El Papa concede a Fernando Lugo la dispensa de su estado clerical

El ex obispo asumirá la presidencia de Paraguay el 15 de agosto

(J. L. Celada) Apenas dos semanas antes de que Fernando Lugo tome posesión como presidente de Paraguay, el ex obispo de San Pedro, una de las regiones más pobres del país, ha perdido oficialmente su estado clerical. En un caso sin precedentes en la historia de la Iglesia católica, el Papa ha tomado personalmente dicha decisión, según anunció el pasado 30 de julio el nuncio apostólico en Asunción, Orlando Antonini.

Un comunicado con esa misma fecha y firmado por el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, desvela que, “habiendo examinado cuidadosamente todas las circunstancias, Su Santidad Benedicto XVI ha concedido para él la pérdida del estado clerical, con la consiguiente pérdida de los derechos inherentes al mismo, dispensándolo al mismo tiempo de los votos religiosos hechos en la Sociedad del Verbo Divino, de la obligación del celibato y de las demás obligaciones que el estado clerical comporta”. Y es que “su aceptación del cargo de Presidente de la República del Paraguay –aclara– no es compatible con las obligaciones del ministerio episcopal y del estado clerical”
El Papa responde, así, al deseo de Lugo, que el 18 diciembre de 2006 solicitó formalmente la pérdida de su estatus clerical para presentarse a las elecciones presidenciales del pasado 20 de abril. La nota vaticana recuerda cómo “la Santa Sede, después de haber intentado disuadir a Mons. Fernando Lugo para que no se presentase como candidato a la Presidencia de la República [el propio cardenal Re le escribió una carta en 2006 pidiéndole “en el nombre de Jesucristo” que reconsiderase su intención de presentarse a las urnas], lo ha suspendido del ejercicio del ministerio sacerdotal”. Sin embargo, el mismo texto reconoce más adelante que “la reciente situación que se ha creado con la elección de Mons. Fernando Lugo como Presidente de la República del Paraguay exige volver a considerar, por el bien del País y para que se distinga claramente y de modo definitivo entre el cargo de Presidente de la República y el ejercicio del ministerio episcopal, la petición que se presentó en su día para que le fuera concedida la pérdida del estado clerical”.

La proximidad de su toma de posesión (15 de agosto) y los nulos intentos desde Roma por evitar que se metiera en política posiblemente haya acelerado la decisión del Papa, que a buen seguro tampoco quería mantener por más tiempo una situación incómoda, mucho más al tratarse del futuro presidente de un país con el que la Santa Sede mantiene fluidas relaciones diplomáticas.

El comunicado oficial concluye recogiendo la exhortación de Benedicto XVI a que Lugo sea “fiel a la fe católica en la que fue bautizado y a llevar una vida coherente con el Evangelio”. Desde la Nunciatura en Paraguay, mientras tanto, se confirma que la actuación en este caso responde “exclusivamente a razones canónicas y pastorales”.

El protagonista de todo este contencioso, por su parte, tras conocer su resolución, quiso “agradecer sinceramente a Su Santidad Benedicto XVI una decisión que no ha sido fácil”, reconociendo que “es una noticia esperada por mucho tiempo”.

Así las cosas, dado que la medida papal tiene carácter definitivo, para volver a desempeñarse como sacerdote, Lugo necesitaría una autorización especial del Pontífice. Una posibilidad que el mandatario electo no descarta, porque en su momento ya anunció que gobernará hasta el 15 de agosto de 2013 y después se planteará su vuelta al sacerdocio.

En cuatro años se sabrá. También la capacidad de maniobra de la Iglesia para recomponer una situación que, a día de hoy, se ha convertido en un hecho inaudito en la bimilenaria historia de esta institución.

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