Claudio Maria Celli: “La Iglesia es comunicativa, o no es Iglesia”

Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales

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DARÍO MENOR (ROMA) | La voz ajada del arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, es la mejor metáfora de la labor que desempeña. Las cuerdas vocales parecen tener ganas de traicionar al intelecto incansable de este italiano espigado y que, con soltura, explica en castellano el reto que suponen las nuevas tecnologías para la comunicación de la Iglesia. Buen conocedor de Internet, apuesta porque el Vaticano cree un gran portal católico que vaya más allá de la información y sirva para responder las preguntas más frecuentes que se hacen los fieles. Según cuenta, le pide a los obispos y sacerdotes que se lancen al universo web y abran blogs en los que puedan dialogar con sus fieles. “La Iglesia deber realizar una diaconía en el mundo digital”.

San Pablo o san Juan tuvieron que adaptar el mensaje cristiano a un nuevo lenguaje. ¿Cree que estamos viviendo en la actualidad un proceso similar con la aplicación de las nuevas tecnologías a la comunicación?

Sí y no al mismo tiempo. Es por eso que Benedicto XVI dice que las nuevas tecnologías son fuente de nuevas relaciones, pero también habla de que se debe favorecer una cultura de diálogo, de respeto y de amistad. ¿Por qué? Porque nos damos cuenta de que hoy en día los medios no son solamente instrumentos, también dan lugar a una nueva cultura, en la cual la Iglesia debe estar presente. Y es indudable que las nuevas tecnologías crean problemas por sus ambigüedades. El Papa no ha dado una visión negativa de estos medios, pero eso no significa que no sea consciente de sus límites y de sus riesgos. Benedicto XVI considera que, en la dimensión actual del mundo, es indudable que las nuevas tecnologías aportan nuevas características a una cultura que se hace cada vez más presente. Debemos darnos cuenta de que el estilo de vida está cambiando. Las nuevas tecnologías han superado las fronteras anteriores y brindan la posibilidad a la persona de ampliar sus relaciones. El riesgo, y a él se refiere el Papa, es que la gente se quede con una red de amistades virtuales con la que se relacione, pero olvide la comunidad concreta y real en la que vive.claudio-celli-2

¿Cómo puede afectar este proceso a la comunicación del mensaje religioso? ¿Considera que existe un riesgo de que se empobrezca?

Eso depende de cómo se empleen los medios. Éstos ofrecen unas posibilidades enormes, pero el riesgo que corremos es preocuparnos demasiado por alcanzar una conexión más amplia que de los contenidos que transmitimos. Es por eso que, a pesar de las nuevas tecnologías y de sus amistades virtuales, el hombre experimenta hoy una profunda soledad. Este es uno de los grandes problemas de hoy: tenemos medios muy ricos y modernos pero, al mismo tiempo, sentimos una soledad terrible y acongojante. A veces me pregunto si la multiplicación de los mensajes que se envían no tiene como objetivo intentar sosegar la pesadez de la soledad. Lo mismo pasa con el mensaje de la Palabra. La Iglesia se tiene que aprovechar de estos medios para hacer que la Palabra llegue a todos los lugares donde sea posible. Siempre teniendo en cuenta que es el Evangelio el que salva, no los medios. Éstos deben estar al servicio total del Evangelio, porque existe el riesgo de que lo tomemos por partes, a la carta, como si se tratase de un menú del que elegimos sólo unos pocos platos. Las personas no dicen que sea malo; lo que hacen es que escogen lo que les parece válido para ellos y descartan el resto, diciendo que no les interesa. Esta es una de las dimensiones del relativismo de hoy, en la que al final soy yo mismo el que decide qué es importante para mí. Se trata de un individualismo exasperante.

¿Qué puede hacer la Iglesia para superar este individualismo al que hace referencia?

Por ejemplo, si hago referencia a los medios de comunicación actuales, yo anhelo la existencia de una página web en la que la Iglesia dialogue. Creo que mucha gente alejada de la Iglesia no ha experimentado un verdadero diálogo existencial sobre el mensaje de Dios.

web-vaticano-2¿Por qué las distintas páginas webs de los medios de comunicación vinculados a la Santa Sede no ofrecen al usuario la capacidad de intervenir y comentar?

Cuando abrimos el canal de Youtube del Vaticano, por ejemplo, nos encontramos las primeras semanas con más de 750.000 visitantes. Pensemos que sólo la mitad haga comentarios, ¿quién los puede contestar todos?. Desde el punto de vista práctico, sería imposible. No tendríamos la capacidad suficiente para dar una respuesta a todos desde el Vaticano. Creo que poco a poco acudirán al sitio web de Youtube del Vaticano las personas que buscan algo. En los últimos días estamos hablando sobre la posibilidad de 

crear un portal católico en el que la gente pueda dialogar de verdad, que no tenga sólo noticias, sino que se le ofrezcan respuestas a preguntas fundamentales. Le confieso que recientemente me han dejado un dossier en el que se consideran 100 de las posibles preguntas más frecuentes y se da una respuesta. Me gustaría mucho que se pudiera entrar a esta página de Internet, que podría llamarse catolica.va (http://catolica.va), y encontrar información para todos. Por ejemplo, deberíamos hacer una presentación adecuada a los niños. No hay nada similar hasta el momento. También tendríamos que hacer lo mismo con los jóvenes alejados que parecen no tener interés. Me parece muy rica la experiencia que me contaba un párroco de Madrid, amigo mío. Me decía que había abierto un sitio web de su iglesia y que era mayor el número de personas que visitaba la página que las que acudían a misa. A mí me han inspirado siempre unas palabras de Pablo VI en las que hablaba de la nostalgia de Dios de la persona que está alejada. La Iglesia debería realizar una diaconía en este nuevo mundo digital.

En todos los medios

¿Hay que apostar más entonces por estos canales que por los medios de comunicación tradicionales?

Pienso que no se debe abandonar nada. Tenemos que estar donde están los hombres. Por ejemplo, recibí hace poco a un grupo de obispos de Nigeria y me contaban que en sus diócesis no pueden crear un sitio web porque los fieles no tienen conexión a Internet. Decían que hacían, en cambio, una hoja parroquial cada quince días. Yo indiqué a los obispos que Nigeria tiene diez millones de personas que se conectan a Internet, y la mayoría son jóvenes. Son jóvenes cultos y abiertos a la vida, por lo que tenemos que estar también en el lugar donde se encuentren. A Youtube se conectan más de 200 millones de jóvenes. Cuando anunciamos el canal del Vaticano, un periodista me dijo que por qué el Papa se rebajaba tanto. Yo sólo le di dos respuestas. La primera era que el Hijo de Dios se rebajó y se hizo hombre. Mi segunda respuesta fue que el Papa quiere estar donde los hombres se encuentran, sin imponer nada ni hacer proselitismo. Estamos creando las condiciones para un diálogo. En indudable que después de ese primer contacto en Internet la persona deberá encontrar la comunidad real de la Iglesia. La Iglesia no es Internet, se expresa a través de él. La Iglesia es una comunidad real de hombres y mujeres que camina. Se puede encontrar a Jesús o a ciertos valores a través de Internet, pero después se debe hacer un necesario pasaje para encontrar a la verdadera comunidad que camina en el mundo. La paz de una verdadera experiencia cristiana se hace a través del encuentro con la comunidad. No se puede reducir la acción de la Iglesia a Internet, pero no se debe olvidar que la Iglesia es comunicativa, o no es Iglesia.

Creyentes y alejados

radio-vaticanaAl poco de hacerse cargo de este dicasterio, dijo que la comunicación de la Iglesia no sólo debería ir dirigida a los católicos, sino que debía tener como objetivo llegar a todos los hombres. No obstante, los medios católicos se dirigen sólo a su público y a veces desdeñan al resto. ¿Cómo se puede corregir este problema?

Si pertenezco a esta comunidad en la que Dios me envuelve con su amor, debo encontrar el modo de comunicárselo al prójimo. No puedo olvidar a los no creyentes. Piense, por ejemplo, en las radios católicas de Asia. Sólo se dirigen a unas cuantas miles de personas, pero deben promover los valores humanos entre todos. Los medios de comunicación no se deben quedar sólo en la comunidad cristiana; tienen que llegar lejos.

¿De qué forma estos medios pueden favorecer el diálogo ecuménico y también el diálogo interreligioso?

Cada lugar, país y medio debe actuar según su conciencia. No es lo mismo la situación en Asia o América Latina. Europa, por ejemplo, puede ser considerada incluso post-cristiana, cree haber conocido a Jesucristo y luego lo descarta. No obstante, existe una inquietud y una búsqueda en el hombre europeo, y debemos auxiliarle. Los medios de comunicación deberían ayudar al hombre en este descubrimiento. No son únicamente instrumentos, están creando cultura y por ello deben estar presentes a todos los niveles. Hoy se ha perdido la distinción entre quien produce y quien consume. Antes había que preparar al consumidor para que supiera escoger entre lo bueno y lo malo. Actualmente, esta situación ha cambiado, por ejemplo, con los blogs. Por eso debemos reforzar hoy la petición de que se sea fiel a la verdad. La Iglesia tiene que estar preparada para el cambio en esta perspectiva. No me parecería mal que los obispos tuvieran un blog para conversar con los fieles de su diócesis.

radio-vaticana-2La interactividad con el usuario de la que hablaba, ¿podría entonces venir con la propia parroquia o diócesis?

Sí. Cuando se hace con la Santa Sede, el problema es distinto. El Vaticano tiene una responsabilidad ministerial. Un sacerdote puede decir lo que quiera, pero la Santa Sede tiene una función ministerial más problemática.

¿Es precisamente por esto por lo que resulta difícil conseguir que los distintos medios de comunicación que dependen de la Santa Sede tengan siempre la misma voz?

Sí. Habrá visto que, en ocasiones, surgen problemas entre nuestros medios porque a veces, por ejemplo, L’Osservatore Romano se mueve en un sentido y luego Radio Vaticana corrige. Es algo que sucede. A veces, el responsable de un dicasterio da una entrevista y dice algo que no concuerda con la posición oficial de la Santa Sede. Se trata de un tema muy delicado.

tv-vaticana¿Qué piensa que debe hacer un medio católico para no ser deficitario económicamente y mantenerse fiel a su ideario?

El problema es que la misma comunidad católica no ha tomado conciencia de la importancia de los medios de comunicación. Nuestros medios sobreviven con grandes dificultades. Lo veo al hablar con los obispos, que me dicen que no tienen dinero para montar medios de comunicación. Esto lo comprendo en África, pero me resulta más difícil de entender en Europa o en América Latina. Los católicos deberían contribuir más. Hubo recientemente en Madrid un convenio sobre televisiones católicas y se puso de manifiesto el problema de la creación de programas y lo interesante que sería compartirlos. Hablaba hace poco con los obispos de Gabón y me decían que no tienen ni radio ni una televisión. Les pregunté si el Estado no les dejaba algún tiempo en las emisoras públicas y me dijeron que sí, pero que no tenían a nadie para que realizara un programa. Este es el gran problema, la falta de personas formadas. Pienso que debemos buscar quien nos ayude económicamente para la formación de expertos en comunicación. Se trata de un tema fundamental. En cada país debemos tener uno o dos sacerdotes formados que se ocupen de ello.

En el nº 2.654 de Vida Nueva.

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