El Papa llega a Tierra Santa como ‘peregrino de paz’

Benedicto XVI inicia en Jordania uno de los viajes más importantes y complicados de su pontificado

preparativos-viaje-papa(Antonio Pelayo– Roma) Todo ha sido preparado hasta los últimos detalles; no se ha dejado nada a la improvisación en este viaje que se anuncia como el más importante del pontificado. Cuando Benedicto XVI se subía, el viernes 8, al avión que le conducía a Amman, primera etapa de su peregrinación a Tierra Santa, lo hacía seguro de que sus colaboradores, desde el cardenal Tarcisio Bertone hasta el último “oficial” de la Secretaría de Estado, han echado esta vez el resto, conscientes de que no podían permitirse errores o desajustes.

El mismo Papa ha cumplido escrupulosamente sus deberes dando la última aprobación, ya hace algún tiempo, a los numerosos discursos que pronunciará durante su viaje -todos ellos en inglés- para permitir al equipo de traductores que hagan las versiones en italiano, francés y alemán, y tal vez también en castellano, como dio a entender el P. Federico Lombardi en el briefing que celebró el lunes 4 en la Sala de Prensa con los informadores que cubrimos el viaje papal.

Al viaje se refirió Joseph Ratzinger el domingo 3, en las palabras que pronunció a la hora del Regina Coeli ante una Plaza de San Pedro llena hasta el abarrotamiento: “Tras las huellas de mis venerados predecesores Pablo VI y Juan Pablo II, me convertiré en peregrino a los principales santos lugares de fe. Con mi visita me propongo confirmar y alentar a los cristianos de Tierra Santa, que tienen que afrontar cada día no pocas dificultades. Como Sucesor del apóstol Pedro, les haré sentir la cercanía y el apoyo de todo el cuerpo de la Iglesia”.

A renglón seguido indicó el segundo objetivo de su presencia en Tierra Santa: “Me haré también peregrino de paz en el nombre del único Dios, que es Padre de todos. Daré testimonio del compromiso de la Iglesia católica en favor de cuantos se esfuerzan por practicar el diálogo y la reconciliación para alcanzar una paz estable y duradera en la justicia y el respeto recíprocos”. Aún indicó otro objetivo más de su viaje, que “no podrá no tener una notable importancia ecuménica e interreligiosa. Jerusalén es, desde este punto de vista, la ciudad-símbolo por excelencia: en ella Cristo murió para reunir a todo los hijos de Dios dispersos”.

benedicto-predicandoEn los breves saludos que dirigió después a los fieles, en inglés dijo: “Os pido que os unáis a mi oración por los afligidos pueblos de esa región. Os pido que recordéis al pueblo palestino, que ha tenido que hacer frente a graves dificultades y sufrimientos”.

Proyecto esperanzador

Éstos son, pues, los motivos del viaje, decidido por el Papa hace ya mucho tiempo y sobre el que en su día se desencadenaron dos acontecimientos inesperados que lo pusieron en serio peligro: la sangrienta guerra de Gaza y la polvareda mediática provocada por la suspensión de la excomunión a los cuatro obispos lefebvristas, incluido el negacionista Richard Williamson. No es que hayan desaparecido del todo sus efectos negativos, pero tanto por parte de la Santa Sede como del Gobierno israelí y de la Autoridad Nacional Palestina se han hecho todos los esfuerzos posibles para no frustrar un proyecto en el que todos nutren sus esperanzas. Acaba de confirmarlo en Roma el ministro israelí de Asuntos Exteriores. El nada cómodo Avigdor Lieberman declaró que está seguro de las consecuencias positivas de la presencia del Papa en Tierra Santa y que su Gobierno prestará toda la colaboración necesaria para que así suceda.

Una fuente de la Secretaría de Estado nos ha hecho el siguiente análisis: “Ninguno de los viajes a esa región del planeta es fácil. Es el escenario de enfrentamientos que duran ya muchas décadas y donde, últimamente, situaciones como la registrada en Gaza avivan los resentimientos históricos y hacen aún más difícil el entendimiento entre judíos y palestinos. Pero el momento es hoy más positivo que a finales del año pasado: han cesado las escaramuzas en Gaza, el régimen iraní parece abierto por primera vez a un reconocimiento de Israel, el presidente Barack Obama ha convocado a Washington a los principales protagonistas de la crisis de Oriente Medio para estudiar con ellos la estrategia más conveniente y realista en este momento, el nuevo Gobierno de Netanyahu parece inclinado a unas posturas más conciliadoras de lo que permitía suponer su composición política; la UE está superando la cuasi-congelación de sus esfuerzos por hacerse presente en la región. Estamos seguros de que las palabras del Papa, que se pronunciará en la habitual línea de la diplomacia vaticana, van a contribuir a relanzar las negociaciones y a serenar los ánimos”.

cartel-viaje-t-santaPor otra parte, el Papa y sus colaboradores -entre los que hay que destacar la eficaz gestión de Antonio Franco, nuncio apostólico en Israel- quieren evitar a toda costa que la política ocupe los primeros planos de este viaje aunque se dé la importancia que se merece a las entrevistas, por ejemplo, que Benedicto XVI mantendrá con el rey Abdallá II, soberano de Jordania; el presidente Simón Peres, tan experimentado en estos temas y tan respetado internacionalmente; y el presidente palestino Mahmud Abbas, que ha capeado con inteligencia los inconvenientes de su precaria condición frente a Hammas. En el Vaticano son muy conscientes, por otra parte, de que todos los protagonistas del conflicto van a intentar llevarse al Papa a su terreno; por eso se han estudiado con lupa todos los movimientos, para evitar operaciones de recuperación.

El viaje plantea no pocos problemas en todos los órdenes, pero aquí se confía mucho en la experiencia de la visita de Juan Pablo II y en la veteranía, por citar uno solo, de los servicios secretos israelíes. El tema de la seguridad del Papa y las decenas de miles de personas que le van a seguir es uno de los que suscita mayor preocupación. El Shin Bet (la rama de los servicios secretos israelíes que controla el territorio nacional y que tiene una comprobada experiencia en materia antiterrorista) ha advertido a sus colegas de la Guardia Suiza y de la Gendarmería vaticana que consideraba inapropiado y poco seguro el uso del papamóvil en algunos itinerarios, de modo especial en Nazaret y Jerusalén. La cuestión ha sido estudiada con la debida atención y se ha concluido que en la misa en el ‘Monte del precipicio’ de Nazaret, sólo se servirá del mundialmente famoso medio de locomoción para saludar a la multitud (tal vez la más numerosa de todo el viaje), siempre que las condiciones del terreno lo permitan. “No he observado -nos dijo el P. Lombardi- ningún alarmismo por parte de los responsables de los servicios de seguridad, pero se tomarán todas las cautelas que se juzguen necesarias, como es lógico”.

Aquí también se han tenido muy en cuenta las sensatas declaraciones del patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal (VN, nº 2.657): “En este país es impensable dejar a un lado la dimensión política. El nuncio tiene razón cuando insiste en decir que se trata antes que nada de una peregrinación, pero no nos engañemos: hay también una dimensión política muy evidente. Cada día, cada gesto, cada encuentro y cada visita, todo tendrá una connotación política”.

POR LA PACIFICACIÓN NACIONAL

uribe-y-benedicto1La actividad del Santo Padre en los días previos a su viaje ha estado condicionada por el mismo, pero no totalmente absorbida. El 30 de abril, Benedicto XVI recibió en audiencia privada al presidente de la República de Colombia, Álvaro Uribe, con quien mantuvo un largo y cordial coloquio en el curso del cual -dice el habitual comunicado- “se han afrontado algunos aspectos de la situación del país sudamericano, en particular la lucha contra el narcotráfico y las políticas sociales destinadas a mejorar la condición de tantas personas que viven todavía en situaciones de pobreza. Asimismo, se ha hablado de la colaboración entre la Iglesia y el Estado encaminada a la consolidación de la pacificación nacional”.

Siempre gratos al Papa melómano, los conciertos le suponen una pausa agradable. Lo fue de modo especial el que le ofreció, el día 30, la Orquesta y el Coro ‘Giuseppe Verdi’ de Milán bajo la dirección de la china Zhang Xian, con un repertorio compuesto por obras de Haydn, Mozart y Vivaldi. Ratzinger, en sus palabras de agradecimiento, dio una prueba más de sus conocimientos musicales.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.659 de Vida Nueva.

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