Los obispos colombianos, entre la mediación y la misión

Su asamblea ratificó el papel eclesial en la liberación de secuestrados y el reto evangelizador de Aparecida

Uribe-en-acto-contra-violen(Gustavo Vélez– Bogotá) Más que un documento final, el principal resultado de la última Asamblea de los obispos colombianos fue el lanzamiento de la Misión Nacional siguiendo las líneas trazadas por la Conferencia General de Aparecida. El evento tuvo lugar durante una solemne Eucaristía en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, patrona del país. Allí, ante miles de peregrinos que colmaron la plaza frente a la basílica, el presidente del Episcopado, Rubén Salazar, declaró a los medios que esta Misión busca “renovar los procesos de evangelización en nuestra patria, con un nuevo ardor, teniendo en cuenta que estamos viviendo un cambio de época, con profundos cambios culturales y religiosos”. “Esperamos que esta iniciativa –añadió el prelado– sea un aporte a la preparación del  bicentenario de la independencia de Colombia, en el año 2010”.

Mientras tanto, el arzobispo de Tunja, Luis Augusto Castro, quien forma parte del equipo animador de la Misión, explicó los aspectos centrales de esta iniciativa, recurriendo a cinco palabras claves: acercamiento a los que se han distanciado de Dios y de la Iglesia; encuentro con Jesucristo vivo; identidad de quienes ya somos cristianos; búsqueda de los otros (personas de otras culturas, continentes, orillas y vertientes); y unidad entre todos los que seguimos a Jesucristo, en torno al anuncio del Evangelio. Castro precisó que la Misión trata de “ir en búsqueda de aquellos que se han alejado de Dios”. Con ella también se espera “elevar el nivel moral nacional” y “acentuar la solidaridad hacia los más pobres”.

Varios niños lanzaron al cielo de un día soleado y caluroso decenas de globos blancos y azules, simbolizando el inicio de la Misión y el envío de las personas que llevarán el anuncio cristiano. En rueda de prensa, el obispo auxiliar de Bogotá, Roberto Ospina, aseguró que esta Misión quiere ofrecer a “la juventud y la niñez un profundo sentido de la vida, frente a otras opciones y vacíos que hoy la amenazan”.

Por otra parte, tras el anuncio del presidente Álvaro Uribe de permitir la participación de la senadora Piedad Córdoba y de la Iglesia católica en la liberación de algunos secuestrados en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el obispo Salazar pidió “que sean liberados absolutamente todos los secuestrados, no poco a poco, uno tras otro, y que de verdad no retengan a nadie en la selva”. Petición que se sumaba a la que, de forma categórica, había hecho el mandatario colombiano: “Deben ser liberados en forma simultánea los 24 secuestrados de la Fuerza Pública que están en poder de las FARC y deben ser devueltos los cuerpos de los tres compatriotas secuestrados que murieron durante el cautiverio”.

Diálogo y apertura

En este contexto, la Iglesia colombiana ha reiterado el ofrecimiento de sus servicios en compañía de la Cruz Roja Internacional como mediadora entre el Gobierno y estos grupos armados para la liberación de los secuestrados. Prueba de ello, es la reunión que acaba de mantener el presidente del Episcopado y la senadora Córdoba para seguir buscando avances en la liberación de secuestrados.

En este sentido, el cardenal colombiano Darío Castrillón ha declarado telefónicamente desde Roma que descubre en los grupos alzados en armas de su país “una actitud de apertura en busca de un acuerdo de paz con el Gobierno…, la misma que he encontrado en el señor presidente Uribe”. Así, ha mostrado su confianza en que se logre avanzar hacia un diálogo sincero, verdadero y concreto, porque “llegó el momento para que la razón esté por encima de las armas”.

Finalmente, y en el marco de la Asamblea episcopal, se oyeron voces discordantes de algunos prelados, que ante la prensa opinaron que Uribe no debe aspirar a una segunda reelección. Sus palabras fueron criticadas en algunos medios, aduciendo que los pastores pueden opinar sobre política en calidad de ciudadanos, pero no como voceros de la Iglesia.

UN JESUITA, NUEVO SECRETARIO DEL EPISCOPADO

Por primera vez en la historia de la Compañía de Jesús en Colombia, con más de 400 años de presencia en el país, uno de sus miembros llega a una alta responsabilidad dentro de la jerarquía eclesiástica nacional. 

Juan Vicente Córdoba, obispo auxiliar de Bucaramanga, fue elegido nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal en sustitución de Fabián Marulanda, quien renunció al cumplir los 75 años. Córdoba, de 58 años y único obispo jesuita del país, asume el cargo en una época en la que –como él mismo ha dicho– “la fe se volvió pasajera y Dios salió del mapa de la posmodernidad”.En el nº 2.670 de Vida Nueva.

Compartir