Cuarteto de percusión

The visitor

the-visitor(J. L. Celada) Una joven pareja inmigrante -ella senegalesa, él sirio-, la madre de este último y un profesor universitario al borde la jubilación entrecruzan sus destinos en la presunta tierra de las oportunidades a la búsqueda de la suya, para conformar un cuarteto de armoniosos registros al compás de los golpes que van encajando sus respectivas existencias. La pieza (cinematográfica) que componen se titula The visitor, y constituye con toda probabilidad una de las sorpresas más agradables que puede depararnos la cartelera actual. 

A las órdenes de Tom McCarthy, nuestros protagonistas interpretan una partitura de notas limpias y ritmo apacible, cuyo derroche de humanidad y dolorosa lucidez desbarata cualquier tentación de condescendencia con aquel país que, en nombre de las heridas del 11-S, ha acabado identificando extraño con terrorista potencial. Son tantos los temores y recelos, el discurso arrollador del evangelio de la seguridad, que la sociedad estadounidense corre el riesgo de olvidar que quienes asaltan hoy sus fronteras llegan con el único empeño de labrarse un futuro mejor. Aunque a menudo tengan que conformarse con sobrevivir.

Y eso es lo que tratan de hacer unos y otros en la Nueva York multicultural y multirracial de las mil historias: el músico con su djembé a cuestas, su progenitora con los silencios y la pena a rastras, su novia africana vendiendo color en forma de abalorios artesanales… Pero también, y de un modo muy especial, el veterano docente, el “anfitrión” de todos ellos, que se verá “invadido” emocionalmente por los sueños y las miserias de los inesperados inquilinos de su apartamento (y de su corazón).

the-visitor-2Junto a sus nuevos amigos, este viudo taciturno y solitario (un austero y espléndido Richard Jenkins, que optó al último Oscar al Mejor Actor) descubrirá desengañado tantos años de fingimiento, de enseñanzas sin valor alguno, y cambiará la melodía torpe y monótona del deber (el piano) por la percusión atrevida y rompedora del sentimiento (el tambor). Con ellos, un reconciliado sesentón aprenderá a sentirse otra vez vivo, a apasionarse con las personas o a indignarse con las situaciones de injusticia que le rodean. Ahora bien, siempre con la calidez y esa sensación de autenticidad que desprende en todo momento The visitor.

Un guión a primera vista simple (apenas un puñado de personajes, un viaje y un repentino encuentro) nos abre las puertas a un universo de una complejidad y una riqueza de matices dignas de las mejores producciones. Drama y humor, desconsuelo y esperanza, se ceden el testigo una y otra vez con equilibrio, serenidad y hondura. Tres rasgos, a la postre, definitorios y definitivos de esta película ciertamente redentora… por lo que cuenta (los aprendizajes vitales, a cualquier edad y frente a cualquier adversidad) y por cómo lo cuenta (con la sencillez de las grandes verdades). Toda una lección de musicoterapia… y de cinematerapia.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The visitor

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Tom McCarthy

FOTOGRAFÍA: Oliver Bokelberg

MÚSICA: Jan A. P. Kaczmarek 

PRODUCCIÓN: Mary Jane Skalski y Michael London

INTÉRPRETES: Richard Jenkins, Haaz Sleiman, Danai Gurira, Hiam Abbass

En el nº 2.655 de Vida Nueva.

Compartir