La Biblioteca de Alejandría, a un ‘clic’

Google, la UE y la Unesco harán realidad el sueño de la biblioteca universal

(Juan Carlos Rodríguez) La Biblioteca, ya desde Alejandría, es el faro del saber, la bahía en donde se han resguardado la memoria, el conocimiento y la continuidad de la historia. Un edificio en el que se citan coherentemente los libros que han sobrevivido a la insidia y sobre los que se ha construido la modernidad. Un templo que afronta una revolución ptolemaica y camina hacia una “biblioteca de la totalidad”. Lo que Jorge Luis Borges imaginó como la biblioteca de Babel.

Con la extensión planetaria del ciberespacio ha renacido la vieja pretensión de reunir todo el conocimiento generado por la Humanidad. Esa biblioteca del futuro, sin muros, es ya del presente. Está siendo erigida en un “lugar donde todos los textos pueden ser convocados, reunidos, leídos”: la pantalla del ordenador. Ese lugar que, como dice Roger Chartier, “hace coincidir, como soñaban los biógrafos del Renacimiento, la particularidad del lugar en donde se encuentra el lector y la universalidad del saber del que éste puede adueñarse”. Tres grandes “bibliotecas universales” están a punto de ser ya una realidad, después de arranques, más o menos, dubitativos: entre las tres, pondrán en la Red con libre acceso más de treinta millones de títulos en los próximos años. El mito del “mundolibro” se hace real.

Google Books Search

Google Books Search, nacido en 2004 como Google Print, surgió para poner a disposición del público en la Red los fondos de la Biblioteca Pública de Nueva York y de universidades como las de Stanford, Harvard y Oxford. A éstas se les fueron uniendo diversas instituciones académicas de todo el mundo. Entre ellas, la Biblioteca de Cataluña y la Universidad Complutense de Madrid. Editores y autores, no sólo de España, se han opuesto a la pretensión de Google de poner a disposición en la Red “todos los libros del mundo”, unos 15 millones según la estimación del buscador. El derecho de autor, de momento, lo impide, aunque Google habla ya de 8 millones de libros disponibles. Lo cual introduce un sesgo inquietante: que la cultura libresca más reciente -la sujeta a derechos- quede relegada ante una cultura digital que, paradójicamente, se refugia en los libros del pasado. El debate tan sólo ha comenzado.

La expansión del saber no tiene límites. Así lo subraya el ‘manager’ de Google Books Search Library Partnership, Ben Burell, al explicar su objetivo de crear la gran biblioteca mundial digitalizada. “Pretendemos digitalizar todos los libros del mundo y hacerlos accesibles a toda la sociedad”, explicó hace pocos días en los cursos de verano de la Universidad Complutense. La digitalización que propone Google permitirá buscar cualquier libro en la Red haciendo un solo ‘clic’, descargárselo, si es de dominio público, o si el autor ha dado el consentimiento.

En un futuro próximo se ofrecerá un servicio denominado ‘My library’, a través del cual cada usuario podrá elegir sus libros favoritos y tener su propia colección digital. En estos momentos, Google Books es consultable y permite acceder de forma simple al contenido de miles de libros.

La Biblioteca Digital Europea

Tras el llamamiento en el año 2005 a los jefes de Estado y de Gobierno de varios países europeos, a petición del presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, Jean-Noel Jeanneney, la UE ha impulsado y fomentado el incremento de políticas de digitalización del patrimonio literario y científico nacionales, pensando en unirlos en la Biblioteca Digital Europea, en una respuesta política a la iniciativa de Google.

Ése fue el germen de Europeana, el nombre de la futura Biblioteca Digital Europea que impulsó el Gobierno francés. En 2010 contará con más de seis millones de libros, películas, fotografías y otros documentos de países de la Unión Europea. Lanzará su prototipo en noviembre de 2008.

La biblioteca europea tiene el apoyo de Alemania, España, Hungría, Italia y Polonia. El año pasado, 23 bibliotecas públicas europeas ya se habían adherido al proyecto. Por otra parte, como le está sucediendo a Google, el proyecto ha provocado la reacción de los gremios editoriales, que consideran que pueden perjudicarse los derechos de autor y de propiedad de las ediciones digitalizadas. El rechazo ha abierto un intenso debate en el seno de la Comisión Europea, decidida a readaptar el derecho de autor a la realidad digital, estudiándose, de momento, la aprobación de una cláusula de “uso justo”, similar a la que existe en la normativa norteamericana; restringir el período de protección; conceder a las bibliotecas el derecho a copiar, digitalizar y catalogar sus fondos y presentarlos en su sitio de Internet. Así como ­crear un derecho de préstamo digital acompañado por un mecanismo de remuneración, idéntico al “canon bibliotecario”.

El portal ya es consultable y cuenta con unos primeros fondos digitalizados de varios países, entre los que destaca la colección ‘Gallica’ (Biblioteca Nacional de Francia). España va a colaborar por medio de la Biblioteca Nacional, que coordina varias iniciativas españolas entre las que cabe destacar la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, creada en 1999 por la Universidad de Alicante, que cuenta con 30.000 registros bibliográficos, de los cuales la mitad son libros completos.

Y, sobre todo, la denominada Biblioteca Digital Hispánica, con 10.000 obras ya en la Red y 200.000 previstas en 2012 de los propios fondos de la Biblioteca Nacional, una ambiciosa aventura que ha permitido a la institución tender puentes con la sociedad, poniéndose al alcance de casi todos desde el pasado mes de enero. Y con usuarios procedentes de 80 países, de latitudes tan diversas como los Estados Unidos -segundo país en visitas después de España-, Suecia, Marruecos y Perú. El top ten de los títulos más buscados, entre libros e imágenes, está encabezado por las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio; el Beato de Liébana, la edición príncipe de El Quijote (1605), y la Mujer desnuda con un espejo, de Goya.

La Biblioteca Digital Mundial de la Unesco

La Unesco y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos firmaron en octubre de 2007 un acuerdo para la creación de una Biblioteca Digital Mundial, que digitalizará materiales excepcionales y raros procedentes de bibliotecas e instituciones culturales del mundo entero, y que serán difundidos gratuitamente en Internet. La propia Unesco anunció que la iniciativa obedece “al propósito de promover el entendimiento entre las naciones y las culturas, de incrementar la calidad y diversidad de los contenidos culturales en Internet, y de fomentar la erudición”. Eso es: la idea es más que monumental. Y, en una segunda fase, será el depósito del “patrimonio digital”, que crece y se multiplica a diario.

Estamos de nuevo ante la palabra mágica: gratuidad. La Unesco y la Biblioteca del Congreso de EE.UU., fundada en el año 1800 y que posee 134 millones de libros y documentos en más de 450 lenguas, conservados en todo tipo de soportes y formatos, han anunciado que tan sólo ofrecerán libros y documentos de dominio público para evitar cualquier tipo de conflicto con los derechos de autor. La puesta en marcha será a finales de este año o principios de 2009, aunque aún en fase experimental. En cualquier caso, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos dispone ya de 11 millones de ítems digitalizados que estarán a disposición de quienes entren en la web de inmediato. De momento, ya se han sumado al proyecto la Biblioteca Nacional de Brasil, la Biblioteca Alejandrina y la Nacional de Egipto, y las Bibliotecas Nacional y Estatal de Rusia.

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