(J. L. C.) El arzobispo emérito de Asunción, Felipe Santiago Benítez, falleció el 19 de marzo en el Hospital Universitario de la capital paraguaya a los 82 años. Dos días después -según informa la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP)-, todos los obispos del país participaron en el funeral oficiado en la catedral metropolitana. Nacido el 1 de mayo de 1926 en Piribebuy, Benítez se desempeñó como sacerdote en varias parroquias y ocupó diferentes cargos en la curia metropolitana, antes de ser nombrado obispo auxiliar de Asunción.
Doctor en Teología y primer secretario de la Universidad Católica, a él se deben también la fundación del Movimiento Obrero Católico (MOC) y la promoción de los trabajadores en la JOC.
Designado obispo de Villarrica del Espíritu Santo en enero de 1966, pastoreó esta diócesis a lo largo de más de dos décadas, hasta que en 1989 volvió a Asunción como arzobispo. Bajo su guía se elaboraron las Líneas y Propuestas Pastorales (LPP) de la arquidiócesis y se celebró el primer sínodo de la Iglesia local.
Presidente de la CEP durante cuatro períodos (1972-1984), el fallecido colaboró con la Santa Sede en la comisión que preparó el Directorio General Catequístico (1971), en la Comisión Pontificia para América Latina, en el Consejo Internacional de Catequesis y en la Comisión Pontificia para el Catecismo de la Iglesia Católica. No en vano, dedicó muchos de sus esfuerzos a la renovación de la catequesis.
En el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), trabajó en el Comité Latinoamericano de la Fe (1962-1972), en el Departamento de Catequesis y en la vicepresidencia, además de asistir a las Conferencias de Medellín, Puebla y Santo Domingo.
En el nº 2.654 de Vida Nueva.