Los “efectos colaterales” de la Asamblea Plenaria

(J. Lorenzo) El 24 de abril concluyó la 93º Asamblea Plenaria de la CEE, cuyos trabajos no habrían concitado demasiado interés periodístico de no ser por los “efectos colaterales” que tuvo la elección del sustituto del cardenal Cañizares para el Comité Ejecutivo. La designación para el puesto del arzobispo castrense, Juan de Río, y del obispo de Lleida, Joan Piris, para sustituir a éste en la Comisión Episcopal de Medios -ambos tras imponerse en tercera elección al arzobispo electo de Toledo, Braulio Rodríguez– desataron las interpretaciones de que se trataba de un gesto ante las maneras de ejercer la colegialidad en el máximo organismo de la Iglesia en España. La prensa volvió a hablar de “bloques” episcopales y la CEE a negar su existencia.

Por lo demás, la Plenaria conoció por boca del presidente de la COPE, Alfonso Coronel de Palma, un informe sobre la decisión adoptada por el Consejo de Administración y la Dirección de la cadena radiofónica para que su “locutor estrella”, Federico Jiménez Losantos, deje el espacio de la mañana para compartir el de la noche con César Vidal. Como accionista mayoritaria, la CEE ha reiterado su confianza en los directivos de la cadena, lo que no evita el desasosiego que reina entre los trabajadores de la emisora sobre su futuro laboral.

Ya en rueda de prensa, el secretario general, Juan Antonio Martínez Camino, al ser preguntado sobre la reforma de la Ley de Libertad Religiosa que está preparando el Gobierno, afirmó que, aun cuando no tenían conocimiento del texto del anteproyecto, el Comité Ejecutivo había constituido un grupo de expertos para el seguimiento de este asunto. En todo caso, señaló con gran tranquilidad que el desarrollo de la misma “afecta muy indirectamente, por no decir que no afecta” a la Iglesia católica, cuyas relaciones con el Estado español están reguladas por los Acuerdos del año 1979.

En el nº 2.658 de Vida Nueva.

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