Otro viaje de lujo

Gran Torino

gran-torino(J. L. Celada) Un Ford del 72, modelo ‘Gran Torino’, presta su nombre al último trabajo (¡hasta ahora!) del prolífico Clint Eastwood delante y detrás de la cámara, pero es también la metáfora de una filmografía llamada a convertirse en todo un lujo para coleccionistas. Camino de los 80, el antaño cowboy del desierto almeriense, más tarde justiciero de las calles, ha alcanzado tal madurez creativa que parece de vuelta de casi todo, hasta de sí mismo. Sólo así se explica que eche la vista atrás sin rubor y con un cierto aire de autohomenaje en esta enésima demostración de talento.

Porque, en la construcción de ese veterano de la guerra de Corea que aquí encarna, el ya consagrado director y actor nos remite una y otra vez a aquellos personajes taciturnos y solitarios que han poblado muchas de las historias llevadas a la gran pantalla a lo largo de su dilatada trayectoria. Así, este viudo malhumorado y a la greña con sus hijos y vecinos es una nueva versión del antihéroe que años atrás se enemistaba con cuantos le salían al paso. Pero -como el propio realizador- el deterioro de sus facciones no ha supuesto en absoluto el declive de sus convicciones.

Aupado por unos diálogos de calculada insolencia e incorrección (el insulto racista y la violencia verbal resultan tan contundentes como el puño o el arma), y al amparo de un recital de gestos/gruñidos que los secundan, Eastwood emprende su particular ajuste de cuentas con una sociedad que aparca a sus ancianos, recluye a sus inmigrantes y reniega de los mismos ex combatientes a los que un día reconoció su valor en el campo de batalla. Y lo hace gracias a un hombre en conflicto con su pasado, cuya arrogancia y caduco patriotismo han ofuscado sus sentimientos.

gran-torino-2Sin embargo, como ya ocurriera con otros ‘tipos duros’ de anteriores producciones, nuestro protagonista acaba encontrando su redención del modo más insospechado, gracias a las lecciones de hospitalidad y tolerancia de los ‘extraños invasores’ de su barrio. El ogro tiene corazón, un órgano que late también bajo el áspero manto del desconsuelo que envuelve otro drama más de este cineasta de museo.

Una vez más (y van…), la intensidad, la emoción entrecortada y el zarpazo a traición (en forma de final con toques épicos) dan fe de un profesional que vuelve a brillar con la elegancia y majestuosidad de los clásicos. Como el ‘Gran Torino’ del título, su obra sigue luciendo una carrocería (puesta en escena) impecable, un sonido del motor (ritmo narrativo) limpio, y un conductor al volante cuyo estilo de hacer cine, a semejanza del preciado vehículo, constituye todo un regalo para los sentidos. Ahora sólo nos queda confiar en que este viaje a bordo de su Gran Torino no sea el último como intérprete. Y es que su oficio, a ambos lados del objetivo, no debería morir nunca.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Gran Torino

DIRECCIÓN: Clint Eastwood

GUIÓN: Nick Shenk

FOTOGRAFÍA: Tom Stern

MÚSICA: Kyle Eastwood y Michael Stevens

PRODUCCIÓN: Clint Eastwood, Bill Gerber y Robert Lorenz

INTÉRPRETES: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney Her, Brian Haley, 

Geraldine Hughes, Dreama Walker, Brian Howe, John Carroll Lynch, Cory Hardrict

En el nº 2.653 de Vida Nueva.

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