“Nuestro enemigo es el sida, no el preservativo”

Misioneros hablan a ‘VN’ sobre las barreras culturales que hay que saltar en la lucha contra la enfermedad

enfermo-sida(María Gómez) Ha vuelto la polémica sobre el preservativo como método para acabar con el sida. ¿Se puede usar? ¿Se puede promover? ¿Es eficaz? Y, más importante: ¿es, acaso, el único modo de luchar contra el sida en África? Yo creo que no hay una sola forma de enfrentar la pandemia, sino que debemos actuar en diferentes frentes y niveles”. Lo dice Raquel Gil, Misionera Dominica del Rosario y médica de profesión, que actualmente trabaja en el Programa de tratamiento antirretroviral en un centro de salud de la periferia de Maputo (Mozambique). Desde esta condición, explica que el avance imparable de esta “verdadera catástrofe humanitaria” hace que nos encontremos, “por una parte, ante una situación de emergencia, y como tal necesita respuestas y medidas de emergencia. Creo que el preservativo se encuentra entre estas medidas de emergencia, de contención, y, utilizado como tal y con responsabilidad, es eficaz para detener el avance de la pandemia”.

La religiosa es muy clara en este asunto: repartir condones indiscriminadamente, sin información alguna, “no es digno de la condición humana. Está claro que no es eficaz y, en mi opinión, no es admisible”. Ella se refiere a un uso “responsable”: “Por ejemplo, al caso de un hombre infectado que no quiere contagiar a su esposa, o a dar formación y hacer comprender a las personas los mecanismos de contagio y cómo se puede cortar la cadena de transmisión”.

A largo plazo

Pero más importante que estas medidas urgentes, hay que enfrentar “un problema de raíces profundas que necesita respuestas que se plantean a más largo plazo: trabajar una educación sexual integral, igualdad de género, valores, comportamientos y hábitos…, desde edades tempranas, sobre todo los adolescentes, en mayor peligro. Éste es todo un trabajo de años que no puede parar y que irá calando en las nuevas generaciones”.

Nuestro enemigo es el sida, no el preservativo -asegura esta religiosa-. El dolor, la discriminación, el hambre, la estigmatización, familias enteras infectadas, países que se quedan sin población en edad de trabajar, cuerpos rotos que nadie quiere tocar… eso es el sida”.

Otros misioneros que han estado en el continente negro durante años comparten estos argumentos. Un grupo de ellos, consultado por VN, considera erróneo “pensar en una solución para África con nuestros presupuestos culturales de aquí. El preservativo no es la panacea ni la solución, fundamentalmente por la realidad cultural: son culturas donde la venida de un hijo es siempre motivo de alegría, expresión de la ‘potencia’ del hombre y la fertilidad de la mujer’, donde la poligamia y la promiscuidad son formas aceptadas de relaciones sexuales”. Pero allí no se cree en su eficacia ni en su necesidad, los hombres no lo quieren y “los niños hacen globlos con ellos”.

El trabajo misionero -siguen- ha sido y es trabajar por la dignificación de las relaciones. Cualquier solución, nos tememos, llegará a muy largo plazo”.

TEXTO Y CONTEXTO EN LAS PALABRAS DEL PAPA

(Juan Rubio) “¡Sacadme una frase suya de contexto y os aseguro que lo llevo al paredón!”. Lo dijo Fouché, el siniestro jefe de la Policía de Napoleón, refiriéndose a un detenido. Y así ha sido. Habló el Papa a unos periodistas en el avión que lo llevaba a África y el pelotón de fusilamiento se preparó. Hasta los gobiernos han intervenido y aquello de que el lenguaje es sangre ha empezado a surtir efecto en las puertas de Notre Dame de París con el enfrentamiento de jóvenes con el Papa y contra él. Del sida lo que dijo es que está demostrado que el problema no se soluciona por la vía del preservativo, que es por la que han apostado los gobiernos y algunas multinacionales interesadas. El juicio del Papa, recordado por otras muchas fuentes de autoridad, es que por sí solos, los preservativos no frenan la promiscuidad sexual, que es realmente la fuente de la enfermedad. La Iglesia, ante esta realidad, apuesta por la “humanización de la sexualidad”, a la vez que ayuda a su erradicación. Las investigaciones hablan de que allí en donde al uso del preservativo se antepone, es más efectiva una guía para el control de la sexualidad y los cuidados adecuados y gratuitos. El Papa ha dicho que en África, la Iglesia realiza la labor del Cireneo, ayudando a tantos hermanos enfermos a llevar su cruz de sufrimiento y dolor. Habrá quien, con estulticia, saque otra vez la frase de contexto y acuse al Papa de seguir dando opio y dormidera a la gente. No se construye así una sociedad de la tolerancia. Se busca la sociedad del paredón.

En el nº 2.654 de Vida Nueva.

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