Recibirá de la CEE una aportación de 1,9 millones de euros
(Vida Nueva) Cáritas Española iniciará una campaña de solidaridad a favor de las víctimas de la crisis económica, con objeto de dar respuesta al incremento de ayudas de emergencia que se están registrando en los servicios de acogida de las Cáritas Diocesanas y Parroquiales de todo el país. La Conferencia Episcopal Española (CEE) ya aprobó hace algunas semanas durante su Asamblea Plenaria, la entrega a Cáritas de una aportación de 1,9 millones de euros correspondiente al 1% del Fondo Común Diocesano para hacer frente al incremento de peticiones de ayuda.
“La Iglesia no puede quedarse al margen de las necesidades de los más desposeídos”, así explicaba Santiago García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, cómo surgió la propuesta del Episcopado español.
Tal y como recogió la nota final de la Plenaria del pasado mes de noviembre -que dedicó una sesión a abordar esta problemática-, se trata de “un gesto de amor fraterno en un momento en el que, ante el incremento de peticiones de ayudas, toda colaboración con Cáritas es poca“. Por esa razón, la CEE hace también un llamamiento “a la colaboración de todos los fieles y realidades de la Iglesia para que, cada uno desde sus posibilidades y competencia, se esfuerce con su compromiso generoso y contribuya a la edificación de una sociedad más justa y fraterna, que rechaza la fatalidad de la miseria”.
La preocupación de la Conferencia Episcopal por la crisis actual, le ha llevado a organizar, a través del Secretariado de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y del Instituto Social León XIII, de la Fundación Pablo VI, una jornada que reunió a expertos de distintas disciplinas para aproximarse a esta problemática y establecer criterios de juicio y orientaciones. Uno de los participantes, Ángel Galindo, catedrático de la UPSA y moderador de una de las mesas, señaló a Vida Nueva que es necesaria una reflexión ética sobre la crisis y que su solución “no está sólo en propuestas económicas, sino también en el ámbito ético y, por tanto, antropológico y de respeto”. Entre los criterios éticos que propone están, por ejemplo, “analizar las prácticas especulativas que buscan una rentabilidad máxima a corto plazo, revisar los sistemas de remuneración y gratificación de los directivos de entidades financieras, y aplicar los medios necesarios para una mayor trazabilidad, organización y distribución del dinero”.
