Las religiosas italianas han estado cien días raptadas por bandoleros somalíes
(M. Gómez) Felices, agradecidas, sin palabras. “Hemos resucitado”, declaraba a Radio Vaticano sor Caterina Giraudo, en su propio nombre y en el de sor Maria Teresa Olivero, las dos religiosas italianas secuestradas en Kenia el pasado 10 de noviembre, tras ser liberadas por sus captores en la noche del miércoles 18 de febrero, en la capital de Somalia. Las religiosas, de 61 y 67 años respectivamente, son originarias de Cuneo (Italia) y pertenecen al Movimiento Contemplativo Misionero del Padre Foucauld; trabajan en Kenia desde hace 35 años, y desde hace casi 25 están en El Wak, una localidad fronteriza con Somalia donde gestionan una casa de acogida. En esta misión de El Wak fueron secuestradas por un grupo de unos 200 bandoleros somalíes que “sólo querían dinero”.
Explican que los cien días de cautiverio han transcurrido con “angustia” y que fueron los largos ratos de oración los que las han salvado: “Sin la fe no hubiéramos resistido. Nos ha ayudado al cien por cien”. Han querido subrayar, no obstante, que los secuestradores las han tratado bien. “Hablábamos bastante, porque gracias a Dios podíamos comunicarnos un poco en somalí” explica sor Caterina. Maria Teresa cuenta que en este tiempo “he intentado no pensar mucho, porque si pensaba en cualquier persona o en cualquier cosa, el corazón me estallaba. Así que intentaba estar serena. Pero teníamos tanta angustia. Eran tantos días sin noticias, el tiempo se hacía tan largo. Teníamos miedo, pero también mucha esperanza”.
Durante todo este tiempo, la falta de información sobre la situación de las religiosas preocupó, y mucho, a la Iglesia entera. El propio Benedicto XVI hizo varios llamamientos para su liberación, que ellas agradecen profundamente. La noticia ha sido acogida con “gran alegría” en el Vaticano, y el P. Federico Lombardi ha vuelto a condenar estas prácticas: “Seguimos recordando a todos los que están en esta situación, en Colombia y en otros países”.
Colaboración del Gobierno
También en Italia, donde se han llegado a recoger más de 10.000 firmas para la puesta en libertad de las misioneras, han recibido la noticia con gran alivio. Hace unas semanas, el Gobierno keniano, a través de su ministro de Seguridad Interna, George Saitoti, comunicó a la enviada especial del Gobierno italiano, Margherita Bohiver, que su gabinete iba a hacer todos los esfuerzos posibles para discutir esta situación con la nueva administración, cuyo presidente, Sharif Sheik Ahmed, acababa de ser elegido, informa desde Nairobi Alberto Eisman.
En el nº 2.650 de Vida Nueva.
