Levada pide ‘diálogo’ ante el anuncio de la ley del aborto

El prefecto de Doctrina de la Fe dice en Santiago que no se trata de una cuestión ‘meramente política’

(José Lorenzo) Fue el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a Santiago de Compostela para hablar sobre La Palabra al servicio de la fe y, desde la ciudad del Apóstol, resumió, con una palabra, los sentimientos que le producía el anuncio del Gobierno socialista de preparar una nueva ley del aborto: tristeza.

Acompañado por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, Levada mantuvo un encuentro con los periodistas antes de su conferencia pública en la iglesia de San Martín Pinario. Allí, evidentemente, los periodistas le preguntaron su parecer sobre el anuncio de la nueva normativa efectuado unas horas antes por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído (más información en el artículo de José Ramón Amor Pan). Y el cardenal les aseguró que la iniciativa le “entristece porque es un signo de que la visión de la vida creada, la preciosa dignidad de cada persona que comienza con la concepción, no está en la base de un tal proyecto”.

El aborto, añadió Levada, “no es una cuestión meramente política, sino algo religioso y cultural que tocas las raíces del género humano”, y recordó la encíclica Evangelium vitae, de Juan Pablo II, para apuntar que en ella se encuentran “muchos puntos para un diálogo”. Porque, continuó, se trata de un tema “que merece un diálogo cordial y profundo con mayor atención a toda la historia de la cuestión de la vida y la fe”.

Prudencia en la CEE

Al cierre de esta edición, las palabras del cardenal de curia eran las que con más claridad se habían referido al polémico anuncio de la ministra socialista, quien remitirá al Congreso la nueva ley en el primer semestre de 2009. En el seno de la Conferencia Episcopal reinaba la prudencia y, en vísperas de la reunión de su Comité Ejecutivo, el día 11, no se contemplaba la posibilidad de una nota de respuesta a la iniciativa gubernamental, al menos hasta tener datos más concretos sobre la nueva ley.

Sí respondió, en un tono también moderado, unos días antes, el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, ante las afirmaciones, poco prudentes y mitineras, del presidente Rodríguez Zapatero, que tachaba de hipócritas a quienes se oponen al aborto. Tono en el que abundó el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, quien, resucitando el estilo “guerrista”, aseguró que, con respecto a esa ley, “nadie nos va a parar”.

Sí hubo reacciones por parte de parte de organizaciones provida y del Foro Español de la Familia que, aunque no se reconoce como una entidad católica, sus miembros son a menudo consultados por una parte importante de la jerarquía episcopal. Así, la Federación Española de Asociaciones Provida demandó al Gobierno “un debate serio y real en el que debieran participar personas sin intereses económicos ni políticos en la práctica del aborto”, y abogó por “corregir la pretensión de convertir los delitos en derechos”. El Foro, por su parte, se erigió en “la voz de aquellos a los que el Gobierno no quiere escuchar ni atender en esta cuestión: los no nacidos e indefensos ante la legalización del aborto”.

La más contundente, sin embargo, ha sido la plataforma Hazteoír, muy combativa con el Gobierno de Zapatero en su anterior legislatura. Y parece que está dispuesta a repetir a lo largo de ésta. Así, ya ha anunciado “una gran movilización social” contra la ampliación del aborto y su presidente, Ignacio Arsuaga, ha advertido que “será la próxima gran batalla por los derechos civiles en España”.

ZAPATERO, EN LA MISMA PIEDRA

Hace ahora un año, la economía crecía al 4% y el Gobierno incluso fantaseaba con el pleno empleo tras una bonanza económica de casi tres lustros. Hoy, rozando la recesión, con el proyecto estrella de la Ley de Dependencia aún por cocerse, anuncia una nueva ley del aborto. Y lo hace pocas semanas después de afirmar que la sociedad española aún no está madura para abrir una reflexión sobre este tema y el de la eutanasia que, además, se recalca, necesita de un amplio consenso.

De esta manera, el presidente Zapatero tropieza con la misma piedra de la anterior legislatura al tratar de presentar como derechos irrenunciables temas sobre los que apenas hay demanda social ni, desde luego, consenso. Aunque da la impresión de que el nuevo tropezón que se vislumbra en esta nueva legislatura es más bien intencionado, un pasar del “con la Iglesia hemos topado”, a un “¡Topemos con la Iglesia!”.

Zapatero, consciente o inconscientemente, está dando más motivos para que la visita del Papa a Madrid, en 2011, previsiblemente con la nueva ley del aborto ya en marcha, se convierta en una prueba de reafirmación de la catolicidad de la mayoría social en España.

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