¿Hay crisis de candidatos al sacerdocio y la vida religiosa?

Diversos expertos reflexionan ante la 16ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

religiosas-a-latina(Miguel Ángel Malavia– Foto: M. Tombilla) Un año más -la que se celebra el domingo 3 de mayo es la 16ª edición-, se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Y, como siempre en las últimas décadas, resuena la misma pregunta: ¿existe realmente una crisis vocacional? 

Para extraer un diagnóstico certero, lo mejor es acudir a los datos. Y por ello nada mejor que los de la propia Santa Sede, que los articula a través de su Anuario Pontificio. En el último, presentado al Papa el 28 de febrero, con referencia a los datos de 2007, se extraían como conclusiones principales las siguientes: las vocaciones al sacerdocio aumentaron mundialmente en un 0,4%, pasándose de los 407.262 presbíteros en 2006 a los 408.024 en 2007. Lo más importante es que, aunque de un modo paulatino, la tendencia es ascendente desde el año 2000. Profundizando en los datos, a la hora de distinguir entre continentes, ya se aprecian mayores diferencias: el crecimiento se centra en África (27,6%) y Asia (21,2%); se estaciona en América; y desciende en Oceanía (-5,5%) y Europa (-6,8%). Respecto a los seminaristas, la tendencia es similar, pasándose de los 115.480 en 2006 a los 115.919 en 2007. Aquí el crecimiento se sigue situando en África y Asia, pero América ya se une a Europa en los índices de descenso (-1% y -2,1%, respectivamente). En cuanto a la vida religiosa, los parámetros son similares, con la salvedad de que en el último muestreo, por primera vez, se constataba cómo está descendiendo en América  el número de nuevas religiosas. 

¿Y en España? Según datos del departamento de Estadística de la CONFER, comparando la situación de 2001 con la de 2008, se aprecia un marcado descenso. A inicios del nuevo milenio, había en España 48.690 religiosas y 15.445 religiosos. El año pasado se registraban 37.877 religiosas y 11.696 religiosos. En cuanto a las vocaciones al sacerdocio, según datos que la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades hizo públicos en 2007, se han reducido en un 30,55% respecto al curso 1990/1991. Algo especialmente preocupante si se tiene en cuenta que de los 19.000 sacerdotes que hay en España, alrededor de 9.000 están jubilados. Pese a todo, las diferencias por diócesis y regiones son muy marcadas, habiéndolas emergentes.

Diversas lecturas

Establecidos los datos, Vida Nueva ha consultado la opinión de relevantes expertos, incidiendo todos en la complejidad y las raíces profundas de la cuestión. El Secretario Técnico de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, Ángel Pérez Pueyo, considera que “no se puede hablar de crisis vocacional de un modo genérico”, debiéndose tener en cuenta la “diversidad de realidades”. A su juicio, “el Señor sigue llamando, y nos llama a todos. Cada uno en su particular vocación, pero todos somos llamados a construir el Reino”. Por ello, lo que se debe pedir es “generosidad en la respuesta” y un “modo coherente de vivir la llamada”, pues “el que vive la fe con pureza es ejemplo y fermento para los demás, germen de futuras comunidades vivas”.  

Aquilino Bocos, ex Superior General de los Misioneros Claretianos, apuesta por dar primacía “a la calidad frente a la cantidad”, a la vez que dirige su mirada hacia las familias como “corresponsables” en la misión evangelizadora de la Iglesia: “Debemos implicar a los padres, pidiéndoles que sean generosos y no tengan miedo a la hora de dar a sus grandes tesoros: los hijos”. Finalmente, concluye dejando las esperanzas puestas en Dios: “Es el Señor el que ha de disponer de la mejor forma el modo de articular su mies. Él necesita testigos y servidores para hacer presente la Palabra. Por eso hemos de confiar en su providencia”.   

La escritora y teóloga norteamericana Megan McKenna, considera que “no hay una crisis vocacional como tal”, aunque “sí se percibe un distanciamiento de lo religioso con la sociedad de la prisa en la que vive inmerso el llamado Primer Mundo”. Para ella, existe una “clara diferencia” con lo vivido hoy en las comunidades de África, Asia y América Latina, “donde al no estar en situación de mayoría, los cristianos saben que son mirados con lupa y viven el Evangelio con una mayor intensidad; a diferencia de Occidente, donde se saben la cultura dominante y, por comodidad, no se realiza ese esfuerzo”. En su opinión, “en EE. UU. y Europa se debe hacer un replanteamiento general”, pues “realmente somos minoría los cristianos en el mundo: de unos 6.000 millones, sólo algo más de 1.000 creen en Cristo… Somos una minoría y debemos ser conscientes para actuar”. 

En el nº 2.658 de Vida Nueva.

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