“Hay que recuperar los valores desde una ciudadanía activa”

Adela Cortina invita en el Foro Religioso de Vitoria a que los laicos asuman más protagonismo

adela-cortina(Texto y foto: Vicente L. García) El Palacio de Congresos de Vitoria acogió, del 27al 29 de marzo, la XVII edición del Foro Religioso Popular. A lo largo del fin de semana, expertos en teología, economía, periodismo o medio ambiente, disertaron sobre la dimensión y el alcance de la crisis económica.  Una de las conferencias más esperadas fue la de la catedrática de Ética Adela Cortina. Con el título de Superar la crisis, ¿el protagonismo de una ciudadanía activa?, su exposición giró en torno al concepto de ciudadanía -“la persona que es dueña de su propia vida, el que no es ni siervo, ni vasallo, ni esclavo”- y al protagonismo de las personas, en tanto que ciudadanos, en las acciones que afectan a la convivencia y a la economía.

“El mundo está en nuestras manos -señaló-; los ciudadanos tenemos que asumir nuestro protagonismo. El siglo XXI tiene que ser el de los ciudadanos que no dejan que se les haga la vida, sino que la hacen ellos mismos”. A su juicio, “el mundo financiero se ha dejado llevar de unos valores que son contravalores, y la economía no está para eso; la vida económica está para hacer buenas sociedades”. Respecto a la dimensión política de la crisis, señaló que “la gran revolución de este siglo es la de los ciudadanos que piensen por sí mismos. La vida política está en crisis porque ésta no consiste en obtener el poder y mantenerlo a cualquier precio”.

Respecto al ámbito sociológico, indicó: “Nuestros valores han fallado, y no porque fueran malos, sino porque no los hemos vivido. Hay que recuperar esos valores desde una ciudadanía activa”. A continuación, criticó “las agendas de opinión que se crean desde diversos medios de comunicación”, a las que muchos ciudadanos se adhieren “con una devoción casi religiosa”. “La vida es muy compleja y hacerse una posición propia es muy difícil; es más cómodo no discurrir sobre todo y que te hagan un esquema sencillo de opinión. Es lo que Erich Fromm definía como el ‘miedo a la libertad'”, sentenció. Otros términos acuñados por Cortina fueron el de ‘amistad cívica’ -que encuadró en la posibilidad de crear un “espacio de diálogo y entendimiento respetuoso entre convecinos que defienden postulados incluso antagónicos”- o el de ‘comunidad política’, integrando a quienes quieren “alcanzar su ciudadanía en solidaridad con sus conciudadanos. Debería ser un espacio en el que los ciudadanos deliberemos conjuntamente sobre qué creemos que es lo justo y lo injusto”.

La Iglesia, espacio de libertad

Al final, Cortina ofreció su propuesta para salir de las crisis: “No sólo hay que contar la Historia del Contrato Político (la sucesión de pactos alcanzados por los hombres a la hora de organizarse), sino que hay que contar la Historia de la Alianza (que hunde sus raíces en el relato del Génesis). Hay que recordar, una y otra vez, sea desde la tradición religiosa, sea desde la tradición filosófica, que no somos individuos aislados, sino que somos en relación y que no podemos construir nuestra vida de espaldas unos a otros”. Y defendió como paradigma de espacio de libertad a la Iglesia católica, donde sus miembros, “especialmente de las bases, son libres para manifestar posturas y opiniones discrepantes incluso con los postulados defendidos por la jerarquía”.

También mostraron su particular posición ante la crisis Yayo Herrero, quien invitó a un consumo responsable y a un desarrollo sostenible; los periodistas María López y Mariano Ferrer; los teólogos Francesc Torradeflot y Mariola López; el economista Iñaki Uribarri; el economista Juan Garibi; el escritor Enrique Martínez; y el representante de Redes Cristianas, Borja Aguirre.

En la jornada de clausura se presentaron las conclusiones. A modo de carta abierta, el texto, titulado A la Tierra, supuso un llamamiento a los hombres de hoy para su compromiso en problemas universales: “¡Tierra! ¡Ya más violentarte, no! Reduciremos la extracción de tus regalos, trabajaremos los residuos, tejeremos la cultura de la cercanía. Colocaremos en el centro lo fundamental, la vida, y tu regeneración y mantenimiento, no los beneficios. Iremos a un consumo menor que nos regalará más vida. No dejaremos en manos de la Providencia lo que está en manos del ser humano. Las crisis, las heridas, son el lugar de la experiencia de Dios. El objetivo es cambiar el sistema; esta es la oportunidad de ponernos en camino. Si nos ponemos en marcha encontraremos respuestas, generaremos condiciones para que nadie caiga. ¡En pie, que nadie caiga!”.

En el nº 2.655 de Vida Nueva.

Compartir