Los religiosos llaman a ser carta de Cristo en medio del mundo

Madrid acogió la 38ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada

semana-vida-religiosa-2(Miguel Ángel Malavia– Fotos: Miguel Tombilla) Sois una carta de Cristo. Con este lema discurrió la 38ª Semana Nacional de Vida Consagrada, que reunió en Madrid a cerca de 700 religiosos (en su inmensa mayoría mujeres) entre el 14 y el 18 de abril. El encuentro, organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) -fundado por los Misioneros Claretianos-, fue dirigido por José Cristo Rey García Paredes, director del ITVR, y moderado por Luis Alberto Gonzalo-Díez, director de la revista Vida Religiosa y colaborador de Vida Nueva. Entre los asistentes, destacó la presencia de Manuel Monteiro, nuncio del Papa; Manuel Sánchez Monge, obispo de Mondoñedo-Ferrol y miembro de la Comisión de Vida Consagrada de la CEE; o Alejandro Fernández Barrajón, presidente de la CONFER, entre otros. Con motivo de la celebración del Año Paulino, todas las sesiones giraron en torno a contenidos específicos de las cartas del apóstol de los gentiles, aplicados a la hora actual. Lejos de ser un encuentro meramente institucional, el espíritu de las jornadas fue de profundo trabajo, planteándose cuestiones de gran calado y actualidad. 

semana-vida-religiosa-3En referencia al tema del diálogo con la sociedad, Jesús María Lecea, Superior General de los Escolapios, consideró que “falla la comunicación”, detectándose un “desconocimiento de los destinatarios a los que nos dirigimos”. En el caso de los jóvenes, llamó a hacer un esfuerzo “para conocer sus reales y cercanas inquietudes”. A su vez, alertó contra lo que denominó como siestas eclesiales: “A veces sesteamos, tanto en la Iglesia como en la Vida Religiosa. Desconectamos cuando nos critican y nos dan de lado, pero estamos para servir a la sociedad”. 

El ex presidente de la CONFER, al referirse a la Vida Consagrada como una voz en la Iglesia, pidió que aquélla siga siendo “memoria viva del Concilio”. “La Vida Religiosa -dijo- tiene una palabra para el mundo de hoy. Y el mundo necesita esta palabra profética, que sea una palabra inteligible y correcta sobre Dios”.

El profesor del Instituto Teológico de Vida Consagrada y ex Superior General de los Misioneros Claretianos, Aquilino Bocos, señaló la existencia de una “crisis de fundamentación”: “Los contenidos, la forma en que los expresamos, los destinatarios… todo eso es importante. Pero hemos de ir a la esencia y cuestionarnos desde dónde evangelizamos. Nos falta el contacto real con Jesús. Ése es el fundamento de la misión”. Centrándose en el lema de las jornadas, incidió en el concepto paulino de ‘carta de Cristo’: “¿Somos carta? A veces pensamos que por estar en la Vida Religiosa hemos llegado al fin, alcanzando el estado de santidad. Y es al revés. Al profesar votos es cuando comienza nuestro camino. No hemos de ser conformistas. Carta de Cristo significa llegar a ser, pero para eso hemos de irnos haciendo continuamente. La carta ha de ser llenada de contenido evangélico y ha de hacerse atractiva para que la lean los hombres de este mundo”. Lecea apuntó que ser carta es “anunciar a Cristo”, pero “teniendo cuidado con ciertos ‘demonios domésticos’. Esos demonios son los borrones que manchan lo positivo que hacemos. Son el anti-testimonio. No podemos ser grises. Hemos de tener garra, ser relevantes, hacer interesante nuestro mensaje. Para ello debemos entrar, sin miedo, en los conflictos de hoy”. El escolapio concluyó estableciendo los tres “virus” que amenazan la condición de carta: “La mediocridad, la superficialidad y la incoherencia”.    

La edad como problema

Otro punto que causó especial interés entre los asistentes -la media de edad era alta- fue el de la adaptación de los religiosos más jóvenes. Bocos fue directo al decir que “cuando sube la media de edad en una comunidad, ascienden paralelamente los problemas. Con los años, crecen el hastío, el egoísmo y la resistencia a lo novedoso, bajando la necesaria vitalidad. Hace falta una juventud que nos espabile. Lo malo es cuando llegan a nuestras casas novicios jóvenes y se tiende a tratarlos como a nuestros nietos o sobrinos, no como hijos. Les solemos conceder caprichos para que no se vayan. Pero lo que debemos de hacer es acompañarles y exigirles en su camino de entrega y renuncia”. Severiano Blanco, profesor del Instituto Teológico de Vida Consagrada, fue aún más allá y apuntó a que “cada vez son más las comunidades de jubilados”, centrándose sus miembros en esos casos “más en el ocio que en la oración”. Lecea opinó que, en ocasiones, los miembros de una comunidad “se toleran mutuamente”, pero no se hacen “amistades profundas”. Así, advirtió contra el peligro de que los más jóvenes sientan “una gran soledad”, lo que se convierte en “campo abonado para la crisis”. Bocos concluyó afirmando que “a los religiosos nos falta conocer cómo se envejece en comunidad, con todos sus componentes unidos en ese proceso vital”. 

asistente-semana-consagradaUno de los asuntos que mayor expectación congregó fue el del papel de la mujer en la Iglesia. En relación a san Pablo, eje de las ponencias, Blanco denunció el “tratamiento injusto” al que históricamente ha sido sometida su figura, siendo acusado de rechazar a la mujer: “Pablo sí reconocía a las mujeres, agradecía constantemente su labor -apuntó que en sus cartas aparecen mencionadas más mujeres que hombres- y en alguna ocasión las llamó ‘apóstoles'”. Respecto a sus escritos supuestamente despectivos en la Carta a los Corintios, el docente apuntó que “él sólo enumeró los argumentos que utilizaban algunos miembros varones de la comunidad contra ellas, pero para rebatirlos. No eran sus propias ideas, aunque así lo pueda parecer en los textos”. En cuanto al debate sobre si se debería proceder a la ordenación de mujeres como sacerdotes, recordó que se trata de un “tema muy complejo”, cuyas cuitas han llevado al “em- pobrecimiento del ecumenismo”. “Si la Iglesia ordenara mujeres se debilitaría la relación con los ortodoxos, pues ellos están más atrás que nosotros en este punto”, dijo. Para concluir que, “pese a las dificultades, se debe seguir avanzando en la reflexión sobre esta cuestión; poco a poco, pero sin parar”. Lecea añadió que éste es “un tema común de la Iglesia, que incumbe a hombres y mujeres. Es difícil. Pero lo mejor es que busquemos la respuesta directamente en el Evangelio, sin estar tan condicionados por la tradición de los siglos”.

Relaciones de poder

La Superiora General de las Hijas de San Pablo, M. Antonieta Bruscato, abordó la cuestión de las relaciones de poder en el seno de las comunidades. Recalcando que “el encuentro con Jesús es la fuente de la libertad”, mantuvo que “en el camino de la Vida Religiosa hay que dejarse guiar más por motivos, fundados en la fe en Cristo que se concretiza en el servicio, que por imperativos”. Así, denunció cómo los institutos “han de afrontar con frecuencia situaciones que debilitan los dinamismos de libertad”.    

megan-mckennaVida Nueva pudo conversar con otra de las conferenciantes, la escritora y teóloga norteamericana Megan McKenna. Conocedora de la realidad de América Latina -trabaja allí desde hace 25 años-, considera que en el llamado Tercer Mundo “la Palabra es más viva, pues se lee en común y se comenta por todos los fieles. Allí las comunidades religiosas son más apasionadas que en Occidente, donde la lectio divina no está conectada con la sociedad, siendo una simple lectura, racional y superficial”. Para ella, en Europa y EE. UU., deben escuchar, “como un regalo de Dios”, las enseñanzas de las comunidades de América Latina, África y Asia, “pues en ellas está el Espíritu”. La teóloga concluyó reiterando que “el principal problema de muchos cristianos es que hacen cosas por la gente, pero no reparan en que lo más importante es cómo las hacen, con qué sentimiento. Nos falta creer auténticamente en la resurrección, en la redención. No se nos nota si lo creemos de verdad. La Iglesia hace mucho, pero no sabe transmitirlo. Y eso lo percibe la gente. Si hiciéramos todo de corazón, con un sentimiento sincero, evangelizaríamos de verdad”.   

Finalizada la Semana, esta revista sondeó el balance que algunos ponentes extrajeron de la misma. Bocos resaltó como “muy positivo” el hecho de tomar a san Pablo como referencia, pues sus palabras siguen siendo “un aldabonazo a la conciencia eclesial”, proponiendo un “estilo de vida repleto de audacia y coraje”. En ese mismo sentido se expresó Lecea, para quien el de Tarso “es siempre un fuerte foco de atracción, de plena actualidad y un eco en las comunidades de hoy”. También destacó “la gran sintonía” y el “clima de mutua acogida” apreciado entre los ponentes y los asistentes. A su juicio, esa actitud abierta al diálogo “ha de ser lo natural en la Vida Religiosa”, aunque lamentó que ésta no se dé “en todos los ambientes eclesiales”. Severiano Blanco cerró las conclusiones resaltando la revalorización del concepto de ‘carta de Cristo’, llamando a imitar a san Pablo, “quien con su testimonio nos mostró la fuerza evangelizadora de la propia persona, creando gracias a su simple mediación auténticas comunidades vivas”. 

En el nº 2.657 de Vida Nueva.

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