El ecumenismo resiste en los Encuentros de “El Espinar”

(Vida Nueva) El pasado 3 de julio, cristianos de diversas confesiones clausuraron en la localidad madrileña de Guadarrama el XIX Encuentro Ecuménico de “El Espinar”, en el que cerca de un centenar de personas estudiaron y celebraron el origen del Movimiento Ecuménico moderno, que tuvo lugar en Edimburgo en 1910. 

Unos frutos que, sostienen los participantes, siguen teniendo plena vigencia. Según señalan en el comunicado conjunto difundido tras la conclusión de este encuentro, “en aquel momento se vio claramente que es un contrasentido que las iglesias presenten un mensaje de amor, solidaridad y reconciliación si entre ellas no son capaces de superar sus propias divisiones y conflictos. A partir de entonces, después de siglos de desencuentro, se inicia un camino de diálogo fraterno y mutuo conocimiento, que ha marcado la agenda de las Iglesias en el siglo XX”.

Este XIX Encuentro de “El Espinar” -organizado por el Centro Ecuménico de las Misioneras de la Unidad, en colaboración con representantes de las comunidades evangélicas y ortodoxas- supone el comienzo de un proceso de reflexión sobre el significado del ecumenismo y la misión de las Iglesias en el mundo, que culminará en el año 2010 con la celebración de actos en varios países.

Durante el transcurso de estas jornadas se ha tenido ocasión de profundizar, a través de las distintas ponencias realizadas, en el estudio de las dificultades que la desunión plantea a la misión de la Iglesia. Desde los talleres propuestos a los participantes se ha analizado la realidad del ecumenismo de base en España y las posibilidades de trabajo conjunto de los cristianos de las distintas confesiones. De cara al siglo XXI se advierte la urgencia de realizar, con mayor determinación, tareas prácticas en común al servicio de la promoción del ser humano y de la búsqueda de la justicia, la paz y la integridad de la creación.

El trabajo por la unidad, en sintonía con los postulados enunciados por el papa Benedicto XVI, prima en estos encuentros. Lástima que no se perciba una mayor implicación de las autoridades religiosas, sobre todo de la católica.

En el nº 2.669 de Vida Nueva.

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