Yago de la Cierva: “El objetivo es que se vea el verdadero rostro de la Iglesia”

Director de Comunicación de la JMJ 2011 de Madrid

yago-de-la-cierva(Miguel Ángel Malavia) Experto en Periodismo institucional, docente universitario y vaticanista, Yago de la Cierva habla con Vida Nueva sobre el cargo para el que ha sido nombrado recientemente: director de Comunicación de la Jornada Mundial de la Juventud  2011 de Madrid.  

¿Cómo se prepara un acto para el que se espera a un millón de jóvenes?

Una JMJ se tiene que preparar a conciencia, para que los jóvenes puedan dedicarse a lo importante: a convivir con sus coetáneos de muchos países en un ambiente de fe y de alegría, y a escuchar del Papa la llamada a vivir una vida feliz siguiendo los pasos de Jesucristo. Los participantes en la JMJ no buscan la diversión ni el confort, sino que vienen a conocer mejor el Evangelio y preguntarse cómo ser felices de verdad, evitando los falsos atajos. Estamos trabajando en que tengan un mínimo de comodidad.

¿Cuál es el principal objetivo desde el punto de vista comunicacional? 

El objetivo de todo comunicador institucional es servir con su trabajo para que lo que se hace sea un fiel reflejo de la identidad de la institución. Nuestra meta es conseguir que tanto los que participen como los que sólo quieran “ver los toros desde la barrera”, perciban el verdadero rostro de la Iglesia. A veces no es fácil: se presta atención a las grandes muchedumbres que gritan al paso del Papa, y no se ve a esos mismos jóvenes que rezan en una pequeña iglesia ante la Eucaristía. Queda en la penumbra el esfuerzo solidario para que puedan venir también jóvenes con graves dificultades económicas, de países en guerra o donde los cristianos sufren discriminaciones. Precisamente por eso, la comunicación  es un desafío profesional apasionante.

¿Qué papel jugarán las nuevas tecnologías en la organización de la JMJ?

De primer orden, porque permiten servir mejor a las personas y además ahorran dinero. Pienso en la comodidad de inscribirse on-line, de localizar a otros jóvenes del mismo país, de aprender los himnos litúrgicos antes de venir, de guardar en tu terminal la grabación del discurso del Papa para meditarlo con calma en el viaje de vuelta…

Su especialidad es la comunicación en situaciones de crisis. ¿Cómo actuaría de producirse alguna en plena JMJ?

La verdad, espero no tener que ejercitar esa “especialidad” en relación con la JMJ. Desde que comenzaron en 1985, se han desarrollado siempre con paz y tranquilidad, y los pequeños problemas que ha habido -largas caminatas bajo el sol, fallos en las inscripciones, etc.- no pueden considerarse “crisis”. En cualquier caso, el mejor modo de afrontar una situación crítica es prevenirla: trabajar mucho y bien para que la JMJ sea un ambiente seguro para todos, prepararla con todas las instituciones involucradas y lograr unos canales fluidos de información de manera que, si hiciera falta, se pueda reaccionar con transparencia y rapidez.

Se oyen críticas contra la política de comunicación vaticana, achacándole las diversas polémicas en que se ha visto inmerso el Papa. ¿Considera que realmente es así? ¿Cuál sería una solución a corto o medio plazo?

Las generalizaciones en el diagnóstico son nocivas, porque conducen a tratamientos simplistas. No se pueden meter en el mismo saco problemas debidos a un esfuerzo de comunicación insuficiente, con polémicas que se deben, sobre todo, al contraste del mensaje cristiano con la mentalidad imperante en algunos círculos. Por ejemplo, cualquier mención a que el preservativo no es la solución al sida no provocará el aplauso de quienes prescinden de los datos objetivos por motivos ideológicos. Porque el hecho es que los contagios disminuyen donde se aplica el llamado plan ABC (abstención, fidelidad y, en último caso, preservativo) y aumentan donde los preservativos se distribuyen como la panacea universal. ¿Que se reaccionó tarde? Quizá. Pero eso no explica las dimensiones de la polémica. La solución a corto plazo es reforzar la Oficina de Comunicación de la Santa Sede, de tal manera que cuente con los medios necesarios para poder cumplir con su misión. Tanto el actual director, Federico Lombardi, como el anterior, Joaquín Navarro-Valls, lo han explicado varias veces: para cumplir con esa responsabilidad tan importante para la Iglesia, hace falta personal preparado, acceso directo a quien toma las decisiones y medios para atender una demanda informativa global que trabaja 24 horas al día.

En el nº 2.667 de Vida Nueva.

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