Esa felicidad tan frágil

Revolutionary Road

(J. L. Celada) Una joven pareja se confiesa en la consulta de su terapeuta: “Hay un enorme espacio entre nosotros que se acaba llenando con lo que no nos decimos; ¿cómo se llama eso?”. “Matrimonio”, responde con sorna el profesional. El diálogo, aunque perteneciente a una producción menor que ahora no viene a cuento, ilustra con bastante precisión algunos de los sentimientos y situaciones que nos depara Revolutionary road a lo largo de dos intensas horas.

El nuevo trabajo de Sam Mendes adapta para la gran pantalla la novela homónima que supuso el debut literario del neoyorquino Richard Yates en 1961, un texto que sacudía los cimientos de la clase media estadounidense de aquellos años, pero cuyos conflictos resultan tan reconocibles y universales que no han perdido actualidad. Como en el original escrito, el realizador británico irrumpe con su cámara en la apacible vida familiar de un matrimonio al que parece no faltarle de nada.

Sin embargo, en esa calle que da título al filme la revolución está por llegar. Bajo tan modélica fachada late la insatisfacción cotidiana de un oficinista frustrado y un ama de casa infeliz, que no han podido, no han sabido o no han querido colmar sus sueños de juventud. Y el miedo, la incapacidad o el conformismo terminan pasando factura en forma de catarsis sin retorno. Es entonces cuando esta cinta alcanza sus mejores momentos, deparándonos batallas dialécticas que entrecortan el aliento.

Apoyado en las deslumbrantes interpretaciones de Kate Winslet y Leonardo di Caprio -definitivamente rescatados del Titanic-, el director de American Beauty construye un sólido drama acerca de gente corriente enfrentada al desconsuelo y la incomunicación, víctima de sus miserias y dudas, que asiste al desmoronamiento de todo cuanto ha ido levantando y protegiendo de la intemperie de la rutina durante tanto tiempo. Claro que pronto se adivina que aquí no caben la ironía o el humor negro como vías de escape. A diferencia de su predecesor, este otro retrato del reverso del sueño americano sólo admite la lectura de una realidad que se impone sin miramientos: sin riesgo, el deseo se torna tan frágil que se va consumiendo derrotado por unas seguridades engañosas.

Revolutionary road es la crónica de un fracaso anunciado, alimentado por la sordera del corazón y las palabras envenenadas, que inunda de rabia, llanto, dolor y crueldad a sus protagonistas, hasta hacer de ellos dos extraños.

Con una puesta en escena de evidente teatralidad y cierto academicismo (estético y argumental), la nueva película de Mendes se aleja de la frescura -que no de la profundidad- de aquella “belleza americana” de hoja caduca. En todo caso, Hollywood y la crítica han valorado su esfuerzo. El gran público tiene ahora la última palabra.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Revolutionary road

DIRECCIÓN: Sam Mendes

GUIÓN: Justin Haythe, sobre la novela homónima de Richard YatesÇ

FOTOGRAFÍA: Roger Deakins

MÚSICA: Thomas Newman

PRODUCCIÓN: John N. Hart, Scout Rudin, Sam Mendes, Bobby Cohen

INTÉRPRETES: Kate Winslet, Leonardo di Caprio, Kathy Bates, Michael Shannon, Kathryn Hahn, David Harbour, Zoe Kazan

En el nº 2.647 de Vida Nueva.

Compartir