Donar órganos, un gesto de amor fraterno en favor de la vida

Nota del Episcopado brasileño apoyando una práctica en consonancia con el Evangelio y el Magisterio

(Graziela Cruz– Brasil) Unas 70.000 personas que en Brasil aguardan en lista de espera para un transplante de órganos acaban de recibir el importante apoyo formal de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB, en sus siglas en brasileño), a través de una nota hecha pública a finales de septiembre, en la que los prelados esclarecen la posición de la Iglesia católica sobre la donación de órganos. “Vemos en la donación voluntaria de órganos un gesto de amor fraterno en favor de la vida y de la salud del prójimo. Es una prueba de solidaridad, grandeza y espíritu de nobleza humana”, afirma el texto, firmado por el presidente del Episcopado y arzobispo de Mariana, Geraldo Lyrio Rocha, y por el secretario general y obispo auxiliar de Río de Janeiro, Dimas Lara Barbosa.

La decisión episcopal de promover la donación de órganos por parte de las familias brasileñas se debe a la relevancia social del tema y, sobre todo, al elevado número de personas en las listas de espera para transplantes. Los obispos recuerdan que la posición de la Iglesia está recogida en el Catecismo, que califica como “legítima y meritoria” la donación gratuita de órganos después de la muerte. Recuerdan que la misma idea está reflejada también en la encíclica Evangelium Vitae (EV 86). En otra parte del documento, los obispos brasileños defienden que la donación de órganos no es contraria a la fe cristiana en la resurrección final, pues “Dios da vida a los muertos y llama a la existencia lo que antes no existía” (Rm 4, 17). La misma nota recuerda también las palabras de Juan Pablo II durante el 18º Congreso Internacional sobre Transplantes de Órganos: “La donación de órganos es una decisión libre de ofrecer, sin recompensa, una parte del propio cuerpo en beneficio de la salud y del bienestar de otra persona” (Roma, 29 de agosto de 2000).

La jerarquía católica brasileña manifiesta su solidaridad con los miles de personas que esperan recibir algún órgano para su supervivencia, recuperación y salud. “Animamos a las personas y, especialmente, a las familias a que -libre, conscientemente y con la debida protección legal- donen órganos como gesto de amor solidario en consonancia con el evangelio de la vida”, subraya el documento episcopal, al tiempo que llama la atención sobre los “principios éticos” que deben orientar esta práctica.

Los pastores recuerdan, finalmente, que la moral católica considera lícita no sólo la donación de órganos, sino también los transplantes, la donación de sangre y de médula ósea.

Actualmente, en Brasil, para ser donante de órganos después de la muerte, no es necesario dejar nada por escrito en ningún documento. Basta con comunicar a la familia el deseo de donar, hecho que se produce tras la perceptiva autorización familiar. La ley determina, además, que la familia tiene el derecho de decidir la donación de órganos de la persona en estado de muerte encefálica, y será el Sistema Nacional de Transplantes quien decida sobre el destino de los órganos y la organización de las listas de espera, para evitar tentativas de comercio de órganos. Cabe decir que los donantes pueden ser también personas vivas, las cuales sólo pueden donar aquellos órganos que no afecten las funciones que requiere el organismo para mantener un buen estado de salud.

BAJAN LOS DONANTES, CRECEN LAS PETICIONES

Actualmente, existen en Brasil cerca de 70.000 personas en lista de espera aguardando un transplante. En 2007, la Asociación Brasileña de Transplantes de Órganos (ABTO) divulgó cifras que muestran que el número de donaciones ha bajado. El índice nacional de donación de órganos y tejidos fue de 5,4 donadores por cada millón de habitantes en ese año, inferior al de 2006 (5,8), 2005 (6,4) y 2004 (7,6). Pese a practicarse cerca de 20 transplantes al día, la lista de espera ha crecido a un ritmo de al menos 10 inscripciones diarias.

Desde que en 2001 entró en vigor la Ley federal de donación y transplantes de órganos, se han practicado más de 100.000 transplantes: 40.000 de órganos sólidos (corazón, pulmón, hígado, riñones y páncreas) y 60.000 de tejidos (exclusivamente córneas). No han sido computados médula ósea y otros. En este período, casi el 60% de los transplantes renales se realizaron con donantes vivos, uno de los índices más altos del mundo.

Pese a todo, todavía se produce un desperdicio de casi el 60% de órganos que podrían ser empleados en transplantes, bien por la falta de notificación del diagnóstico de muerte encefálica a las Centrales de Transplante en cada estado de la federación, o por la desinformación e incomprensión de muchas familias para autorizar la extracción de órganos de un familiar con muerte cerebral.

En el nº 2.631 de Vida Nueva.

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