La Iglesia de Cuba, a la expectativa

La Iglesia de Cuba, a la expectativa

cubano-toca-organo(Araceli Cantero Guibert– Cuba) Para saber lo que está pasando en la Iglesia en Cuba, después de que Raúl Castro sucediera a su hermano Fidel en la presidencia del país, no basta con leer las declaraciones de los obispos o incluso obtener su comentarios privados, pues éstos se limitan a observaciones pastorales propias de su misión. Pero resulta interesante constatar lo que se está escribiendo en algunas revistas de las diócesis, y también en opiniones y editoriales de algunos laicos católicos.

Para los obispos, quince meses después de que cambiara el Gobierno en Cuba, la Iglesia continúa con esperanza realizando su misión calladamente, animando a las pequeñas comunidades que van en aumento en todas las diócesis. Van surgiendo nuevos programas de formación laical y surgen también experiencias de apoyo al mundo de los artistas y de intercambio académico sobre cuestiones de bioética y sobre la relación de la fe y la razón.

castro-y-bertoneEl cambio de gobierno coincidió con visita del cardenal Tarcisio Bertone a Cuba en febrero de 2008, con motivo del décimo aniversario del viaje de Juan Pablo II a la isla. Por las declaraciones hechas públicas entonces, esta visita marcó para la Iglesia cubana una etapa de nuevas expectativas.

Fue así porque los obispos cubanos y el cardenal Bertone mantuvieron un encuentro con el nuevo presidente, Raúl Castro. Aunque no hubo información sobre los detalles del encuentro, sí hubo expresiones de optimismo hacia el futuro. Los obispos dan a entender que se vive una nueva etapa. Esto es lo que ha trascendido al finalizar la reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en Nicaragua, a finales del pasado mes de abril. Su portavoz, Héctor Gutiérrez,  comentó que, así como en Bolivia y Venezuela  las relaciones con la Iglesia “son tensas”, sin embargo “lo que sí es interesante es que en Cuba están cambiando (…), está comenzando a amainar la tempestad”. 

Mejor con el Estado

Tres obispos cubanos participaron en las reuniones. Uno de ellos fue el arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba desde el mes de marzo. En una entrevista entonces, señalaba que han mejorado las relaciones con el Estado cubano y que en los últimos años “hay una comprensión más positiva del hecho religioso”. Él lo atribuye a un mayor acercamiento a América Latina que ha permitido a las autoridades cubanas ver “esa realidad latinoamericana en que la fe está muy presente en la vida de la sociedad”. Para el arzobispo, “nuestro pueblo es también un pueblo religioso. Es algo que se había desconocido por parte de las autoridades y ahora se valora mejor”. 

iglesia-en-cubaPara otro de los obispos que participó en las reuniones del CELAM, el obispo de Holguín, Emilio Aranguren, esta mayor comprensión ha dado lugar a que “se vaya entendiendo que la labor social es parte de la misión de la Iglesia”. Ante los embates de un huracán, representantes estatales y operarios de Cáritas trabajan juntos en la distribución de las ayudas que llegan de las Iglesias del exterior. Algunos obispos han tenido acceso a la emisora provincial de radio para difundir mensajes de Navidad y de Pascua, han celebrado Misas en las prisiones, y privadamente interceden a favor de los presos. Algunos han conseguido permisos para renovar templos caídos y hoy se construye, cerca de La Habana, un nuevo seminario interdiocesano.

Pero la situación general del pueblo no mejora y los cambios que anunció el general Raúl Castro se han quedado en medidas materiales de poca trascendencia: poder comprar teléfonos móviles, ordenadores y electrodomésticos, y poder acceder a los hoteles de lujo. Había esperanza en cierta renovación de la cúpula de Gobierno, pero Castro eligió a veteranos militares de su confianza, marcando una vuelta a posiciones ideológicas. El comandante Fidel se ha repuesto, y sus comentarios en la prensa oficial ponen su sello de aprobación o reproche a lo que ocurre.

iglesia-en-cuba-2Durante años, la revista Vitral, de la diócesis de Pinar del Río, ha sido un baluarte desde donde surgían planteamientos comprometidos. Pero no es la única. Con estilo propio, Palabra Nueva y Espacio Laical, ambas en La Habana, abordan temas conflictivos en los que ofrecen soluciones y recomendaciones al nuevo Gobierno, mirando al bien de la nación y buscando ampliar el espacio de participación social que les corresponde como laicos cubanos. 

En enero de 2008, con motivo de los 10 años de la visita de Juan Pablo II, Espacio Laical recordaba las palabras del Papa: “Que Cuba se abra con sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba”.

En un artículo firmado, decía que “Cuba se encuentra inmersa en un momento muy fuerte de búsqueda” y que existe “amplio consenso por implementar cambios estructurales (…) que no deberían circunscribirse sólo al área de la mejora de las condiciones materiales de vida de la población, sino que deberían apuntar hacia un rediseño integral de los mecanismos de poder, de las políticas económicas y culturales”. Para ello señalaba: “Es una necesidad imperiosa para Cuba el poder rearticular el consenso nacional mediante una dinámica que permita la participación de todos los sectores sociales sin exclusiones”. 

iglesia-en-cuba-3En ediciones posteriores, la revista, trimestral, ha desarrollado temas como: ‘Rompamos el aislamiento’; ‘Nuestro desarrollo: un acto de refundación económica’; ‘El intelectual no debe ser un observador pasivo de su realidad’; ‘El diálogo es el camino hacia el consenso’; o ‘Relaciones soberanas en los umbrales de una nueva era’. 

En el mes de marzo, un extensa editorial titulado ‘El desafío del presente’ hacía crítica interna y reclamaba que en Cuba “no se avanza de manera decidida (…) en la búsqueda y articulación de los espacios requeridos para institucionalizar el iniciado -pero contenido- proceso de reflexión nacional, ni en la posibilidad de una interacción mayor y constante entre la ciudadanía y el gobierno, ni en el conocimiento debido acerca del programa del nuevo presidente”. El escrito pedía “que se amplíen los espacios de la Iglesia Católica en la Isla, pues ella tiene una responsabilidad especial en la promoción de un clima humano que favorezca la construcción de esa Casa Cuba”. Y recuerda: “Continúan cerrados para la Iglesia el acceso a instrumentos medulares para esa misión, como pueden ser: los medios de comunicación, la educación y la cultura”.

beatificacion-olalloPero también señalaba algunos logros, entre ellos, que “Cuba goza de un contexto internacional muy favorable que le ha abierto las puertas y está dispuesto a ayudarla a salir de su crisis (económica, social y política), sin pretender desestabilizar el gobierno”. Decía que Cuba “disfruta de un conjunto suficiente de cubanos que, desde sus diversas posiciones políticas e ideológicas, están dispuestos a consolidar en la nación el imaginario de una sociedad que intenta ascender desde el encuentro y el diálogo, excluyendo el enfrentamiento y la subversión”. Valoraba que existe “un pueblo que en su mayoría parece anhelar, no la destrucción del Estado, sino la renovación del mismo, en virtud de poder labrar un presente y un futuro que les posibilite vivir felices en Cuba”. Pero se preguntaba: “¿Qué espera entonces el gobierno cubano para responder a los desafíos de cambios internos que le impone el momento presente?”.

En el mes de mayo, a las puertas del debate sobre la reinserción de Cuba en la OEA, el editorial era aún mas concreto y se pronunciaba por la conveniencia de la normalización en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, pero sin sacrificar la soberanía de Cuba. Y lo argumentaba de esta manera: “La normalidad en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, entre nuestro país y el resto del mundo, siempre aportará grandemente al desarrollo de una vida normal dentro de la Isla (…) Es posible admitir que Estados Unidos puede mostrar simpatía para con el deseo de cambios en la sociedad cubana, lo cual nadie puede negar que son necesarios y urgentes. No obstante, (…) el cambio interno dentro de la Isla debe ser considerado como un asunto que compete exclusivamente a los cubanos. A cada país le corresponde hacer normal sus relaciones con Cuba y a cada cubano le incumbe hacer normal las relaciones internas. Mientras más normal sean las relaciones con el mundo, en especial con Estados Unidos, más capacidad tendrá el cubano de mejorar la vida interna del país, pero esto último ha de ser una responsabilidad únicamente nuestra”.

(Espacio Laical está en el sitio www.espaciolaical.net/).

“VIVIMOS UN MOMENTO DE ESPERANZA”

jorge-l-sanchezDespués de poco mas de un año misionando en Cuba, el sacerdote agustino Jorge Luis Sánchez ha constatado que, a pesar de casi medio siglo de revolución marxista, “se siente en la gente una necesidad espiritual grande”. 

El sacerdote mexicano es párroco en la ciudad costera de Puerto Padre, en la diócesis de Holguín, en donde sirven 39 sacerdotes, de los cuales 14 son de otros países (México, Filipinas, Colombia, Irlanda, Paraguay, Francia e Indonesia). 

Las cosas no han cambiado mucho para el pueblo después de que el general Raúl Castro ocupara el puesto de la presidencia del país, cuando su hermano Fidel renunció al cargo por cuestiones de salud, en febrero de 2008. Pero el 

P. Sánchez describe el momento presente en la Isla como “de esperanza, para la Iglesia y para la gente también”.

Desde de su corta experiencia en la Isla, dice que “la esperanza es algo que se nota en muchos sentidos y algo que uno ve”. Y explica que “hay esperanza en que se pueden tomar iniciativas pastorales que antes no se podían tomar; hay esperanza en la dinámica de relación social, de la Iglesia con el Estado y de la Iglesia con las autoridades… Se nota que todos tienen expectativas por el cambio, por la transformación social”.

No niega que existen muchas carencias materiales -su templo está apuntalado desde el paso del huracán Ike el pasado verano-, pero dice que la gente es muy cercana, muy amable y tiene hambre de Dios”. Señala que basta mirar al templo pentecostal, o al templo evangélico: “Están llenos”.

Piensa que la gente está en búsqueda: “Vienen a la Iglesia católica, después van a la Iglesia evangélica, después van a la Iglesia pentecostal, y en la que más responda a esa necesidad de Dios que sienten, ahí empiezan a echar raíces”.

“LOS LAICOS ESTÁN CONCIENCIADOS PARA LA MISIÓN”

raul-rodriguezEl P. Raúl Rodríguez es cubano y atiende tres parroquias en la diócesis de Santa Clara, en el centro del país, y un número de pequeñas comunidades en torno a ellas. Se atreve a decir que en los últimos años los cubanos de la Isla “han pasado de ser un pueblo que no creía en nada a un pueblo que fácilmente cree en cualquier cosa”. Se refiere a la necesidad espiritual de la gente y a que en Cuba existe una religiosidad mezclada con religiones africanas que ha dado lugar a religiones polulares, afrocubanas. 

Él mismo se ha dedicado a estudiar este fenómeno y ha escrito tres libros de divulgación; alguno lleva ya varias ediciones. En ellos habla de la Regla de Ocha o Santería, y de otras tradiciones más ligadas a diferentes prácticas del espiritismo. El sacerdote explica que mientras en la Santería predomina el culto a los santos u ‘orishas’, en el espiritismo predominan los ritos con los espíritus de los muertos. Es algo que se encuentra en todos los estratos sociales, incluso en profesionales competentes. Dice que se trata de prácticas que no comprometen a la persona socialmente y cuyos ritos buscan seguridad y protección.

Con todo, es algo con vínculos al catolicismo que la Iglesia tiene que conocer para evangelizar, dice el sacerdote, nacido en 1963 y educado en la fe por sus abuelos, mientras “mis padres vivían empeñados en los cambios sociales de los años 70.” 

A los 14 años pidió el bautismo, que recibió junto a la primera comunión en una ceremonia privada en 1978. Se incorporó al trabajo misionero en comunidades rurales y dice que ahí nació su vocación sacerdotal, primero con los jesuitas y después como diocesano. Fue ordenado en 1993, el mismo día de su bautismo, quince años antes.

El P. Rodríguez se reconoce como un “cura de cuatro aldeas” pero, además, desde 2001 dirige las Obras Misionales Pontificias en Cuba, animando el espíritu misionero en jóvenes y adultos. Organiza congresos nacionales, publica una revista, Todos los Pueblos, y dice que la Iglesia de hoy no es la que él conoció en 1978. 

En este momento hay un gran crecimiento misionero. Los laicos están concienciados para la misión y ha surgido un amplio movimiento de pequeñas comunidades”, explica. Él acompaña a algunos de los misioneros, “y me admiro de su labor y de su sacrificio. Han hecho presente a la Iglesia en zonas en donde nunca existió”.

En el nº 2.664 de Vida Nueva.

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