mi debilidad.

¿Qué le dice el hecho de ser la primera mujer presidenta de la HOAC en sus casi 70 años de historia?

Que me haya tocado a mí ser la primera mujer en asumir dicha función, me llena de orgullo y agradecimiento, pero también de una tremenda responsabilidad. Es tiempo de que las mujeres sigamos dando pasos hacia adelante, no desde entrar en competición con el género masculino, sino desde la certeza de que tenemos mucho que aportar. Hemos de facilitar el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad, aliviando los impedimentos que, en ocasiones, nos dificultan la aceptación de la misma.

¿Cómo valora el desarrollo de la reciente asamblea de la HOAC y su insistencia en ocuparse y preocuparse especialmente de los sectores más empobrecidos del mundo obrero?

Sólo estando al lado de las víctimas de aquellas situaciones que hemos detectado que manifiestan claramente el empobrecimiento y la deshumanización al que el sistema de producción y consumo actual nos arrastra, y con ellas, seremos capaces, entre todos y todas, de avanzar en la construcción de formas de vida y acción que pongan en el centro a la persona y su proyecto de humanización, que conduzca a una realización integral y plena.

¿Qué puntos fuertes ha podido descubrir en los militantes de la HOAC en la última asamblea?

La fortaleza de los militantes viene respaldada por sus testimonios de vida, por su larga experiencia en favor de los más necesitados y necesitadas de la clase obrera, en distintos frentes, toda ella impregnada de una gran mística cristiana hoacista. Ante cada testimonio de vida, una no puede sino descalzarse porque experimenta que está entrando en terreno sagrado.

¿Qué objetivos de futuro se han marcado?

La función de la Comisión Permanente de la HOAC, y por tanto, de su Presidenta, es dinamizar la vida de la HOAC general, a fin de ir respondiendo, con la ayuda del Espíritu, a la misión evangelizadora. Deseo estar cercana a la realidad de las distintas diócesis. La gran riqueza de la HOAC son sus militantes; para mí es motivo de privilegio que ellos y ellas me permitan compartir sus vidas.

¿Qué puede aportar la HOAC, junto con el conjunto de la Iglesia, a un mundo global inmerso en una de sus peores crisis de la historia?

Ante este panorama que estamos viviendo, el mensaje de Jesús cobra actualidad y se hace necesario que seamos capaces de presentar a Jesucristo como propuesta de humanización y de liberación para todos y todas. Experiencia que vivimos y transmitimos en la medida en que dejamos a Cristo ganar terreno en nuestras vidas, en la medida que somos místicos en el corazón del mundo obrero, traduciéndose en formas de vida y acción que se conviertan en proyecto de felicidad para responder al hombre y a la mujer de hoy; “sabemos que llevamos un tesoro en vasijas de barro”.

En el nº 2.672 de Vida Nueva.

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