Rafael Serrano: “Los laicos damos a la Iglesia una experiencia real de vida”

Secretario general de Apostolado Seglar de Madrid

rafael-serrano(Texto: Marina de Miguel- Foto: Luis Medina) La celebración, el 7 de marzo, de la IX Jornada diocesana de Apostolado Seglar es un ejemplo de la intensidad con la que se trabaja en la Delegación de Madrid, desde que en julio de 1999 iniciara sus actividades. Su secretario general, Rafael Serrano, ha visto cómo en este tiempo los laicos madrileños han experimentado un “avance sustancial en la conciencia diocesana”, como reconoce a Vida Nueva

¿Cuál es la mayor aportación que el laicado puede hacer hoy a la Iglesia?

Vivimos tiempos de fuertes cambios. Las nuevas generaciones se educan en presupuestos distintos a los nuestros. En este contexto, el laicado puede aportar una experiencia real de vida. Con sus luces y sombras, servirá para que la Iglesia tome conciencia de manera plena de cuáles son los retos que el mundo plantea a su misión fundamental. Sin embargo, la mayor aportación es su intento por contagiar, vivir y ofrecer a quienes les rodean que el ser cristiano es algo muy bueno, ayuda a ser más humano, más responsable. Como laico y padre de familia, me siento vocacionado a trabajar por transformar este mundo, para que sea cada día más justo, humano y espiritual. No hay que olvidar la primera exigencia de todos los bautizados: ser agente responsable de la evangelización. 

¿Se valora la labor que realizan dentro de la Iglesia?

Se va reconociendo cada vez más su papel, en concreto en las parroquias. Ha habido un gran avance en la catequesis, liturgia, obras de caridad… Ahora, ¿es suficiente? Todavía no. Tiene que haber también un cambio de mentalidad en el clero para que se reconozca que no somos cristianos de segunda fila, sino que, desde nuestra identidad, tenemos un protagonismo en la tarea evangelizadora, en la pastoral de las parroquias y en la Iglesia. Hay que hacer mayores esfuerzos para que haya un reconocimiento, no en la teoría -en la doctrina está muy claro-, sino en la práctica. No quiero ser pesimista, pues en los últimos veinte años se ha producido un cambio espectacular. No soy partidario de una reivindicación del papel del laico; es un problema de conversión, aceptación y corresponsabilidad. 

¿Por qué los laicos son reacios al asociacionismo?

Vivimos en una época mucho más individualista que otras. Pese a ello, en la Iglesia, el laico sigue teniendo mucha más vitalidad que en la sociedad civil, aunque es verdad que hay muchos grupos parroquiales y personas que no se quieren agrupar. Falta esa mentalidad. Están influenciados también por una visión de la Iglesia reducida a su propia parcela de la parroquia. Pese a ello, creo que en este mundo no es suficiente con la formación general que se pueda dar en la parroquia. La única vía de conseguirla son los grupos y movimientos.

Los jóvenes son la Iglesia del futuro, ¿son conscientes de su importancia?

En Madrid tienen una gran participación en la vida de Iglesia, lo que no es común a toda España. No hay muchas comunidades de jóvenes conscientes de lo que significa su dimensión pastoral. Hay que ser precavidos, ya que hay zonas donde las parroquias tienen grupos muy vivos. Por eso miro con esperanza la vida de los jóvenes dentro de la Iglesia.

¿Qué supondrá que Madrid sea la sede de la JMJ en 2011?

Hay datos que demuestran que donde se celebra la Jornada Mundial de la Juventud, aumentan las vocaciones. Servirá para poner manifiesto la gran presencia de la Iglesia en el mundo joven, con toda la riqueza de carismas. Tienen facilidad para identificarse con los valores que desprende el Evangelio de Jesús.

En el nº 2.651 de Vida Nueva.

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