“No busquéis seguridades más que en Cristo”

Osoro toma posesión como arzobispo de Valencia ante casi tres mil fieles y quinientos sacerdotes

toma-posesion-osoro(José Ramón Navarro Pareja– Valencia) Vengo en nombre de Jesucristo a quitar los miedos, a dar esperanza y a ser testigo de cómo hay que vivir en el amor”. Desde sus primeras palabras como arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro quiso dejar claro que llegaba a la diócesis a intentar ser “un pastor santo” y a traer esperanza, una tarea para la que también pidió ayuda a los sacerdotes y seminaristas, a la vida consagrada y a los laicos. Hizo de la toma de posesión, el sábado 18 en la catedral de Valencia, una celebración llena de gestos que evidencian cuál quiere que sea su estilo al frente de la diócesis.

Sorprendió con una homilía pronunciada, en buena parte, en valenciano. “Quiero que mis primeras palabras -dijo- como pastor vuestro, lleguen a vuestros oídos en la lengua que muchos de vosotros habéis escuchado en los brazos de vuestras madres”. Un gesto que le reconocieron con un cerrado aplauso los casi tres mil fieles y más de quinientos sacerdotes que llenaban la catedral.

Pero no fue el único. Significativo fue el recuerdo -también en valenciano- a los cuatro arzobispos que le han precedido, entre ellos Agustín García-Gasco, “que hoy me acompaña y me anima como verdadero padre y hermano”. Y no menos importante fue el largo abrazo que, delante del altar, unió al nuevo arzobispo con el obispo auxiliar emérito, Rafael Sanus, que presentó su renuncia en el año 2000 por sus divergencias con García-Gasco. Sin olvidar el baño de multitudes con que finalizó la ceremonia, en el que Carlos Osoro saludó no sólo a las autoridades presentes, sino a cada uno de los fieles que quiso acercarse hasta él.

Aprovechó su homilía para adelantar las que pueden ser las líneas maestras de su pontificado. En primer lugar, una especial atención hacia el presbiteriado, entre quienes, en los últimos años, ha cundido un cierto desencanto. “En la Pascua -se dirigió a los sacerdotes- nos alegramos de que Cristo no ha quedado en el sepulcro. No estamos tristes y llorosos como los primeros discípulos que, ante el anuncio de la resurrección, tuvieron dificultades para creer”. “Ayudadme -les pidió- a entregar de primera mano esta experiencia que quita y elimina los miedos y da siempre esperanza”.

toma-posesion-osoro2No olvidó tampoco a los seminaristas. Con poco más de una treintena de aspirantes al sacerdocio, el seminario de Valencia pasa por uno de sus momentos más difíciles. “Eliminad los miedos, no busquéis seguridades más que en Cristo”, dijo a los seminaristas, a los que también pidió que su vida “contagie a otros jóvenes que se incorporen con vosotros al anuncio del Evangelio”. La preocupación por la pastoral vocacional también le ha llevado a que una de sus primeras reuniones de trabajo sea, precisamente, con los rectores del seminario y de los dos colegios, el del Patriarca y el de Santo Tomás de Villanueva.

Recuerdos especiales

A los miembros de la vida consagrada  les quiso hacer partícipes de su tarea de Pastor: “Espero de vosotros, queridos hermanos y hermanas, ayuda en el anuncio del Evangelio en nuestra tierra de Valencia”. Al igual que a los laicos, a quienes animó a buscar “una sólida formación doctrinal y espiritual” y a comprometerse “en la edificación de una sociedad justa, solidaria, fraterna”.

Finalizó su homilía con tres “recuerdos muy especiales”. El primero “para las familias cristianas que se ven muy amenazadas por motivos diversos”. “La Iglesia debe poner todos los medios a su alcance para ayudar a las familias que constituyen la célula fundamental de toda sociedad sana”, remarcó. También para los niños, a quienes ayudará “para que la dimensión trascendente crezca cada día más en vuestro corazón”. Y por último a los jóvenes. “Cuento con vosotros para el anuncio del Evangelio”, les recordó.

Tras su toma de posesión, Osoro ha continuado con sus gestos de cercanía con la diócesis, para lo que ha renunciado a su participación en la plenaria de la Conferencia Episcopal. Así, el 20, al finalizar la misa dedicada al patrón de la Comunidad, san Vicente Ferrer, saludó a todos los fieles que habían acudido a la catedral. Antes, el domingo, su primer día en la diócesis, lo había pasado junto a los sacerdotes jubilados y enfermos, y el 21 se desplazó hasta el Rincón de Ademuz, el arciprestazgo más alejado de Valencia. Una actitud que ya le ha valido el apelativo de “el prelado del pueblo” en la prensa local, y que parece presagiar un nuevo estilo de gobierno, aunque por ahora, el único cambio en este sentido haya sido el de su secretario personal.

En el nº 2.657 de Vida Nueva.

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