Analfabetos en historia del arte y religión

Crecen las quejas ante el desconocimiento por los jóvenes de la Biblia y de la tradición católica en las disciplinas artísticas

Jesus en el Museo del Prado - libro PPC

Páginas interiores de ‘Jesús en el Museo del Prado’ (PPC)

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | El flagrante analfabetismo religioso propiciado por el fracaso del sistema educativo ha disparado la alarma social, sobre todo, entre los profesores de Historia del Arte, desesperados ante la incapacidad manifiesta de muchos de sus alumnos para entender y comprender siglos de cultura. El filósofo Reyes Mate lo resume así: “Los jóvenes no saben de Adán y Eva y así no hay manera de que comprendan la grandeza de La Creación pintada por Miguel Ángel en La Capilla Sixtina.

“No conocen la liturgia de difuntos –sigue el filósofo Mate–, y por eso no pueden estremecerse con el Requiem de Bizet; no han leído el evangelio de Lucas y nada les dice el Oratorio de Navidad de Bach: no les han contado la Historia Sagrada y así no hay manera de leer el libro abierto que son las catedrales medievales; no pueden descifrar la estremecedora Leyenda del Gran Inquisidor, de Dostoievski, porque nadie les ha presentado al Nazareno”.

Un desconocimiento que se ha acelerado, sobre todo, en los últimos treinta años. “Uno de los problemas más graves de estos jóvenes es que no tienen la más mínima idea de las cuestiones básicas de la Biblia. No todos los alumnos, claro, pero la mayoría no saben qué son el Antiguo y el Nuevo Testamento, confunden personajes e incluso hay algunos que no acertarían a explicar quiénes son Adán y Eva”, afirma Teresa Vicens, profesora de Iconografía Medieval de la Facultad de Historia de la Universitat de Barcelona. En definitiva, España descubre su propia incultura religiosa.

dostoievskiEl debate, en cualquier caso, toca más allá que la simple decadencia del sistema educativo. Mate apunta a la persistencia de un “laicismo más propio del siglo XIX que del XXI” como causa sobre la que se asienta el galopante desconocimiento de la raíz cristiana en el arte y en la vida. En definitiva, es un mal que cabalga mucho más allá del seno de la Iglesia porque afecta, sobre todo, al conocimiento, a la cultura, al trasfondo humanista de nuestra civilización.

José Julio García Arranz, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura, señala que “existe un desconocimiento total y una escasa cultura de reconocimiento de temas y personajes bíblicos sobre todo”. La Biblia, aún como extraordinario documento literario, no se lee. En el Antiguo y el Nuevo Testamento no sólo está el sustento de una fe sino las claves para descifrar buena parte del arte occidental y de la tradición judeo-cristiana de la que somos herederos.

“La iconografía cristiana es esencial, pues no sólo interesa a la historia del arte, sino también a la historia de las civilizaciones en general, del pensamiento humano y más particularmente del religioso. Refleja como un espejo fiel todos los progresos del pensamiento y todos los matices de la sensibilidad humana”, afirman Alicia Pérez Tripiana y María Ángeles Sobrino López, autoras de Jesús en el Museo del Prado (PPC), una obra didáctica, muy cuidada, que busca “acercar a estudiantes, historiadores y amantes del arte la obra pictórica como un todo unitario”. Un todo en el que, a través de temas bíblicos, por ejemplo, el pintor expresa no sólo contenidos religiosos, sino también políticos, civiles, culturales o simplemente plásticos.

Producción artística

En el camino, en el trasiego que ha provocado el desembarco del relativismo laico, hemos perdido la capacidad de ver, de leer, de comprender el tesoro de una producción artística que se extiende desde Fra Angelico, Tiziano o Velázquez hasta Francis Bacon y Miquel Barceló.

bachLa pugna por ahuyentar cualquier atisbo de reminiscencia religiosa o por disimularla en un ámbito políticamente correcto pone de manifiesto, como dice García Arranz, que “el laicismo de la sociedad actual ha perdido el contacto con las religiones”.

No es algo nuevo. “Es un hecho. Sin condenar a nadie, es evidente que hoy la ignorancia religiosa es tremenda, basta hablar con las nuevas generaciones… Evidentemente, en el postconcilio no se ha logrado transmitir concretamente los contenidos de la fe cristiana”. La frase es de Benedicto XVI antes de ser nombrado Papa. En el fondo, nos estamos jugando mucho más.

De nuevo, Reyes Mate: “Lo que preocupa no es la descristianización del país, sino la deshumanización de las nuevas generaciones. La descristianización puede preocupar a la Iglesia porque disminuye el número de fieles que siempre serán una minoría ya que la fe no se adquiere sino que se recibe. Caso distinto es el de la deshumanización, es decir, la pérdida de valores individuales y sociales, siempre asociados a una cultura, en el caso de España vinculada al judeocristianismo, y que se transmite a través del arte, de la literatura o de la filosofía. No es sólo un problema de ignorancia estética, sino también de ética”.

El debate está servido. Es indudable que la “ignorancia religiosa” toca de lleno el impasse del sistema educativo, que cada vez recibe más denuncia por su fracaso pedagógico. De hecho, el catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, Mariano Fernández Enguita, habla de un nuevo género literario, el “cuaderno de quejas”, que viene a denominar a la cada vez más amplia literatura que genera el desencanto educativo.

Desde Daniel Pennac y su Mal de escuela (Mondadori), texto en el que el novelista francés reconstruye su vivencia como alumno, un mal alumno (un zoquete, o cancre, en su propia definición), enriquecida por la experiencia del profesor que luego fue y servida con la calidad narrativa del magnífico escritor que ahora es. Hasta José Sánchez Tortosa con El profesor en la trinchera. La tiranía de los alumnos, la frustración de los profesores y la guerra en las aulas (La Esfera de los Libros) y José Penalva Buitrago con Cartas de un maestro (Biblioteca Nueva). Y muchos más. Basta una frase de Pennac para resumirlos: “La prudencia pedagógica debería representarnos al zoquete como al alumno más normal: el que justifica plenamente la función de profesor puesto que debemos enseñárselo todo, comenzando por la necesidad misma de aprender”.

Pero, en medio de esa vorágine, lo cultural, lo humanista, lo religioso, está hundiéndose más aún por el peso de un mal entendido laicismo, que abjura de todo conocimiento de lo religioso como si se pudiera borrar siglos de arte, pensamiento y cultura. De nuevo Reyes Mate. Esta vez cita a Theodor Adorno: “Las tradiciones han perdido quizá su sentido pero tan pronto como se apaga una, se da un paso decidido hacia la inhumanidad”.

 

Un magistral recorrido por el Jesús más pictórico

Jesus en el Museo del Prado - libro PPC

Portada de ‘Jesús en el Museo del Prado’

Jesus en el Museo del Prado - libro PPCEl Museo del Prado es un escenario extraordinario para vivir también la fe. Alicia Pérez Tripiana y María Ángeles Sobrino López lo revelan en Jesús en el Museo del Prado (PPC), un recorrido a través de treinta obras fundamentales de la iconografía cristiana que ilustran la vida de Jesús de Nazaret desde la Anunciación del ángel a la Virgen María, de Fra Angelico, a La Resurrección, de El Greco.

El libro no sólo busca “el mayor número de autores de diferentes épocas y estilos que trabajaron el tema religioso” -aquí están nada menos que Rubens, Patinir, Murillo, Tintoretto, Tiziano, Goya, Velázquez-, sino que su metodología y presentación pretende que el lector comprenda la obra en todos sus aspectos.

“Vamos estudiando todo lo referente a cada obra, su origen, su autor, el estilo artístico al que pertenece, iconografía y descripción del tema”, explican las autoras, que no dejan de lado “ni el análisis formal” ni, mucho menos, unas “imprescindibles claves bíblicas de los textos evangélicos” en los que cada obra se inspira, que han sido elaboradas por Pedro Barrado.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.658 de Vida Nueva.

 

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