“Queremos hacer la mejor JMJ de la historia”

Madrid empieza a preparar la fiesta del Papa con los jóvenes que se celebrará en el año 2011

espanoles-en-la-jmj

(Marina de Miguel) La Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 está cada vez más cerca. El 5 de abril, Domingo de Ramos, más de 4.000 jóvenes de la diócesis madrileña recibirán en Roma, de manos de sus coetáneos de Sydney, la Cruz de los Jóvenes, que será traída a la capital y situada en la catedral de la Almudena, junto al icono de la Virgen que la acompaña. El Viernes Santo, a las 17:00 horas, será adorada en los oficios litúrgicos y llevada en procesión por el centro de la ciudad al encuentro de la imagen del Jesús de Medinaceli. Con esto se iniciará una peregrinación por la Archidiócesis y diócesis de Alcalá de Henares y Getafe, que concluirá el 26 de abril de 2010 tras haber visitado -el Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal es responsable del recorrido- las diócesis que la soliciten y de estar presente, por ejemplo, en el Camino de Santiago y en el Congreso Eucarístico Nacional, en Toledo.

Ésta es la semilla de la importante cita madrileña (del 15 al 21 de agosto del año 2011) que será, según aventura a Vida Nueva Gregorio Roldán, delegado de Infancia y Juventud del Arzobispado madrileño, “un gesto de evangelización grandísimo, pues suscitará muchas vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa, además de ayudar a replantear el matrimonio como vocación cristiana o el compromiso de vida de los jóvenes”. Para “evitar que sea un show de fuegos artificiales”, se requiere una intensa preparación. “La masa está empezando a fermentar”, apunta con respecto a los muchos voluntarios dispuestos a acoger a los cerca de dos millones de peregrinos que se espera que asistan.

Puesto que en la Iglesia “no se realiza un trabajo si no está acompañado de honda espiritualidad”, el delegado recuerda que nada más anunciar Benedicto XVI en Sydney, el 20 de julio de 2008, que la próxima convocatoria se celebraría en Madrid, muchos monasterios de vida contemplativa y personas anónimas comenzaron a orar por su éxito. Para que cada uno acoja el espíritu de este evento, se ha elaborado “una catequesis sencilla que complemente el trabajo pastoral de las parroquias, movimientos y colegios”.

Bajo el amparo del Consejo Pontificio para los Laicos, último responsable de la JMJ, el Arzobispado de Madrid se ha puesto manos a la obra. El cardenal Antonio María Rouco Varela ha constituido un comité organizador, cuyo secretario general es su obispo auxiliar, César Augusto Franco.

A su vez, la Conferencia Episcopal, como explica Javier Igea, director del Departamento de Pastoral de la Juventud, es la encargada de coordinar en las diócesis españolas los días previos a la Jornada. “En éstos se ofrecerá a los peregrinos la posibilidad de prepararse es- piritualmente para el encuentro con el Papa mediante la adoración al Santísimo, la confesión, la celebración de la eucaristía, convivencia con los grupos parroquiales, etc.”, además de otras actividades deportivas o culturales.

Queremos hacer la mejor JMJ de la historia”, afirma Santiago de la Cierva, director de comunicación del evento. Por eso, se está reuniendo toda la información posible sobre las anteriores ediciones y se cuenta con la opinión de sus promotores. “El arzobispo de Sydney pensó en cómo nos gustaría que fuera la Iglesia a partir de ese acto, por lo que organizó la jornada como parte de un plan pastoral a largo plazo. Nos gustaría imitar esto”. Aprovechando la entrega de la Cruz, la Santa Sede ha convocado una reunión, del 3 al 5 de abril en Roma, en la que participarán los comités saliente (Sydney), entrante (Madrid) y delegados de juventud de muchos países.

REVITALIZAR LA PASTORAL JUVENIL

“Nuestro principal reto es que sea un acontecimiento de Iglesia”, asegura Gregorio Roldán, añadiendo que “los verdaderos protagonistas, los jóvenes, tienen que descubrir que Jesucristo es el principal motor de la existencia”. Santiago de la Cierva apostilla como desafíos para esa JMJ la utilización de las nuevas tecnologías y la propia comunicación. En este aspecto, diferencia entre servir a los participantes, a los que se debe aportar no sólo información útil, sino también pastoral -“para que la JMJ no sea como una gota de agua en el desierto”-, y a los medios de comunicación.

Roldán también ve en ésta una forma de establecer vínculos con los alejados, pues confía en que lo que salga en los medios desmonte tópicos y lleve a que muchos se replanteen su acercamiento a la Iglesia. Así, espera que también contribuya a “revitalizar la pastoral de la juventud en España”.

En el nº 2.654 de Vida Nueva.

Compartir