Certezas en crisis

La duda

(J. L. Celada) El director y guionista de esta producción mantiene la teoría de que, durante más de un siglo, los cineastas han concebido su oficio como el arte de plantear cuestiones que luego acaban resolviendo a lo largo de una hora y media o dos de metraje. Nada más lejos de lo que John Patrick Shanley nos propone en La duda, versión en celuloide de su obra teatral homónima. Aquella premiada creación (Pulitzer, Tony…) llega ahora a la gran pantalla fiel a su título, certificando, además, una de las muchas reflexiones de su protagonista masculino: la incertidumbre como fuente de vínculos tan sólidos como los de la propia fe.

Porque si algo une a los espectadores de esta cinta -al tiempo que coarta las posibilidades expresivas de comentarios o críticas sobre la misma- es la opinión y el sentimiento compartidos de que la sombra permanente del dilema suscita más preguntas que respuestas. Tantas que el conflicto moral (anular la bondad en nombre de la virtud o promover el afecto en aras de la caridad) que sobrevuela los hechos de principio a fin e impulsa la narración, es su trama más evidente, pero no la única.

El pulso entre un sacerdote y la religiosa que dirige el colegio anexo a su parroquia (pugna que trasladan a la parcela interpretativa Philip Seymour Hoffman y Meryl Streep, en lo que representa la indiscutible baza de este filme) se produce sobre el telón de fondo de una época a caballo entre el desconsuelo y la esperanza: el de un país que no se había repuesto aún del asesinato pocos meses antes de John Fitzgerald Kennedy, y la de una Iglesia que se disponía a acoger los nuevos aires del Concilio Vaticano II.

Ambos acontecimientos se hacen presentes en mayor o menor medida en unos personajes sometidos al juicio de la sospecha, al rigor de la disciplina o al tormento de la culpabilidad. Seres todos ellos probados en su búsqueda de la verdad por los profundos cambios de una época en la que las mayores certezas, incluso las religiosas, entraron en crisis. Profesores y alumnos, célibes y madres de familia, unos y otros se vieron expuestos entonces a la inquietud y el desasosiego de un tiempo agrietado por la acumulación de interrogantes y la pérdida de seguridades.

Sin ánimo de desvelar más allá de lo estrictamente necesario, parece claro, por tanto, que cualquier intento de vincular esta historia a episodios de triste recuerdo para la Iglesia católica estadounidense queda relegado al terreno de la anécdota o, a lo sumo, del reclamo promocional. La duda huye del escándalo. Su tarjeta de visita es la de la modestia (como su presupuesto) y la de la elegancia (reflejo de un reparto que dignifica la profesión). Que nadie se llame a engaño: esta película ni juzga ni condena, deja que cada cual busque dentro sus razones. No puede haber mayor ejercicio de libertad (creativa y de conciencia).

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Doubt

GUIÓN Y DIRECCIÓN: John Patrick Shanley, sobre su obra teatral homónima

FOTOGRAFÍA: Roger Deakins

MÚSICA: Howard Shore

PRODUCCIÓN: Scott Rudin y Mark Roybal

INTÉRPRETES: Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Viola Davis, Alice Drummond, Audrie Neenan, Susan Blommaert, Carrie Preston, John Costelloe.

En el nº 2.648 de Vida Nueva.

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