Enredos porteños

Un novio para mi mujer

un-novio-para-mi-mujer(J. L. Celada) Fue la segunda cinta más taquillera del año pasado en su país; y hace un mes, en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, bajó el telón del tercer ciclo de cine argentino en Madrid (Argencine 2009) entre las risas y aplausos de un auditorio entregado. No es casualidad. Un novio para mi mujer -penúltimo capítulo de enredos porteños recién llegado ahora a nuestras carteleras- vuelve a certificar la habilidad exhibida del otro lado del Atlántico en el manejo de esas fórmulas que garantizan el éxito (o, al menos, un envidable funcionamiento) de un género tan tentador como expuesto al ridículo: la comedia romántica.

Dos dúos -uno entre bastidores y otro en pantalla- son los grandes responsables de este feliz alumbramiento. Pablo Solarz en la escritura y Juan Taratuto detrás de la cámara reeditan la sociedad que hizo posible ¿Quién dice que es fácil? (2007), mientras que Adrián Suar y una arrolladora Valeria Bertuccelli encarnan a la habitual pareja sumida en la monotonía y amenazada por la crisis. Ese matrimonio que, más pronto que tarde, acabará pronunciando las premonitorias palabras: No sos vos, soy yo, resignada antesala de la ruptura con la que el director puso título también a su debut en el largo.

Pero aquí Taratuto no le ofrece a su protagonista la posibilidad de explicarse. Para ser más exactos, es su irritante esposa quien acogota al sufrido calzonazos de esta historia. Y lo hace hasta tal punto que, aconsejado por sus amigos de correrías deportivas, decide urdir un plan para librarse del lazo conyugal: buscar Un novio para mi mujer. Un hallazgo, el de este improbable pretendiente, que se convierte en el tercer vértice del triángulo, deparando situaciones y momentos realmente afortunados.

un-novio-para-mi-mujer-2Aunque con una estructura narrativa que no se aparta de lo establecido y roza lo previsible, la propuesta del realizador resulta eficaz en aquellos aspectos que determinan su naturaleza más genuina: la transmisión de emociones y, sobre todo, la frescura de un humor que explota el lado más patético de las debilidades humanas sin menoscabo de su dignidad. Sólo así puede entenderse que sus personajes no se vean sometidos a juicio alguno -salvo el de sus propias torpezas- y que incluso encuentren la oportunidad de redimirse de ellas.

Una verdadera lástima que ese desenlace “a la americana” desluzca el resultado final de una película divertida, brillantemente interpretada y la prueba inequívoca, además, de que los temas de siempre (el complejo universo de las relaciones) pueden seguir despertando en el espectador toda suerte de inmejorables sensaciones. Para ello, basta con tener una idea ocurrente (que sea original cada vez está más caro), desarrollarla con ritmo y cierta gracia y ponerla en manos de un grupo de buenos actores. El resto es cuestión de oficio. Y de eso, los profesionales argentinos suelen andar sobrados.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Un novio para mi mujer

DIRECCIÓN: Juan Taratuto

GUIÓN: Pablo Solarz 

FOTOGRAFÍA: Pablo Schverdfinger

MÚSICA: Iván Wyszogrod

PRODUCCIÓN: Juan Lovece

INTÉRPRETES: Valeria Bertuccelli, Adrián Suar, Gabriel Goity, Marcelo Xicarts, Martín Salazar, Luis Herrera

En el nº 2.669 de Vida Nueva.

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