El mundo actual necesita y espera una palabra de la Iglesia

El CELAM reflexiona sobre desarrollo social, cultural, económico y político de América Latina y El Caribe

(Texto y foto: P. David Gutiérrez– Director de la Oficina de Prensa del CELAM, Bogotá) El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) convocó en Bogotá, los días 24 y 25 de junio, el Seminario sobre Desarrollo Social, Cultural, Económico y Político de América Latina y El Caribe, que contó con la asistencia de 12 obispos y ocho expertos de distintos países. El objetivo fue reflexionar sobre los aspectos más relevantes de dichas áreas y cómo influyen en la labor pastoral de la Iglesia que peregrina en el ‘Continente de la Esperanza’. Estuvieron presentes por parte de la Presidencia del CELAM los monseñores Baltazar Porras y Víctor Sánchez, primer vicepresidente y secretario general, respectivamente, así como el presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad, el cardenal boliviano Julio Terrazas.

El primer tema lo presentó la Dra. Arlene Tickner, de la Universidad de Los Andes (Colombia), y versó sobre cómo influye la seguridad en las crecientes crisis de gobernabilidad e ingobernabilidad. Planteó que la seguridad es entendida hoy como “seguridad del Estado”, y señaló como posible vía de superación asumir el concepto de “seguridad humana”, donde Estado e instituciones deben brindar bienestar a los seres humanos, y no sólo centrarse en el bienestar estatal. Después analizó la seguridad doméstica desde las perspectivas de la crisis de gobernabilidad y la inseguridad ciudadana. El tema de la corrupción también fue tocado en la ponencia. Opinión compartida fue que desde la Iglesia no se le ha dado a este asunto la importancia que merece, y se pide que sea asumido pastoralmente para ayudar a los pueblos en la búsqueda de la seguridad humana en todos sus órdenes. En opinión de los expertos, el rol que puede jugar aquí la Iglesia es potencialmente muy alto, porque es de mediación social.

Crecer, no tener más

El segundo tema fue el desarrollo económico, y corrió a cargo del chileno Horacio Rodríguez. Partió de la idea de que el desarrollo no consiste en tener más bienes, sino en crecer para que las personas tengan lo que satisface las necesidades fundamentales. Comparó las características de los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, señaló que las estrategias para el desarrollo deben ser diversificadas y enfatizó en que una política para lograr el desarrollo debe ser el fortalecimiento de la educación. En la reflexión posterior a la ponencia, se insistió en el n. 474 de Aparecida, que plantea la búsqueda de un desarrollo alternativo integral y solidario.

El segundo día de trabajos se trató la cuestión cultural y la social. La Dra. Brenda Carranza, guatemalteca afincada en Brasil, tocó el tema cultural. Se refirió en términos generales a los efectos de las nuevas tecnologías, a la cultura del consumismo, a las consecuencias culturales de la violencia urbana y a los cambios sustanciales en el campo religioso. Dijo que la rapidez de los cambios tecnológicos influye en la manera de afrontar las relaciones entre nosotros mismos y con los nuevos instrumentos, creando nuevas sensibilidades. En cuanto a la cultura de la violencia, anotó que los medios de comunicación son potenciadores de la cultura del miedo: se difunde que todos somos enemigos. Y se preguntó cómo crear instancias para creer en las personas. La respuesta pasa por considerar lo genuino de la religión y su capacidad para construir vínculos con Dios y entre nosotros. De las intervenciones de obispos y expertos en el tema se concluye que debemos estar atentos a la realidad, con actitud de diálogo y comprensión para contribuir con los valores cristianos a la movilidad cultural de hoy.

El último tema, el social, fue expuesto por el Dr. Bernardo Barranco, de México. Como ruta de su intervención, propuso hablar del cambio de época, de la laicidad, el laicismo y la secularización. El cambio de época no es una moda, no es sólo un cambio de ideas, sino de prácticas cotidianas y de “sentidos comunes”, que tienen incidencia en lo político, lo cultural e incluso en las estructuras jurídicas de los países. Y señaló que estos cambios influyen de manera significativa en la estructura de identidad de las Iglesias. Se refirió al ascenso de gobiernos de izquierda y derecha en América Latina, y cómo en muchos de ellos hay participación de miembros formados en la Iglesia, aunque en todos hay políticas secularizantes, lo que llama a la reflexión. ­También hizo la distinción entre laicidad y laicismo. En las discusiones sobre el tema se planteó seriamente la encrucijada en la que está la Iglesia, con múltiples voces y a la que se busca relegar en su papel orientador. La propuesta es la de la renovación y la revitalización basadas en la fe en Cristo, y dar respuestas cautelosas pero inteligentes a la sociedad actual.

Compartir