La fe aporta esperanza en tiempos de crisis

Encuesta de la Pastoral del Trabajo de Madrid a familias trabajadoras cristianas

inmigrantes-trabajadores(M. Á. M.) Es frecuente encontrarse con familias en las que todos sus miembros están en paro y tienen auténticos problemas para llegar a fin de mes; con personas que, si pueden, buscan más de dos empleos; con quienes sí tienen trabajo, pero éstos son realmente precarios; con inmigrantes que se ofrecen a trabajar en cualquier condición; con víctimas de la siniestralidad laboral; con aquéllos que, cada vez más, acuden a Cáritas y a comedores sociales…”. Este estremecedor diagnóstico es el que se extrae de una consulta que la Delegación Diocesana de Pastoral del Trabajo de Madrid, dirigida por Juan Fernández de la Cueva, ha remitido a diversas parroquias de la capital con el fin de establecer una idea concreta de cómo está afectando la actual crisis económica a las familias trabajadoras cristianas. Los resultados de esta sencilla encuesta -elaborada por Luis Núñez y a la que ha tenido acceso Vida Nueva– evidencian que los sentimientos imperantes en los consultados son “el pesimismo, la impotencia, la rabia o la angustia”. También se comprueba cómo el ámbito familiar es el gran afectado, “incrementándose las dificultades para la comunicación entre los miembros de la familia, aumentando las tensiones y considerándose el trabajo como fin”. 

Que la crisis económica está golpeando con toda su crudeza lo reconocen los párrocos que también han participado en la encuesta, ofreciendo sus impresiones sobre el entorno social de sus comunidades y las necesidades y problemas que perciben. Ellos son los primeros en apreciar que los afectados por la crisis “denuncian la anuencia, silencios, ambigüedades e inhibiciones de los propios trabajadores, de la comunidad cristiana cercana y de sus miembros y de la comunidad eclesial”. 

Denuncia y sensibilización

En relación a su sentimiento religioso, se trata de discernir si éste hace afrontar a las familias cristianas su precaria situación económica de un modo diferente al de la sociedad en general. De esta manera, se comprueba que, en la mayoría de casos, al trasluz de la fe, la crisis es vista con una mirada esperanzada: “La fe aporta la esperanza necesaria en estos momentos difíciles -concluye el estudio- y motiva una forma distinta de pensar, sentir y actuar para afrontar la situación actual y vivir un estilo de vida alternativo al social vigente, basado en la producción y el consumo. Constatamos, como buena noticia, el deseo y la sensibilidad en algunas comunidades de comprometerse en la denuncia, la sensibilización a la gente y la solidaridad con los trabajadores en paro”. 

En el nº 2.653 de Vida Nueva.

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