Los sonidos de la vida religiosa

(Maite López Martínez) La vida religiosa ha dado y sigue dando muchos frutos de vida. Algunos de ellos nos llegan a través de la música. Cada vez es más frecuente encontrar autores e intérpretes de música cristiana que pertenecen a congregaciones e institutos de vida religiosa, algo que comienza a percibirse como lo que es: un auténtico servicio eclesial.

Basten algunos ejemplos (necesariamente pocos por la limitación de espacio): las Hermanas de la Consolación, que fueron de las primeras en entrar en el mundo discográfico, con una serie de obras dedicadas a la liturgia que son parte del repertorio de muchas comunidades; los maristas, que impulsaron el grupo Kairoi; los monjes del Monasterio de Silos, con su magnífica manera de interpretar el gregoriano. Otros religiosos (más que religiosas) se han lanzado en solitario para desarrollar sus talentos en este sector: Joaquín García de Dios, jesuita y reconocido pedagogo, que se ha especializado en música para niños y cuya obra más popular (Pasito a pasito) sigue siendo un clásico utilizado de generación en generación; el dominico Vicente Muñoz, autor de música litúrgica, o el salesiano Guzmán Pérez, joven cantautor con un estilo juvenil, comprometido y solidario. Pero si algún grupo musical destaca actualmente dentro de la vida religiosa es Ain Karem, formado mayoritariamente por Carmelitas de la Caridad (Vedrunas). Ellas han intuido la tremenda fuerza de la música unida a la Palabra y el silencio. Dedicadas por opción a la pastoral de la música, se han ido haciendo con la popularidad y cariño de la gente. Su último disco, recién salido del horno (Con Él la fiesta empezó) suena fresco, dinámico, profundo, sencillo. Como el buen vino, el grupo va mejorando con el tiempo. Nuevas canciones alegres y dinámicas, perfectas para celebrar la vida y la fe.

En el nº 2.636 de Vida Nueva.

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