José Adolfo González: “América Latina se descristianiza”

Rector del Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de Roma

jose-adolfo-gonzalez-3(Texto y fotos: Darío Menor) Un total de 32 cardenales, unos 400 obispos (139 de los cuales siguen en ejercicio) y más de 3.500 sacerdotes han pasado por el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de Roma, que este año celebra el 150º aniversario de su fundación. Su rector, el jesuita colombiano José Adolfo González Prados, analiza para Vida Nueva la situación de la Iglesia en América Latina y habla sobre la institución que dirige, clave en la formación del clero latinoamericano.

¿Qué aprenden los sacerdotes en el Colegio?

Queremos que tengan una buena formación integral. La convivencia con las distintas culturas latinoamericanas es muy enriquecedora. Latinoamérica no sólo tiene una cultura, sino muchas. Desde el punto de vista eclesial, es interesante conocer las distintas líneas pastorales. Los alumnos, además, deben esforzarse con los estudios universitarios que llevan a cabo, casi siempre en la Gregoriana. Para los sacerdotes que han pasado cinco años dedicados a la pastoral y vuelven ahora a estudiar, les resulta duro.

¿Se ha notado el descenso de las vocaciones en el número de alumnos?

Hemos tenido un descenso mínimo en estos últimos años. Sé que hay sacerdotes latinoamericanos que vienen a estudiar a Roma y se alojan en parroquias, aunque aquí tendrían un mejor ambiente para estudiar. Pienso que les debe resultar difícil combinar las obligaciones de la parroquia con el estudio. Éste es el sitio ideal, con las mejores condiciones, y favorece, además, el encuentro entre los sacerdotes de los distintos países.

¿Cuáles son los mayores desafíos de la Iglesia en América Latina?

Creo que primero debemos analizar los datos que muestran que la pobreza aumenta. La globalización está produciendo efectos positivos, pero también consecuencias terribles. Debemos reflexionar, además, acerca de otros problemas asociados, como son la corrupción, la impunidad, las guerras, los gobiernos que no tienen en cuenta a toda la población, el riesgo de los totalitarismos… América Latina es un continente que sufre, que tiene fe y está llamado siempre a la esperanza. Es igualmente importante la cuestión indígena, que se manifiesta con diferente importancia en cada país. Desde el punto de vista eclesial, la panorámica es muy amplia. La situación que más conozco es, obviamente, la de Colombia, donde tenemos el desafío de la descristianización. Aunque el número de bautizados es alto, luego muchos no son practicantes. También existen problemas de coherencia entre fe y vida. No sólo los sacerdotes deben hablar de justicia: los laicos deben hacerlo igualmente. México, que con sus 100 millones de habitantes es casi un subcontinente, tiene una alta población indígena y fuertes desequilibrios entre zonas muy pobladas y otras casi desiertas. Si hablamos de forma general, podemos decir que en América Latina hay un pueblo que fue católico pero que hoy se descristianiza, con grandes problemas en la pastoral. Cada país tiene su propia religiosidad popular, en la que la Virgen es siempre una constante. Igual de común es el amor al Papa y la esperanza en que la Iglesia pueda decir algo. Hay constantes en todos nuestros países, pero luego cada país tiene su propia pastoral, como quedó patente en la última reunión de Aparecida.

El auge de las sectas

¿La emergencia de sectas pentecostales en América Latina es un problema en sí o el síntoma de las dificultades por las que pasa la Iglesia en este continente?jose-adolfo-gonzalez-1

Las sectas logran crear una cercanía a la que a veces la Iglesia no llega. Esto nos plantea que debemos formar a más laicos. Las sectas crecen no sólo por motivos económicos, sino también humanos: la gente quiere ser oída y atendida. Hay problemas de sincretismo en el Caribe y en las zonas costeras. Estas zonas parecen más dispuestas a acoger a las sectas. Sí, existe preocupación por el auge de las sectas, pero también nos damos cuenta de que la gente que entra en estos grupos muchas veces los deja pronto, no tiene continuidad. Los grandes movimientos, incluso la Iglesia, tocan la parte superficial, pero es difícil que lleguen al interior. Esto pasa sobre todo con la población indígena. En las sectas cae todo tipo de gente, tanto los ricos como los pobres. La famosa inestabilidad cultural latinoamericana favorece el éxito de estos grupos.

La gran mayoría de los países del continente tiene hoy en día gobiernos de izquierdas. ¿Se encuentra la Iglesia católica a gusto con esta situación?

Yo creo que está preocupada por lo que está sucediendo. No estamos acostumbrados a saber vivir con quien piensa de manera diferente a nosotros. En cualquier caso, hay que decir que cada Gobierno, aun siendo de izquierdas, es distinto. La Iglesia tiene un desafío muy serio: debe prepararse para el diálogo y para saber respetar la autonomía. No tenemos que hacer oposición gratuita, ya que eso no nos lleva a ninguna parte. En países de violencia como los nuestros no es fácil el diálogo ni la confrontación de ideas distintas. Tenemos que plantearnos que quien no es católico también puede presentar propuestas de valores. Cada Iglesia local afronta problemas económicos y sociales que debe tratar con sus propios gobiernos. Los laicos con visión cristiana deben jugar un papel importante.

¿Qué le parece la propuesta del presidente boliviano, Evo Morales, que ha hecho que la nueva Constitución reconozca al mismo tiempo la raíz cristiana y la raíz indígena con la mención a Pachamama, la “madre tierra”?

Antes de nada, debo reconocer que conozco poco Bolivia, donde la presencia indígena es muy importante. No obstante, puedo decir que los indígenas tienen mucha más tradición religiosa de lo que pensábamos. Los indios fueron siempre considerados menores de edad, incluso por la Iglesia. Si alguien les propone evolucionar y pensar en sus derechos, va a lograr mucho.

Los nuevos movimientos eclesiales están viviendo un auge en América Latina, mientras decrece el interés por la vida religiosa. ¿Cree que ésta se encuentra en crisis o es que ha entrado en una nueva fase?

Fui provincial de los jesuitas en Colombia y puedo decir que, en este país, la vida religiosa se mantiene. Es cierto que los nuevos movimientos tienen fuerza, tocan fibras que los religiosos y religiosas antes tocábamos, pero ahora ya no. La Iglesia ha dado una cabida muy sana a estos movimientos. Después del Concilio, la vida consagrada también se puede llevar a cabo dentro de estas agrupaciones laicas. Así, el laicado ha ido tomando posiciones que, en algunos casos, eran antes de los religiosos.

De aniversario

La institución que dirige cumple 150 años desde su fundación. ¿Cómo se está viviendo el aniversario?

jose-adolfo-gonzalez-2Con mucha austeridad debido a las circunstancias económicas. Hicimos hace cinco años una profunda reestructuración del Colegio y ahora debemos pagar la deuda contraída. Eso nos ha llevado a realizar un programa con la mayoría de actividades hacia el interior y sólo unas pocas hacia el exterior. Inauguramos el aniversario con una misa del Superior General de los Jesuitas, el P. Adolfo Nicolás, que vino a visitarnos.

El papa Benedicto XVI les recibió en audiencia el 19 de febrero con motivo del aniversario…

Quedamos muy satisfechos con la homilía del Papa. Se refirió a los dos pilares que nos sustentan en el Colegio: uno es Roma y el otro es América Latina. La línea por la que hemos llevado la celebración ha sido el compromiso y el empeño. Nos hubiera gustado hacer, como ocurrió en el centenario, el día del ex alumno, pero debido a nuestras constricciones económicas no hemos podido realizarlo. Creo que el aniversario está sirviendo fundamentalmente para impulsar la formación integral y apostólica de los alumnos.

En el nº 2.671 de Vida Nueva.

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