La HOAC quiere seguir siendo “la voz de los obreros”

Una mujer dirigirá este movimiento de Acción Católica tras su próxima Asamblea General 

Obrero-de-la-construcción(Miguel Ángel Malavia) La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) presentó el 16 de julio, en Madrid, la que será su XII Asamblea General, que tendrá lugar del 13 al 16 de agosto en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, también en la capital. Pese a que lo usual es que estas asambleas sean cada cuatro años, esta edición se convoca seis después de la anterior. Tal y como se anunció, uno de los principales puntos del encuentro será la renovación de la Comisión Permanente. Respecto a la presidencia, ahora regida por Francisco Güeto, ya es seguro que será dirigida, por primera vez en la historia del movimiento, por una mujer. 

Fue precisamente el presidente saliente el que informó de los aspectos que compondrán un encuentro para el que se espera la presencia de 1.000 personas, entre militantes e invitados. Güeto expuso las cinco situaciones que, tras el análisis del contexto social y eclesial desarrollado desde la última Asamblea General, los miembros de la HOAC han considerado como más acuciantes a día de hoy: paro, pobreza y exclusión; precariedad laboral; la familia obrera; la mujer; y los inmigrantes. María del Castillo Oliva, responsable de Difusión, anunció que las jornadas concluirán con la aprobación de un Plan de Acción con el que buscarán cristalizar los principios y proyectos establecidos. El encuentro, ante la situación de crisis generalizada, contará con testimonios directos de “las víctimas de este sistema que ha dado lugar a la deshumanización” del trabajador.

Además de lo concerniente a la Asamblea, también fueron abordados, en un clima de fraternidad y cercanía, diferentes aspectos de la evolución de la HOAC, así como la difícil situación social. Güeto reflexionó sobre las causas por las que, según la percepción dominante entre los militantes, las acciones del movimiento tienen escaso eco mediático: “Antes [en referencia a la dictadura franquista], cuando éstos [los movimientos sindicales] no podían hablar, éramos la voz de los obreros. Ahora, por suerte, ya hay sindicatos oficiales. Y nosotros estamos dentro de ellos, al igual que nos situamos en partidos y asociaciones. Seguimos donde siempre, realizando un trabajo silencioso, evangelizando desde el interior del mundo obrero. Queremos ser sal del mundo, para diluirnos en el mismo. Tampoco nos podemos engañar, y sabemos que no es atrayente hablar de las víctimas. De ahí que, a veces, a los medios no les interese insistir en su situación”.

Sentido eclesial

El presidente también quiso recalcar el sentido eclesial de la HOAC: “Somos un movimiento de Iglesia. Nuestra misión se desarrolla en la vanguardia, en la frontera, junto los obreros, aunque muchos se sientan alejados de la Iglesia. Precisamente por ello, debemos llevar el mundo obrero a la Iglesia, y la Iglesia al mundo obrero. Además, si la realidad del obrero no se la llevamos nosotros a los obispos, no se la va a llevar nadie”.

Fco-GüetoRespecto al carácter de la crisis, Francisco Güeto lamentó cómo “el mundo obrero ha quedado diluido por una única forma de pensar, actuar y ser, generada por el actual sistema de producción y consumo”. En su opinión, el modelo capitalista “ha dado lugar a una nueva cultura, a un nuevo hombre”, resultando de esa nueva antropología una homogeneidad que “ha desvirtuado los valores del mundo obrero”.

El secretario técnico de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, Antonio Cartagena, recordó a Guillermo Rovirosa, considerado como uno de los históricos representantes de la pastoral obrera, destacando que su proceso de beatificación, impulsado por el Arzobispado de Madrid, avanza a buena marcha. 

UNA ENCÍCLICA ‘SORPRENDENTE’

El consiliario general de la HOAC, Isaac Núñez, se refirió a la reciente publicación de la encíclica ‘Caritas in veritate’, de Benedicto XVI, calificándola de “sorprendente, hermosa y maravillosa”. Valoró muy positivamente el hecho de que el Papa haya introducido en su texto conceptos “tan bellos y evangélicos” como el de ‘economía de la solidaridad’ o ‘del don’. En su opinión, la encíclica es profunda y completa, abordando diferentes temáticas: “Habla de la precariedad laboral, de las consecuencias del paro, de la necesidad de que existan sindicatos… hasta adentrarse incluso en la ecología o la bioética”. Aun así, especificó que su centralidad se concreta en un punto esencial: “Plantear que la economía ha de tener una base ética, teniendo como referencia la dignidad de la persona y el bien común”. En el nº 2.670 de Vida Nueva.

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