“La ‘Vida Nueva’ que buscamos es la Iglesia que queremos”

javier-cortes-50vn1(Javier Cortés. Director general del Grupo SM y presidente del Consejo de Administración de la editorial PPC)

Queridos amigos y amigas que nos acompañáis esta tarde, muchas gracias por vuestra asistencia. En un acto como este cabe preguntarse si 50 años es mucho o es poco. Todo dependerá del punto de comparación (…). Pero, sin duda, la pregunta más interesante que cabe hacerse en este aniversario no va por esas comparaciones cuantitativas. Más bien, los aniversarios nos remiten a una reflexión sobre el pasado, el presente y futuro desde una cierta altura de miras. Todos sabemos que la percepción que tenemos de nuestra propia vida es una interpretación que cada uno construye sobre lo que hemos vivido y, a su vez, una interpretación afectiva de lo que nos espera. Podríamos decir que el presente queda siempre constituido por esa construcción interpretativa que hacemos siempre en clave de narración. Contar quiénes somos es construir una narración (…). 

Cuando se interpreta la historia como narración se hace siempre partiendo de un proyecto (…). Del mismo modo la historia de Vida Nueva y su identidad es una narración que se refiere a un conjunto de creencias y de valores. En el caso de VN este proyecto de creencias y valores está claro y diáfano y perfectamente definido en el editorial que, con motivo del número mil de la revista, publicó Martín Descalzo y que os invito también a leer sosegadamente. Este mismo proyecto viene también refrendado por Antonio Montero en la entrevista que trae nuestro número conmemorativo de hoy. Ambos escritos significan una síntesis vital del proyecto de VN, porque esta revista ha sido y es una Vida, más que una definición, a la que tantas personas han entregado su dedicación y su tiempo. VN no es un proyecto teórico sino más bien una forma muy concreta de seguir a Jesús, vivir la Iglesia y habitar en el mundo. Y por eso, porque VN está enraizada en un proyecto radical, ha sido y es independiente. Y si alguna vez no lo hemos sido, pedimos perdón. No tanto por los fallos propios de la debilidad humana, sino que pedimos perdón por si en algún momento nos hemos dejado contaminar por determinados poderes o intereses que no responden a esta manera de seguir a Jesús, de vivir la Iglesia y de estar en el mundo (…). ¿Y el futuro? Los que tenemos fe creemos firmemente que el futuro es Dios, afortunadamente, diría yo. No nos corresponde adivinarlo. Lo único que podemos y debemos hacer es construirlo desde la fidelidad como siervos inútiles que somos. Y la mejor manera de construirlo es preguntarnos qué estamos haciendo hoy, porque lo que hoy somos está determinando radicalmente lo que seremos (…). 

Construir el futuro

A este presente es al que tenemos que preguntar: ¿Tenemos un proyecto claro y definido que nos orienta en el día a día? ¿Estamos de verdad al servicio de ese proyecto sin contaminaciones de otros intereses? ¿Somos una revista a favor o somos una revista en contra? ¿Por qué llora y por qué ríe VN hoy? ¿Qué la hace vibrar? ¿Cuáles son sus sensibilidades? ¿Es significativa hoy? ¿Es fiable? ¿Qué relación tenemos con el momento fundacional? Desgraciadamente, hemos visto cómo más de uno dentro de la Iglesia se ha arrepentido de facto de aquella primavera eclesial en el seno de la cual nació VN y han caminado por pretendidas conversiones que les alejan inevitablemente de aquel espíritu y compromiso que se fraguó en el Colegio Español de Roma en el año 1958. Pero hay también otro tipo de preguntas que debemos responder, más prosaicas pero no menos indispensables ¿Es VN económicamente rentable y viable de cara a ese futuro?

Desde la más completa humildad, pero con firmeza y determinación, creo poder responder que hoy los responsables de VN en todos sus niveles y muy especialmente la redacción, estamos comprometidos en un presente de fidelidad con todas nuestras limitaciones. Tenemos el proyecto claro, definido y actuante, un equipo consolidado, entregado y en constante búsqueda embarcado en este proyecto con todas sus responsabilidades. Y además con un nivel de rentabilidad que nos permite su viabilidad en el futuro (…). Tenemos grandes proyectos para la revista no solo en España sino en Iberoamérica.

Es el momento de dar las gracias a todos los suscriptores y de volver a pedir perdón por nuestros errores, y al mismo tiempo decirles a todos que estamos en condiciones afectivas y efectivas de seguir recreando el proyecto. En definitiva, nuestro ideal de VN coincide milimétricamente con nuestro ideal de Iglesia. La Vida Nueva que buscamos habitar es la Iglesia que queremos también habitar. 

Y para expresar este ideal, nada mejor que citar uno de los párrafos de la plegaria eucarística V b: 

“Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana / inspíranos el gesto y la palabra oportuna / frente al hermano solo y desamparado, / ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. / Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, / de libertad, de justicia y de paz, / para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando”.

En el nº 2.653 de Vida Nueva.

Compartir