El milagro cubano

El cuerno de la abundancia

(J. L. Celada) La novela picaresca española del siglo XVI nos enseñó que las penurias agudizan el ingenio, un hecho que, a estas alturas del nuevo milenio, pueblos como el cubano siguen poniendo de manifiesto a diario. Pero no sólo eso. Desde la isla caribeña nos llegan a menudo pruebas de que esa necesidad hace milagros o, al menos, invita a creer en ellos. Y el cine, feliz confirmación de cuanto decimos, es también un excelente escaparate y altavoz para transmitir al mundo el coraje de quienes siguen aguardando ilusionados que se cumpla todo aquello que imaginaron alguna vez.

La última muestra de este empeño -convertido ya casi en filón inagotable- lleva por título El cuerno de la abundancia, y se la debemos a Juan Carlos Tabío. No podía ser de otro modo. Él ha sido quien, junto al difunto Tomás Gutiérrez Alea, ha sacado adelante algunas de las producciones más recordadas de aquel país en las dos últimas décadas: Fresa y chocolate (1994), Guantanamera (1995) o Lista de espera (2000).

Como en anteriores ocasiones, el director y guionista vuelve a idear una historia entre la fábula y la farsa, la de toda una localidad que se lanza a la caza y captura desesperada de una supuesta herencia. La condición para aspirar a tal fortuna es acreditar el parentesco con las generosas donantes, y un apellido de dudosa grafía es su único aval.

Así, con el aliciente de la riqueza fácil como motor del relato y la narración en primera persona de su protagonista (el ya habitual Jorge Perugorría), el realizador habanero regresa al universo que mejor conoce: el de la comedia costumbrista y su retrato coral de unas gentes -ellas sí- que encarnan el verdadero milagro cubano. Porque, ilusos o miserables, los personajes de esta cinta ponen nombre, vida y color a la dignidad, la misma que durante medio siglo lleva sobreponiéndose al embargo, a la presión estadounidense y al propio régimen castrista.

Aunque con premisas y recursos conocidos (lo cual, sin duda, resta originalidad a la propuesta), El cuerno de la abundancia no pierde en ningún caso la frescura que le otorgan sus altas dosis de realidad. Anhelar una nevera o un poco de intimidad resulta tan tierno como estremecedor en estos tiempos que corren, pero ofrece una idea bastante precisa de cómo se cotizan los sueños en la patria de la revolución. Posiblemente, a un precio semejante al que Berlanga dispuso para los habitantes de Villar del Río en Bienvenido Mr. Marshall, cuando vieron pasar de largo la comitiva americana.

No es ésta -ni muchísimo menos- la mejor creación de Juan Carlos Tabío, pero que Cuba siga arrancándonos una sonrisa con sus pequeños prodigios merece todo nuestro respeto y admiración. Tampoco es fácil hacer del cine un estandarte de libertad, y el equipo de esta película lo ha vuelto a lograr.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: El cuerno de la abundancia

DIRECCIÓN: Juan Carlos Tabío

GUIÓN: Arturo Arango y Juan Carlos Tabío

FOTOGRAFÍA: Hans Burmann

MÚSICA: Lucio Godoy

PRODUCCIÓN: Gerardo Herrero, Camilo Vives, Mariela Besuievsky

INTÉRPRETES: Jorge Perugorría, Enrique Molina, Paula Alí, Yoima Valdés, Laura de la Uz, Annia Bú, Tahimi Alvariño, Vladimir Cruz, Mirtha Ibarra

En el nº 2.635 de Vida Nueva.

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