“Nuestros cantos quieren ser oración”

La Coral Interreligiosa por la Paz consolida su proyecto en Cataluña

(Texto y fotos: Glòria Carrizosa) Están concentrados, respiran hondo, miran al director, y empiezan a cantar el mantra budista de la compasión, una melodía cíclica, que aporta mucha paz. Pasados los nervios iniciales, siguen con el concierto, un canto tradicional zulú, que dice así: “Caminamos a pesar de las dificultades, con la confianza siempre puesta en Dios”. Siguen con el Magnificat de Taizé, el canto de alabanza de María, madre de Jesús, en el encuentro con su prima Isabel. La última pieza del concierto es el Dodili, una canción de tradición judía que celebra el amor, el encuentro entre los esposos, e invita a toda la naturaleza a festejarlo. Un canto que hace de contrapunto a la ilusión que tiene la coral de encuentro entre las religiones. Una gran apuesta por la paz desde la diferencia.

Ahora es el momento de los aplausos en el auditorio de la Pedrera de Barcelona, en un concierto promovido por la Fundación Caixa Catalunya, que apoya distintas iniciativas de diálogo intercultural. Los integrantes de la coral interreligiosa se sienten satisfechos de poder aportar este granito de arena, a través de la música, al acercamiento entre las distintas religiones.

La Coral Interreligiosa por la Paz, promovida por la Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso, nació en Barcelona, en 2007, pero es a lo largo de 2008 cuando el grupo se ha consolidado y ha empezado a aceptar invitaciones para participar en conciertos en beneficio de causas justas. Actuaron en la plegaria interreligiosa Euro Games y en la del Día Mundial de la Paz. Dentro de poco cantarán en la Oración por el Día Mundial del Sida, en la Fundación Casa del Tíbet, de Barcelona, el 27 de noviembre; y después están invitados por la Asociación ACAT, el 15 de diciembre, en una jornada en la que se leerá un manifiesto contra la tortura y la pena de muerte, en el oratorio de San Felipe Neri, en el barrió barcelonés de Gracia. Pero el gran reto de la coral es actuar en el Parlamento Catalán de las Religiones, que se celebrará durante el mes de junio de 2009, en Lérida. 

La coral, formada por veinte mujeres, y tres hombres -uno de ellos es pastor protestante- ha progresado de forma espectacular en tan sólo un año, y más teniendo en cuenta que para participar en la iniciativa no se piden estudios musicales, sólo que “el proyecto realmente convenza”, afirma su director Josep M. Gironell. “No se trata de la coral de una parroquia o de un centro cívico para pasarlo sólo bien con la música, sino que es un proyecto que va más allá, porque quiere subrayar este diálogo religioso en Barcelona y, con el tiempo, ampliar sus fronteras”. Según Gironell, pianista y profesor en la escuela municipal de música de Santa Coloma de Gramenet, “se trata de subrayar a través del canto, que apela a los sentimientos, que el respeto y la convivencia entre las distintas religiones es posible”. El reto es que la coral vaya aumentando en número -animan a la participación masculina y también a miembros de la comunidad judía y musulmana, que todavía no están presentes- y en calidad. En este segundo punto es muy importante la constancia y la implicación en el proyecto. Los ensayos son todos los lunes de 9 a 11 de la noche.

Superar prejuicios

Isabel Mercadé, profesora de Religión de Primaria en una escuela pública, forma parte de los grupos de diálogo interreligioso del Centro UNESCO y es una de las impulsoras de la coral. “Por la paz. Nos movió la idea de poder reunir en un solo proyecto: música, religión y tradición cultural. Sentimos un fuerte deseo de promover la paz desde la diferencia, en un mundo marcado por las guerras y el terrorismo. Desde la humildad sentimos que nadie tiene del todo la verdad, y que todos juntos debemos de buscarla”.

Maite Freixa y María Dolores Ceballos son dos amigas, católicas, a las que les gustó el proyecto por “la apertura a otras culturas, a otras lenguas, por aprender el significado de las canciones. Cantar en actos destacados nos aporta paz y esperanza en el ser humano”. María Dolores reconoce que nunca hubiera pensado que cantaría junto con una hare krisna, como es el caso de Chandra. “Actuar en la coral me ha permitido ser más tolerante, vivir de otra forma la espiritualidad”.

Chandranani, de la comunidad Hare Krisna de la Ciudad Condal, reconoce que “tenemos mala fama”, pero en la coral se ha sentido muy aceptada, y le gusta la idea de “buscar puntos de unión entre las religiones y no elementos de discordia”

La novicia Tashi Kadro, seguidora del budismo vajrayana, del monasterio del Garraf, está en el proyecto de la coral desde sus inicios. “Estamos en un primer eslabón del camino, falta profundizar más en las otras tradiciones”. Sabrina Sguberti, de la Universidad Espiritual Brahma Kumaris, es una de las últimas que han llegado. “Es una fantástica ocasión para abrazar a la humanidad entera. Cada uno tiene su medio para llegar a Dios, y la música es un vehículo muy bonito.”

Josep M. Gironell cree que sería importante poder realizar un concierto en una mezquita o sinagoga, a través de la mediación del Centro UNESCO. El director de la coral tiene formación musical clásica; por eso ha pedido asesoramiento a músicos como Halil Barcena, experto en sufismo (una rama del Islam), y Bakthi Das, de la tradición hinduista, “con quien estamos ensayando un mantra hindú, uno de los preferidos de Gandhi“. 

Para el músico, la razón de ser de la coral “no es actuar como una muestra folclórica; nuestros cantos quieren ser oración. Cuando cantamos, estamos en comunión con las distintas tradiciones”. Josep M. Gironell, para todos el alma mater de la coral, que transmite su entusiasmo por la música, está convencido de que en el futuro, la religión tiene que estar muy basada en el conocimiento, no sólo desde la explicación, sino un conocimiento vivido desde la emoción que despierta la música, presente en todas la culturas”.

Después de la música, el diálogo

La religiosa Pilar Claret, responsable de programas de la Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso, anima a las personas que integran la coral por la paz a que suban un peldaño más del camino y, después de esta primera experiencia musical, se animen a formar un grupo de diálogo interreligioso, que profundice en el valor de las aportaciones musicales y los cantos en las distintas espiritualidades y tradiciones religiosas. Ya hay algunos grupos funcionando, pero “no hay precedentes de un grupo de estudio a partir de la música”.

Isabel Mercadé propone que en el futuro se pague una pequeña entrada en algún concierto, para destinar los beneficios a proyectos solidarios.

A los miembros de la coral les gustaría actuar en otras ciudades. Para Dolores Ceballos sería un sueño cantar en Jerusalén, cuna de las tres grandes religiones monoteístas.

En el nº 2.637 de Vida Nueva.

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