Rusia introduce la enseñanza de Religión en la escuela

(M. G.) Después de un largo debate en el país, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, ha decidido introducir la asignatura de Religión en las escuelas rusas, una propuesta que ha sido saludada no sólo por el líder de la Iglesia ortodoxa rusa, Su Beatitud Kirill, sino también por el arzobispo católico de la Madre de Dios en Moscú, Paolo Pezzi, y eso que la medida no incluirá la enseñanza de Religión católica. El proyecto piloto anunciado por el Gobierno el 21 de julio –empezará a aplicarse en 2010 en 18 regiones rusas– consiste en una oferta de tres opciones: o bien ortodoxia rusa, islam, budismo o judaísmo; o bien una panorámica en conjunto de estas cuatro religiones; o bien un curso de Ética laica. “Todas las preocupaciones que la sociedad ha expresado serán afrontadas por esta libertad de elección”, ha manifestado con satisfacción el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill.

Con esta iniciativa, el Gobierno y la opinión pública demuestran haberse dado cuenta “de la necesidad de volver a educar a los jóvenes, de volver a darles una propuesta convincente para la vida”, considera el arzobispo Pezzi. En una entrevista con Radio Vaticano el 23 de julio, dijo que, “en un país de mayoría cristiano-ortodoxa, es comprensible que la enseñanza dé prioridad al cristianismo ortodoxo”. No obstante, Pezzi pide que, cuando en los trabajos escolares se cite el catolicismo, se haga con “respeto”; de hecho, la Iglesia católica ya ha expresado su disposición para colaborar en la redacción de los textos que la conciernan. Y para el futuro, el arzobispo no descarta: “Si en algunas escuelas la presencia de alumnos católicos fuera tan numerosa como para justificar la formación de un grupo, estamos evaluando pedir eventualmente esta posibilidad”.

Pezzi constata “una mejora de las relaciones” entre los católicos y las autoridades rusas, tanto a nivel nacional como a nivel local, que dan pie a “esperar el establecimiento y desarrollo de plenas relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Federación Rusa”, declaraba a L’Osservatore Romano el pasado 15 de julio.

En el nº 2.671 de Vida Nueva.

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