La situación en Sri Lanka, una ‘segunda Gaza’

(María Gómez) El conflicto secesionista que desde hace más de 25 años enfrenta al Gobierno de Sri Lanka contra los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) en el norte de la isla asiática parece estar llegando a su fin, si bien en el camino ha dejado casi 70.000 muertos, y la cifra sigue aumentando. Desde hace varias semanas, el Ejército ha recrudecido sus acciones para hacerse con los enclaves de los rebeldes tamiles. El 2 de enero conquistaban Kilinochchi, la ‘capital’ de los separatistas durante los últimos diez años, en una “victoria sin paralelos”, como la calificó el presidente de la República, Mahinda Rajapaksa. Fuentes militares anunciaron, el pasado domingo 25 de enero, que el Ejército había tomado el último bastión de la resistencia, en la localidad de Mullaitivu. El jefe del Ejército aseguró que sus tropas tienen el control absoluto y que el conflicto está acabado “al 95%”.

Pero diversas organizaciones de ayuda humanitaria han expresado su preocupación por la situación de unos 250.000 civiles que se han quedado atrapados entre ambos bandos. Peter Balleis, sj, director internacional del Servicio Jesuita a los Refugiados (JRS) ha descrito la situación como “una segunda Gaza” si no se crean zonas francas para estos miles de civiles que podrían quedar bloqueados en medio de un fuego cruzado. Balleis denunció que los refugiados no tienen acceso regular a alimentos, agua y medicinas, debido también a que los guerrilleros del LTTE imponen un severo sistema de control.

El obispo de Jaffna, Thomas Saundaranayagam, ha remitido una carta al Gobierno ceilandés y a la ONU en la que reclama pasillos humanitarios en varias rutas para permitir a los civiles evacuar las zonas de los combates. El prelado realizó una visita a la zona en secreto el pasado mes de diciembre, para distribuir la ayuda de emergencia de Ayuda a la Iglesia Necesitada y tomar el pulso a las necesidades de la población. A su vuelta, ha lanzado un llamamiento al Gobierno pidiéndole protección para los civiles, sobre todo si se esconden en iglesias: “Las Iglesias y los templos han sido tradicionalmente lugares de refugio en momentos de peligro. Por ello, suplico al Gobierno que deje de lanzar bombas de mortero sobre los lugares de culto y que ponga fin al bombardeo aéreo de emplazamientos civiles”. 

También los religiosos del país han pedido a la ONU, en la carta SOS, un grito de agonía de la población de Wanni, que emprenda las “acciones inmediatas para detener una guerra insensata y poner fin a los inmensos sufrimiento de los civiles inocentes de Wanni, cuya existencia es una auténtica lucha por la supervivencia”.

En el nº 2.646 de Vida Nueva.

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