Benedicto XVI podría visitar Tierra Santa en mayo de 2009

La Santa Sede confirma que mantiene contactos diplomáticos para concretar este “deseado” viaje

(Antonio Pelayo– Roma) En el Vaticano no les ha hecho ninguna gracia que un periódico israelí les haya obligado a hablar antes de lo previsto del proyectado viaje de Benedicto XVI a Tierra Santa en mayo de 2009. Se les ha quemado la posibilidad de que fuese el propio Papa quien hiciese el anuncio de su visita a Jerusalén y Belén el día de Navidad o a comienzos de año. La filtración al periódico -se piensa aquí- proviene de fuentes gubernamentales, aunque no tengan prueba alguna para sostenerlo.

Lo cierto es que el jueves 27 de noviembre el diario Haaretz daba con gran relieve la noticia de que “El Papa visitará Israel y Palestina en mayo”, especificando que el viaje, tan deseado por Joseph Ratzinger, podría realizarse “en la segunda quincena del mes de mayo de 2009”. Asediado por las llamadas telefónicas de numerosos corresponsales, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede se vio obligado a medio confirmar la noticia: “Están en curso contactos a nivel diplomático -dijo el padre Federico Lombardi– para estudiar la posibilidad de realizar este viaje el año próximo”.

Siempre según el diario israelí, el presidente del Estado de Israel, Simon Peres, había reiterado por dos veces la invitación oficial ya existente al actual Papa para que, como sus predecesores Pablo VI y Juan Pablo II, hiciese una visita a los Santos Lugares de la tradición cristiana. La respuesta vaticana habría sido positiva pero limitada: se trata de una breve visita de dos o, al máximo, tres días, y el itinerario pontificio se limitaría sólo a Jerusalén y a Belén, en la Cisjordania gobernada por la Autoridad Nacional Palestina. Monseñor Antonio Franco, nuncio apostólico en Jerusalén y Palestina, tenía ya bastante avanzadas las negociaciones, tanto con el gobierno judío como con la ANP.

De esta visita se viene hablando desde el comienzo del Pontificado, puesto que Benedicto XVI no ha ocultado nunca su “deseo” de poder realizarla. Las últimas informaciones al respecto se produjeron el pasado mes de octubre en torno a las polémicas de nuevo puestas en circulación sobre la actitud de Pío XII frente a la shoah y al exterminio de los judíos por el nazismo. En ese contexto se llegó a afirmar que el Papa no podría visitar Israel mientras en el museo de Yad Vashem -donde Wojtyla estuvo en marzo del año 2000- se mantuviese una didascalia debajo de la foto del papa Pacelli, sobre la cual el representante de la Santa Sede en Israel ya ha manifestado sus objeciones.

El sábado 18 de octubre el padre Lombardi respondió a algunas informaciones sobre el particular no demasiado exactas, afirmando que “aunque sea relevante este hecho, no puede ser considerado como determinante de una decisión sobre un eventual viaje del Santo Padre a Tierra Santa, viaje que -como es conocido- está entre los deseos del Papa, pero que por ahora no ha sido concretamente programado”.

Consideraciones previas

Si podemos permitirnos interpretar los pensamientos de la Secretaria de Estado -que es la que en su momento tomará una u otra decisión-, aquí no parecen dispuestos a sacrificar los beneficios de una posible visita a Israel y Palestina por enrocarse en una defensa a ultranza de Pío XII, cuyo proceso de beatificación el mismo Papa ha decidido que no está aún maduro y necesita una ulterior reflexión, aunque esto no signifique en absoluto que no se defienda su memoria contra ataques injustos y contrarios a la verdad histórica.

Por otra parte, las relaciones diplomáticas entre Israel y la Santa Sede -cuyo acuerdo fundamental se firmó hace ya algunos años- siguen empantanadas en diversos puntos importantes, a pesar de las sucesivas reuniones de la comisión bilateral que debe desarrollarlas (la próxima sesión está prevista para los días 17 y 18 de diciembre), sin marginar la importancia que puede tener el contexto político de la visita, que no puede ser el de tensiones israelo-palestinas, ni mucho menos de amenazas terroristas.

Por fin, aquí se insiste en que el tercer viaje de un papa a Tierra Santa será muy diferente de los realizados por Pablo VI, en enero de 1964, y por Juan Pablo II, que en la primavera del año 2000 visitó Jordania, Jerusalén, Belén, Nazaret y otros lugares relacionados con la vida de Jesús, y en el curso del cual tuvo lugar su memorable momento de plegaria ante el Muro de las Lamentaciones, donde dejó escritas unas palabras de arrepentimiento por la actitud de algunos cristianos frente a la shoah.

Aunque la Iglesia no se deja condicionar por las circunstancias políticas, sigue con extraordinaria atención la evolución de las crisis. Benedicto XVI, el domingo 30 de noviembre a la hora del Angelus, se refirió a los “brutales ataques terroristas de Bombay en la India, y a los choques estallados en Jos, Nigeria”. El Papa los comentó con estas palabras: “Son diversas las causas y las circunstancias de esos trágicos acontecimientos, pero deben ser comunes el horror y la reprobación por la explosión de una violencia tan cruel e insensata. Pidamos al Señor que toque los corazones de quienes se engañan pensando que éste sea el camino para resolver los problemas nacionales o internacionales, y sintámonos todos empujados a dar ejemplo de mansedumbre y de amor para construir una sociedad digna de Dios y del hombre”.

Ese mismo día, con ocasión de la fiesta de san Andrés y en el habitual mensaje que le envía al patriarca ecuménico de Constantinopla, Benedicto XVI constataba que las relaciones entre católicos y ortodoxos “están entrando progresivamente en niveles más profundos”.

Una noticia que ha suscitado un cierto estupor en ambientes laicos ha sido la posible conversión al catolicismo, en el que habría sido bautizado, del filósofo eminente y fundador del Partido Comunista italiano, Antonio Gramsci (1891-1937). No es la primera vez que se afirma que en su lecho de muerte, en la clínica romana Quisisana, Gramsci habría reencontrado la fe de su infancia después de años de alejamiento de la Iglesia. El nuevo testimonio lo ha dado monseñor Luigi de Magistris, durante muchos años regente de la Penitenciaria Apostólica, basándose en lo que le contó una religiosa de Cerdeña -como Gramsci y De Magistris- que acompañó al enfermo en sus últimas horas y vio cómo recibía los últimos sacramentos. Otros testimonios, sin embargo, afirman que la cuñada del comunista italiano, la rusa Tatiana, habría impedido al capellán de la clínica, Giuseppe Ferrer, acercarse al enfermo ya casi agónico para confesarle y darle la comunión. El suyo, en todo caso, no sería tampoco el primer caso de conversión in extremis sobre el que se han expresado dudas, a veces bastante razonables.

Finalmente, del 1 al 5 de diciembre se reunía en Roma la Comisión Teológica Internacional, bajo la presidencia de su secretario general, el jesuita Luis F. Ladaria, nombrado antes del verano secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La ‘crema’ de los teólogos estudia el tema A la búsqueda de una ética universal. Nueva visión de la ley natural. Se esperaba con interés el discurso que pronunciaría, al recibirles en audiencia, su “colega”, el papa Benedicto XVI.

PLÁCIDO DOMINGO: “TUVE LA SENSACIÓN DE ESTAR CON UN SANTO”

El 28 de noviembre se presentaba en la Sala de Prensa de la Santa Sede el disco Amor Infinito, interpretado por Plácido Domingo y la Orquesta Sinfónica de Londres. Se trata de doce canciones cuyas letras son otros tantos poemas escritos por Karol Wojtyla. “Ante su extraordinaria humanidad, ante una personalidad tan fuera de lo normal, yo tuve la sensación de haberme encontrado no sólo con el hombre más grande que yo he conocido nunca, sino con un santo”, dijo el tenor español en una conferencia de prensa muy concurrida. En ella estaban Giampaolo Crepaldi, secretario del Pontificio Consejo ‘Justicia y Paz’, y Giuseppe A. Scotti, director de la Librería Editrice Vaticana, depositaria de los derechos de autor de los pontífices. 

El tenorissimo contó el origen del disco: la última vez que fue recibido en audiencia privada por Juan Pablo II, ya muy afectado por la enfermedad -era el año 2004-, Domingo le pidió si podía poner música a los textos salidos de la pluma del poeta y escritor llegado a papa. La respuesta fue positiva y ahí comenzó la difícil selección de textos wojtylianos que tuvieran un significado universal, como el amor de una madre por sus hijos, la lucha por la libertad, el éxtasis ante las bellezas de la naturaleza, etc. Luego hubo de convencer a algunos compositores para que escribieran una partitura convincente y digna y a algunos intérpretes que quisieran acompañar a Domingo en el disco (que contiene, en efecto, cuatro dúos con el tenor italiano Andrea Bocelli, la cantante Vanessa Williams y los niños cantores de Los Ángeles, Josh Groban y Katherine Jenkins). Plácido Domingo presentará el disco con una serie de conciertos en diversos países. Entre los tres primeros figuran México -el escenario será tal vez el Estadio Azteca-, la ciudad de Cracovia, tan ligada a la biografía de Karol Wojtyla, y Alemania.

En el nº 2.639 de Vida Nueva.

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