Sólo quiero caminar
(J. L. Celada) Hace 13 años, dejábamos a Gloria Duque (una inolvidable Victoria Abril) enterrando a sus muertos, un esposo en coma y una suegra suicida. Trágico final que, sin embargo, abría una ventana a la esperanza, porque la sufrida viuda del banderillero parecía presta a enmendar el rumbo de su vida, siguiendo el insistente consejo de aquella curtida anciana interpretada por Pilar Bardem: “Sé fuerte”.
Pero el paso del tiempo nos ha devuelto a una mujer que no se reconoce en la luchadora de entonces; mucho menos en alguien que busca plantarle cara al futuro dignamente.
En realidad, tanto da, porque Sólo quiero caminar ni es la secuela, ni la segunda parte de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto; la presencia de un personaje común apenas es “un guiño”, como reconoce el padre de ambas producciones, Agustín Díaz Yanes. Mejor así. Su nuevo trabajo saldría malparado de cualquier comparación con la que fue su opera prima como realizador, más aún cuando ahora el espectáculo de las imágenes y su poder hipnótico ha sofocado la emoción y el sentimiento que despiertan las palabras.
Tras estas obligadas puntualizaciones, es de justicia destacar, no obstante, que Díaz Yanes regresa al thriller, género al que imprime un envidiable ritmo narrativo y una insólita garra visual. Si, además, cuenta con un reparto estelar (junto a la citada Victoria Abril, el mexicano Diego Luna, Ariadna Gil, Pilar López de Ayala o Elena Anaya), no resulta difícil suponer que su propuesta más reciente constituya también un ejercicio fílmico nada desdeñable.
Aunque con esporádicas incursiones en el sur de España, patria de sus cuatro chicas protagonistas, el director y guionista traslada esta violenta historia de atracos y venganza a México, un país donde hoy la vida vale cada vez menos, y a unos escenarios en los que la mujer sobrevive de rodillas a la amenaza masculina de la agresión sexual y/o el tiro en la cabeza. Así, a caballo entre el western moderno (versión femenina del Grupo salvaje de Peckinpah) y el filme noire de matón con principios (Diego Luna convertido en el Alain Delon de El silencio de un hombre), esta cinta nos regala momentos tan intensos como -a ratos- inverosímiles.
Poco o nada sabemos del origen o de las razones que mueven a muchos de los seres que pueblan este infierno. Sí presentimos, por el contrario, su destino; pero mientras llega, Sólo quiero caminar acompaña con elegancia y dolor su azaroso periplo. El miedo a reír, a llorar, a sentir… ha paralizado sus cuerpos, cadáveres andantes que acaban sucumbiendo a los duros tragos de un mundo hostil, ésos que queman como vaso de tequila y calan hasta lo más hondo como la peor cornada.
Ármense de valor, estómago y ganas de disfrutar, y, sin volver la vista atrás, aprovechen para reconciliarse con Díaz Yanes. Él ya lo ha hecho con el buen cine.
FICHA TÉCNICA
TÍTULO ORIGINAL: Sólo quiero caminar
GUIÓN Y DIRECCIÓN: Agustín Díaz Yanes
FOTOGRAFÍA: Paco Femenía
MÚSICA: Javier Limón
PRODUCCIÓN: José Manuel Lorenzo, Eduardo Campoy, Pablo Cruz
INTÉRPRETES: Diego Luna, Victoria Abril, Ariadna Gil, Pilar López de Ayala, Elena Anaya, José Mª Yazpik.
En el nº 2.636 de Vida Nueva.