Un obispo que impulse una Iglesia sencilla, pobre, libre y alegre

Peticiones que hacen los curas de Córdoba ante la designación de su nuevo prelado

(J. L.) Ante la próxima designación del nuevo obispo de Córdoba, sede vacante desde el pasado mes de noviembre, un grupo de sacerdotes de esa diócesis ha hecho llegar al nuncio en España y a los fieles cordobeses un escrito en el que desgranan las características que les gustaría que trajese consigo el nuevo pastor. Entre ellos, dos que les parecen esenciales, y que dan por supuestas: “Primero, que sea un hombre que, con su vida y su quehacer, transparente a Dios y a Jesús; y segundo, que crea de verdad que ‘otro mundo es posible’: el que proclamó Jesús, el Proyecto de Dios, un mundo de fraternidad real, donde haya ‘vida para todas las personas y todos los pueblos’ y donde, por tanto, se vayan salvando los desniveles que padecen los que no tienen vida y en el que, entonces, pueda ser ‘conocido’, con verdad, el Padre de Jesús y Padre nuestro”. Y apostillan: “Que sea éste el criterio supremo de su acción”.

Ya bajando a aspectos mucho más concretos, este colectivo de sacerdotes, conocido como el Grupo “La Yedra”, por el nombre del lugar en el que se reúnen periódicamente para hacer ejercicios espirituales, considera también muy importante para el perfil de su nuevo pastor “que sea un obispo sencillo, humilde, cercano y accesible a cualquier persona; que esté especialmente cercano a sus curas y los acompañe; igualmente a los religiosos y religiosas; que aliente todo lo positivo de todos los grupos, movimientos o parroquias, sin privilegiar a ninguno; que se abra a la realidad de lo que hay e impulse todos los vestigios del Reino que encuentre y, desde ahí, sin esquemas prefijados y con la búsqueda y discernimiento de todos, anime los nuevos caminos que hagan falta; que esté abierto con espíritu positivo a la sociedad civil cordobesa, al diálogo y colaboración con ella para buscar una Córdoba mejor, nivelada, de fraternidad, justicia y paz; que, dentro de ello, tenga una debilidad acusada por la gente más humilde; y que impulse una Iglesia sencilla; alegre y pobre entre los pobres; libre ante los poderosos de este mundo”.

En su escrito, estos sacerdotes aseguran que no les importa “quién” vaya a ser el nuevo obispo de esa histórica sede andaluza, es decir, que no les interesa la persona, sino las virtudes que lo acompañen, y recalcan que el motivo principal de su texto es que sirva a quienes tienen en su mano la designación del prelado “como modesta y sincera ayuda para el mayor bien de esta parte de la Iglesia de Dios”. “Lo hacemos –dice la carta de los presbíteros– con espíritu positivo: con alegría y con esperanza, para participar como miembros activos en el camino de nuestra diócesis”.

Los sacerdotes, asimismo, tienen cordiales palabras de reconocimiento y gratitud para su hasta ahora obispo Juan José Asenjo (quien el pasado 13 de noviembre fue designado por el Papa arzobispo coadjutor de Sevilla), de quien aseguran que “con cercanía, espíritu de acogida y total dedicación ha alentado y respaldado todo cuanto de vida pastoral ha existido o brotado en nuestra diócesis”.

En el nº 2.655 de Vida Nueva.

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