El trámite de pasaportes por parte del Gobierno puso en peligro la visita ‘ad limina’ que están realizando ahora
(J. L. Celada) Los obispos venezolanos, de visita ad limina en la Santa Sede, temen que cuando viajen de regreso a su país puedan repetirse “a peor” las trabas que sufrieron cuando salieron de Venezuela, según fuentes bien informadas consultadas por Vida Nueva. La situación se repite desde hace algún tiempo, pues la entrada en vigor del nuevo pasaporte, obligatorio para todos los venezolanos, ha generado diversos contratiempos en el país que preside Hugo Chávez. “El servicio, que se ofreció expedito, ha resultado selectivo”, lamentan las mismas fuentes. Así, miles de ciudadanos se han visto privados de un documento que necesitan para viajar al exterior. Y los obispos no han sido excepción. “Hasta hace poco, el servicio de la Conferencia Episcopal para la obtención de visas a sacerdotes, religiosos y misioneros extranjeros, tramitaba las solicitudes, incluidas las de los obispos”, desvela la fuente.
Pero en la agenda episcopal de este mes de junio figuraba la citada visita ad limina, “y los trámites de pasaporte no tenían respuesta ordinaria”. Hasta que el nuncio apostólico, Giacinto Berloco, gracias a sus “buenos oficios”, obtuvo la confirmación de que se agilizarían dichos trámites. Al parecer, también el embajador de Venezuela ante la Santa Sede, Iván Guillermo Rincón Urdaneta, trató de desbloquear la situación, “indicando al Gobierno que sería mal visto por la opinión pública internacional que un grupo considerable de obispos, una cuarta parte del Episcopado, no se trasladara a Roma por no tener la documentación que les permitiera salir del país”.
A pesar de estas gestiones, a comienzos de mayo, más de diez prelados se encontraban aún sin pasaporte, lo que impedía poder reservar los billetes para una fecha concreta (la visita ad limina tiene lugar del 1 al 18 de junio). Semanas después, cuando los medios de comunicación airearon el contencioso, se produjo “una rápida movilización por parte de las autoridades”. Sin embargo, “algunos obispos tuvieron que realizar varios viajes del interior del país a la capital sin obtener respuesta inmediata”, sigue relatando la citada fuente. Se ha sabido, por ejemplo, que al obispo de Puerto Ayacucho, José Angel Divassón, le hicieron acudir a Caracas, a la sede principal de la ONIDEX (la oficina de tramitación de pasaportes dependiente del Ministerio de Relaciones Internas y de Justicia) y, tras ocho horas de espera, le comunicaron que le llamarían otro día. Otros tantos pastores consiguieron su pasaporte a finales de mayo, muy poco antes de su programado viaje a la Ciudad Eterna.
Esta información sale al paso de otras difundidas en fechas recientes en las que se aseguraba que Chávez había denegado la renovación de su pasaporte a una docena de obispos, circunstancia desmentida en declaraciones a la agencia Zenit por uno de los auxiliares de Caracas, Jesús González de Zárate, quien detalla los pormenores de la compleja tramitación de pasaportes en términos similares a los que se ha expresado la fuente de toda solvencia contactada por VN. El mismo informante confiaba también a esta revista que, al cierre de la presente edición, el obispo de San Carlos, Jesús Zárraga, aún no había llegado a Roma y se temía que no le hubieran concedido el documento para salir de Venezuela.
Todos estos hechos “se suman a los maltratos de las autoridades venezolanas a intelectuales invitados a dictar conferencias en el país, tales como el novelista Vargas Llosa y su hijo, que sufrieron detenciones y amenazas al ingresar por el aeropuerto de Maiquetía en los últimos días”.
UNA APRETADA AGENDA
Además de reunirse con el Papa y de celebrar la Eucaristía en las cuatro basílicas mayores, está previsto que, durante su visita ad limina, los obispos venezolanos recorran diferentes organismos de la Curia, donde podrán compartir sus puntos de vista sobre diversos aspectos de la vida de la Iglesia -universal y venezolana-, teniendo siempre muy presentes los informes enviados previamente a Roma por cada pastor. Asimismo, los prelados tendrán la oportunidad de encontrarse con otras instituciones y comunidades eclesiales, y con los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos de Venezuela que realizan sus estudios o viven en la capital italiana.
Está programada también una visita a la Cartuja de La Farneta, en Lucca, monasterio donde vivieron dos insignes venezolanos: el médico y científico José Gregorio Hernández (1864-1919), en proceso de canonización, y el obispo Salvador Montes de Oca (1895-1944), fusilado por los nazis en Italia junto a monjes de esa comunidad que había dado refugio a perseguidos.
En el nº 2.663 de Vida Nueva.