(Vida Nueva) El presidente del Episcopado de Colombia ha defendido el derecho a la vida como “un derecho fundamental y universal” y, según la Constitución, un “derecho inviolable”, en respuesta al proyecto de ley por el cual “se reglamenta la práctica de la eutanasia, del suicidio asistido y el servicio de cuidados paliativos”. Porque “no todo lo que es legalmente permitido -dice- es moralmente lícito”.
En un comunicado difundido el 22 de septiembre, el también arzobispo de Barranquilla, Rubén Salazar Gómez, sostiene que “el hombre no tiene ningún derecho sobre su vida ni sobre la vida de los demás” y que “la dignidad humana es invariable”.
“La muerte natural y serena es el fin deseable de toda vida humana”, reconoce, por lo que cree “legítima la lucha contra el dolor y la renuncia voluntaria a recibir tratamientos inútiles, desproporcionados y demasiado costosos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia”, aunque aclara que “no es lícito interrumpir las curas normales debidas al enfermo en casos similares”.
Tras ratificar el rechazo eclesial a la eutanasia, cuando “implica la decisión de anticipar el final de una vida que la enfermedad o la vejez parecen haber convertido en insostenible”, Salazar advierte que es “contrario a la ética y socialmente desorientador legislar sobre la supresión de las vidas humanas inocentes”.
