Rouco afirma que la crisis tiene ‘hondas raíces morales’

El presidente de la CEE propone en la inauguración de la Plenaria un ‘profundo cambio de mentalidad y de actitudes’

asamblea-plenaria(José Lorenzo– Fotos: Luis Medina) El pasado día 20, el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio Mª Rouco Varela, inauguró los trabajos de la 93ª Asamblea Plenaria del Episcopado que, reunida en la madrileña calle de Añastro, estudiaba hasta el día 24, entre otras cuestiones, la situación de la Pastoral de la Eucaristía en España, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebrará en Madrid en agosto de 2011, así como la posible aprobación de un mensaje con motivo el 50º aniversario de Manos Unidas. La sesión de apertura, como es habitual, se abrió con un discurso del presidente en el que abordó cuestiones de índole social, como la crisis económica y el aborto, e intraeclesial, como la citada JMJ o la celebración del ya inminente Año Sacerdotal convocado por el Papa.

Con respecto a la crisis, que tanta justificada alarma social ha generado en nuestro país, a la cabeza del paro de toda la Unión Europea, Rouco afirmó que sus orígenes “tienen que ver con una crisis global de naturaleza ética”, por lo que recordó que “sin un cambio profundo de mentalidad y de actitudes, a la luz de una conciencia moral rectamente formada, es decir, de una verdadera conversión personal y social, difícilmente se remontará”.

Por ello propone, para superar esta situación, “de tan hondas raíces morales y espirituales”, sobriedad y austeridad de vida; sacrificio personal en aras del bien común, concebir el trabajo como un derecho, pero también un deber; y regulación jurídica y administrativa de la vida económica y financiera que proteja de “conductas gravemente egoístas e inmorales” estimuladas por el ansia de un enriquecimiento fácil y rápido.

Sobre el papel de la Iglesia ante esta situación, “cuyas dimensiones y horizontes se muestran inciertos e imprevisibles”, indicó que hace ya un tiempo que se están haciendo gestos “para estimular la generosidad de todos”. Y recordó la tarea que realizan las comunidades eclesiales, que atienden “a un número cada vez mayor de personas y familias necesitadas de alimentos”.

Rouco también apuntó que el próximo Día Nacional de la Caridad, en la Solemnidad del Corpus Christi, proporciona a los fieles una nueva oportunidad “para intensificar y hacer más efectivo el esfuerzo de Cáritas y la generosidad de tantos hijos e hijas de la Iglesia que tan admirablemente se vuelcan en el servicio y en la ayuda a los necesitados”. “Ésta -afirmó- es la primera y más elemental respuesta de la Iglesia”.

Aborto y EpC

Según ha sabido Vida Nueva, en próximas fechas Cáritas ofrecerá nuevos datos sobre esa incesante labor asistencial que está desarrollando entre las personas más afectadas por la crisis. Asimismo, la Comisión Episcopal de Pastoral Social hará público un mensaje con motivo del Día Nacional de la Caridad en el que incidirá sobre el tema de la crisis.

Y es que, como reconoció el purpurado, “no pocos de los fieles reclaman, con toda razón, que la caridad llegue también a expresarse en el discernimiento de las causas éticas, tanto individuales como sociales, que han provocado la situación de crisis. Apelan a una actualización de la Doctrina Social de la Iglesia”. Y recordó la “posible” encíclica de Benedicto XVI sobre doctrina social, “que habremos de ofrecer a nuestros conciudadanos como un servicio de amor cristiano”. Así pues, esos fieles habrán de esperar (quizás no mucho) a la voz del Papa, pues ya nada indica que la CEE, como órgano colegiado, brinde una reflexión al respecto.

abrazos-obisposY una honda, que no nueva, reflexión sobre el aborto fue la que desgranó el cardenal gallego en otro momento importante de su discurso. Un campo, el de “la conciencia sobre el don inestimable de la vida”, en el “urge evangelizar de nuevo”. Rouco, sin citar la reforma de la Ley del Aborto, reivindicó la potestad de la Iglesia para predicar el Evangelio de la vida y de la familia. En ese empeño, dijo, “no queremos cejar”, y advirtió que eso “no es hacer política”.

La andanada vendría más tarde, cuando, recordando el magisterio de la CEE,  aseguró que “no es verdad que la democracia pueda funcionar bien como mero juego de mayorías y minorías con independencia del sustrato ético, es decir, del reconocimiento y del respeto efectivo de los derechos fundamentales”.

La Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, sintiéndose interpelada, en una frase aparente, pero de magro contenido intelectual, señaló que “a la Iglesia le corresponde decir qué es pecado, pero no qué es delito”.

Más flexible se mostró Rouco en el tema de la asignatura de Educación para la Ciudadanía al señalar que los problemas que plantea podrían solucionarse mediante “la oferta de una formación jurídica básica sobre las Declaraciones de los Derechos Humanos o sobre la Constitución Española”.

La JMJ, tema muy querido del cardenal, ocupó la primera parte de su discurso. Consideró que esa Jornada es “una ocasión privilegiada” para favorecer el encuentro de los jóvenes con Cristo, también “los más o menos alejados”, por lo que animó a prepararla con esmero.

Tras su discurso, tomó la palabra el Nuncio. Manuel Monteiro se dirigió a la Asamblea para agradecer su carta de apoyo al Papa tras el “caso Williamson” y les pidió oraciones por la misión del Pontífice en su acción evangelizadora en favor de la unidad.

Por otra parte, esta Plenaria eligió al arzobispo castrense Juan del Río como nuevo miembro del Comité Ejecutivo en sustitución del cardenal Cañizares, y al arzobispo de Granada, Javier Martínez, para presidir Doctrina de la Fe en sustitución del cardenal García-Gasco.

AVISO AL CLERO

De los cuatro puntos abordados por Rouco en su discurso, el que más ha sorprendido -por lo inesperado- ha sido aquel en el que ha recordado las características y misión del presbítero. Es verdad que la excusa se la dio en bandeja el Año Sacerdotal convocado por el Papa con motivo del 150º aniversario de la muerte del Santo Cura de Arns, y que se extenderá desde el 19 de junio de este año hasta el mismo día de 2010.

Efectivamente, el modelo de ese sacerdote francés le sirve al cardenal de Madrid para introducir en suelo hispano la preocupación -compartida por Benedicto XVI, de quien toma varios párrafos de su discurso en la reciente Plenaria de la Congregación del Clero- sobre “la situación humana y espiritual de nuestros sacerdotes”. De ahí que se permita recordarles “la cuádruple dimensión: eclesial, de comunión, jerárquica y doctrinal” que, en la línea del Papa, “es absolutamente indispensable para toda auténtica misión y sólo ella garantiza su eficacia espiritual”.

Junto a estas grandes líneas, Rouco, con palabras del Papa, tampoco olvida recordar una urgencia para estos días: “La recuperación de la convicción que impulsa a los sacerdotes a estar presentes, identificables y reconocibles tanto por el juicio de fe como por las virtudes personales, e incluso por el vestido”, cuestión ésta última siempre controvertida y sometidas a un constante tira y afloja.

La ausencia de grandes fracturas -salvo la generacional, ineludible- entre el clero español ha levantado las suspicacias por los verdaderos motivos de este apartado del discurso. Algunas fuentes han subrayado a Vida Nueva el tono “más restrictivo que animoso” en esas palabras. También se quiere ver como una oportunidad para, dados los buenos frutos que está cosechando el Año Paulino, aprovechar la citada efeméride del cura de Arns para insuflar moral y recordar la destacada misión que tienen encomendada los sacerdotes. Y en fin, tampoco falta el análisis de que se trata de un “mensaje muy evidente al clero”, sobre todos a los religiosos, muy claro en el tema de la vestimenta, y porque -en vísperas de posibles medidas concretas disciplinarias- se estima que es entre ellos donde se registran los mayores casos de disenso.

En el nº 2.657 de Vida Nueva.

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