Para escuchar en la Pascua

pasion-cristo(Maite López Martínez) La Pascua es una vivencia profunda, radical… pero no por eso significa que sea solemne o extraña. Es muy difícil poner palabras y música a las cosas grandes. La Pascua, hecha de dolor, muerte y vida, es una de ellas. Tres experiencias vitales (propias y ajenas) por las que todos los seres humanos franqueamos, acaso, más de una vez. Jesús no fue una excepción. Y su modo de atravesarlas, dándoles sentido y siendo Resucitado, ha cambiado el rumbo de muchas historias. No es posible, de ninguna manera, consensuar gustos musicales y, sin embargo, todos podemos encontrar canciones (sencillas, populares, clásicas, sofisticadas, lentas, dinámicas o de cualquier tipo) que encajan perfectamente con “eso” que uno siente o vive, también en la fe. 

Sugiero varios momentos de escucha serena, doliente en algunos casos, gozosa en otros, serena, emocionada y, en cualquier caso, reflexiva, o mejor (mucho mejor) orante. He aquí algo de dicho repertorio: De la gloria y el amor, del grupo dBarro (en el CD Genio y figura), para hacer de todo un momento de entrega; Junto a la cruz o A Cristo crucificado, de Tierra de Bendición (en el disco del mismo título), para intuir el vínculo existencial con el Crucificado; Cuestión de fe, de Juanjo Melero y Emilia Arija (en el disco Sobre las ruinas), para saborear el porqué de tantas situaciones incomprensibles; Esperaré, de Alharaca (en el CD Palabras de vida), para las largas horas del Sábado Santo; Libación, de Martín Valverde (en el disco Pablo íntimo), para compartir, cual apóstol, la suerte del Maestro; Huellas, En ti o Sálvame tú, de Almudena (unas auténticas obras maestras incluidas en el disco Aire, que no tiene desperdicio), para entrar dentro y con fuerza. Y de las obras grandes, la indispensable Pasión según san Mateo, de Johann Sebastian Bach, en cualquiera de sus versiones.

mtlopez@vidanueva.es

En el nº 2.655 de Vida Nueva.

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