M. Victòria Molins: “Los pobres me acercan al misterio de lo divino”

M. Victòria Molins: “Los pobres me acercan al misterio de lo divino”

Escritora

m-victoria-molins(Texto y foto:  Glòria Carrizosa) A los pobres los tendréis siempre con vosotros (Ediciones STJ) es el título del último libro de M. Victòria Molins, stj, en el que esta religiosa busca en su pasado el porqué de su vocación “en el mundo privilegiado de los excluidos”. Hace unos años vio un reportaje en el que aparecía una hilera de niños rapados: eran huérfanos de la Guerra Civil española. Supuso un gran shock para ella. “Aquella imagen de mi infancia se me presentó con tanta nitidez que no pude evitar las lágrimas”, explica. 

En la primera parte del libro, la teresiana reflexiona sobre los recuerdos en su infancia de una pobreza ajena a su vida. En la segunda narra su opción personal, que viene profundamente marcada por el Vaticano II. “Dentro de la Iglesia, para todas las personas mayores supuso un cambio radical en nuestra formación y, en mi caso, nace una gran voluntad de vivir mi opción por los pobres. Me impactó un viaje que hice a Latinoamérica. Me di cuenta de que mi vida estaba un tanto aburguesada -entonces me dedicaba al mundo de la educación, al que siempre le estaré agradecida-, le pedí al Señor una señal, y al llegar a los Estados Unidos me lo robaron todo. Al regresar hice un mes de ejercicios espirituales. Fue un profundo discernimiento, no un simple capricho”, describe.

En el barrio del Raval

A sus 73 años, M. Victòria es una persona jovial, emana optimismo, se la ve comprensiva, cercana, feliz, aunque diariamente va a las cárceles y trata con personas que llevan una carga muy pesada: drogas, delincuencia, sida, etc. Lleva más de 20 años viviendo, junto a otras cuatro religiosas, en el barcelonés barrio del Raval. ¿Cuál es su secreto para sentirse realizada con esta opción, que a muchos provoca rechazo? “La pobreza produce lástima, pero la marginación molesta: son personas que viven al margen de la ley, de la educación, de la higiene… Es un mundo que requiere un cambio de mentalidad. Ellos no han tenido las oportunidades de la gran mayoría. Yo quiero estar al lado de los pobres, pero yo no soy pobre, tengo billete de vuelta y una riqueza interior que no me la quitarán”, analiza la escritora. La oración ocupa el centro de su vida: “No le pido nada al Señor, sólo le presento todo lo que voy a hacer en el día. Jesús me ha humanizado y los pobres me han acercado al misterio de lo divino”.

En su columna semanal en Catalunya Cristiana, ‘Ventana a la vida’, M. Victòria escribe sin prejuicios, sin condenas, sobre personas y vivencias cotidianas. Admira a los “héroes del barrio del Raval”, aquellos jóvenes que después de muchos años en el mundo de la droga han luchado con todas sus fuerzas para salir de él. “Al final del libro hablo de un chico que explicó que un taburete no se aguanta con dos patas, sino con tres, y esto es lo que a él le ha salvado: la ayuda material, las terapias y la fe en Dios”.

A pesar de su apretada agenda, siempre ha sacado tiempo para escribir. Entre los distintos libros que ha publicado en Ediciones STJ, destaca Alexia (Experiencia de amor y dolor vivida por una adolescente). Alexia González Barros, actualmente en proceso de beatificación y de familia perteneciente al Opus Dei, era alumna del colegio de las Teresianas en Barcelo- na. La religiosa recogió información que le proporcionó la madre de la joven y “escribí una historia sobre una niña buena y limpia que sufrió y murió por una grave enfermedad”. El director de cine Javier Fesser leyó la historia de Alexia (ahora reeditada por Planeta) y quedó impactado, hasta el punto de dirigir Camino, película premiada en los Goya pero criticada por el Opus Dei. “Conozco a Javier desde hace muchos años -explica Victòria-. Él decidió narrar otra historia basada en la vida de Alexia, adaptada a su manera. He visto la película y tengo que decir que es muy buena. Javier recoge un detalle de mi libro: Alexia tenía el nombre de un niño, Alfonso, en su libreta con un corazón, un amor puro de la niñez. El director hace un juego de palabras del amor que siente tan bonito hacia su amiguito y hacia Jesús”. 

En esencia

Una película: Tierras de penumbra, Richard Attenborough.

Un libro: Las Moradas o Castillo Interior, de santa Teresa de Jesús.

Una canción: Mediterráneo, de Serrat.

Un deporte: el Barça.

Un rincón del mundo: el barrio del Raval de Barcelona.

Un recuerdo de infancia: el sillón de mi padre.

Una aspiración: un mundo más humano.

Un deseo frustrado: saber música.

Una persona: Jordi Ginestà.

La última alegría: el cambio que ha dado un marginado.

La mayor tristeza: no poder llegar a todo.

Un sueño: La Iglesia de Casaldáliga.

Un regalo: una caja llena de nombres que han pasado por mi vida.

Un valor: la comprensión, la misericordia.

Me gustaría que me recordasen… por mi alegría.

gcarrizosa@vidanueva.es

En el nº 2.668 de Vida Nueva.

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