Empieza la era Obama

Los obispos  aseguran su colaboración “para avanzar en el bien común”

(María Gómez) La esperanza del cambio y el “Podemos” juntos son los dos conceptos principales que el ya presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha conseguido inocular en la mente y en el corazón de millones de personas en todo el mundo, representados el martes 20 de enero en los 2.000.000 que participaron en la histórica investidura del primer presidente negro del país, agolpándose en las calles de Washington.

Tras jurar solemnemente su cargo sobre la Biblia que utilizó el también emblemático presidente Lincoln en 1861, Obama habló de una “era de responsabilidad” en la que todos los norteamericanos trabajen unidos para superar el actual y grave período. Como no podía ser de otra manera, los obispos católicos se han adelantado no sólo a darle la bienvenida, sino a asegurarle su colaboración en los asuntos públicos que a todos competen y en los que la Iglesia tiene mucho que decir, pues es éste, consideran, “un tiempo para avanzar en el bien común y defender la vida y la dignidad de todos, especialmente de los vulnerables y pobres”.

En un mensaje remitido a Obama el 13 de enero -similar a otros que también se han enviado al vicepresidente Joe Biden y a todos los miembros del Congreso-, el cardenal Francis George, arzobispo de Chicago y presidente del Episcopado de los Estados Unidos (USCCB), señala las prioridades que, a su juicio, debe enfrentar la nueva Administración. Presenta la carta como una “agenda para el diálogo y la acción” donde se abordan la crisis económica, los asuntos internacionales, la inmigración, la defensa de la vida o la lucha contra la pobreza, entre otros.

Los obispos apoyarán “medidas fuertes, prudentes y efectivas para afrontar los impactos terribles y las injusticias de la crisis”, y sugieren una “clara prioridad” por las familias pobres al desarrollar medidas de recuperación económica. Reclaman también un acceso “verdaderamente universal” a un sistema de salud “decente” cuya cobertura proteja toda vida humana.

En el orden internacional, esperan una “transición responsable en un Irak libre de persecución religiosa” y que el liderazgo norteamericano conlleve el fin del conflicto “y una paz justa” en Tierra Santa. “Seguiremos apoyando -dicen- inversiones estadounidenses esenciales para vencer la pobreza, el hambre y la enfermedad”, así como la lucha contra el sida y otras enfermedades con modos “efectiva y moralmente apropiados”.

Un tema de gran importancia para el país es el de la inmigración. La Iglesia se compromete a trabajar con la nueva Administración para “arreglar un sistema roto que daña tanto nuestra nación como a los inmigrantes”. No podían faltar tampoco las referencias al matrimonio como “una unión de fe, exclusiva y duradera de un hombre y una mujer”, cuya contribución al bien común es “única e irremplazable”, por lo que, advierten, “como tal debe permanecer en la ley”, sin equiparar al matrimonio ningún otro tipo de relaciones personales. Además, reiteran su firme postura de proteger a la vida desde la concepción hasta la muerte natural

Damos la bienvenida a los continuos compromisos de reforzar a los grupos confesionales como colaboradores efectivos en la superación de la pobreza y otras amenazas a la dignidad humana”, rematan los obispos, asegurando que trabajarán para reforzar estas relaciones, “sin que el Gobierno haya de dejar sus responsabilidades y sin que los grupos religiosos tengan que abandonar su identidad ni su misión”.

También Benedicto XVI desea que Obama cumpla su resolución de “promover la comprensión, la cooperación y la paz entre las naciones”. “Que bajo su mandato -le escribe en un telegrama del mismo día 20- puedan los americanos seguir encontrando en su impresionante herencia religiosa y política los valores espirituales y principios éticos para cooperar en la construcción de una sociedad realmente libre y justa, marcada por el respeto a la dignidad, la igualdad y los derechos de cada uno de sus miembros”.

En el nº 2.645 de Vida Nueva.

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