Más oficio que ritmo

Los abrazos rotos

abrazos-rotos(J. L. Celada) Las películas hay que terminarlas, aunque sea a ciegas. Esta consigna, en boca del alter ego en la ficción de Pedro Almodóvar (un cineasta invidente felizmente interpretado por Lluís Homar), no sólo echa el telón al esperado último trabajo del realizador manchego, sino que quizá nos ayude a reconocer su gran virtud y su mayor defecto. Porque Los abrazos rotos -título más sugerente sobre el papel que en pantalla- es una producción concebida por alguien con mucha vista, que cuida con mimo hasta el último detalle, pero que no ha sabido ni ha querido ponerse límites. Su buen ojo descarta cualquier ceguera como retratista. No ocurre lo mismo, sin embargo, con sus dotes narrativas: desoyendo el consejo de su protagonista, parece ignorar que algunas secuencias también pueden (y deben) acabarse.

abrazos-rotos-2El resultado, por tanto, es una cinta tan sobrada de oficio como falta de ritmo. Pecado éste que, pese a desdibujar su ambiciosa propuesta, no oscurece los múltiples focos de interés que atesora. Y es que, desde su estreno hace ya un mes en España, la nueva aventura almodovariana está cosechando más dardos que flores, lo cual resulta comprensible si se la somete a comparaciones con su inmediata predecesora, Volver, o con la oscarizada Todo sobre mi madre y sus no menos evidentes guiños cinéfilos. Pero de ahí a relegarla al cuarto trastero de su filmografía, junto a La mala educación, media todo un abismo.

Almodóvar regresa con Los abrazos rotos a algunos de los escenarios familiares de su universo fílmico (y vital): el plató de rodaje, el pasillo de hospital, la cama revuelta…. Lugares donde confluyen las pasiones -con frecuencia, trágicas- de unos personajes más cómodos en la piel ajena del celuloide que “interpretando” sus propias historias cotidianas. 

abrazos-rotos-3Y otra vez, aquí sin rubor y con ciertos tics de megalómano, homenajea a una profesión (desde la maquilladora al montador, pasando por guionistas, productores y los más diversos ayudantes) que se lo ha dado todo en la vida. No sólo el éxito y el reconocimiento internacional, sino, muy especialmente, la posibilidad de disfrutarla (y padecerla) con una intensidad añadida: la que brindan la escritura y la imagen, herramientas ambas que él domina ya con el pulso de los grandes de este arte.

No es este filme el mejor ejemplo de la primera, aunque nos regale diálogos con sentimiento o ingenio. Sí contiene, por el contrario, destellos de auténtica genialidad visual (en encuadres, transiciones, puesta en escena…), realzados por sus hombres (toda una novedad) y sus mujeres (también al borde de un ataque de nervios, sin su chispa de entonces pero con la serena madurez de su creador). Suficientes motivos, en suma, para pasar por taquilla. Sin vendajes, pero tampoco a tientas. Es lo mínimo que esta película, digno banquete para los sentidos, se merece del público.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Los abrazos rotos

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Pedro Almodóvar

FOTOGRAFÍA: Rodrigo Prieto

MÚSICA: Alberto Iglesias

PRODUCCIÓN: Esther García

INTÉRPRETES: Penélope Cruz, Lluís Homar, Blanca Portillo, José Luis Gómez, Tamar Novas, Rubén Ochandiano, Carmen Machi, Ángela Molina, Lola Dueñas

En el nº 2.656 de Vida Nueva.

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